6. Descubierto.

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Anthony Goldstein era el prefecto de Ravenclaw y como cada noche, estaba haciendo su ronda por el castillo.
- Realmente nunca pasa nada interesante por aquí. - Se dijo, mientras salía al patio, desde el cual se podía contemplar el campo de quidditch. Ser prefecto no era tan genial como parecía. Era bueno tener control sobre muchas cosas, pero le molestaba no tener el suficiente tiempo para estudiar.
Escuchó unos sollozos. ¿Quién podría estar allí a esa hora? Miró su reloj. Media noche en punto. Giró hacia el ruido y empezó a caminar sigilosamente.
Cuando llegó a la esquina vio que, subiendo las escaleras que comunicaban los terrenos con el patio, venía una chica con el cabello en su cara, aparentemente llorando. Rápidamente la interceptó.
- Hey, no deberías andar por aquí y menos a esta hora. Dime tu nombre y tu casa.
La chica levantó la mirada. Era Astoria Greengrass. Sin titubear, fue corriendo hacia ella y la atrapó en sus brazos antes de que colapsara.
Intentó despertarla de varias maneras, hasta con un enervate. No funcionó.
La levantó con un levicorpus y fue lo más rápido que pudo hacia la enfermería. La dejó en una camilla y fue a hablar con la señora Pomfrey.
Al cabo de unos minutos, la enfermera había terminado de revisarla, y le había dicho que todo estaba bien, tan sólo estaba agotada. Había pasado por un fuerte estrés. El chico le dio las gracias y pidió quedarse con ella el resto de la noche. Madam Pomfrey aceptó y salió del lugar.

Se sentía un olor extraño. ¿Qué era?
Astoria abrió los ojos y se demoró un poco en enfocar el lugar. Todo era demasiado blanco. Estaba en la enfermería.
No recordaba bien lo sucedido. Había ido con Malfoy al campo de quidditch, esté la había hecho enfrentarse a su mayor miedo y luego la había dejado sola. Se había quedado allí, tumbada, llorando. Después de mucho, se había levantado y juntando todas las fuerzas que tenía, había empezado a caminar, divagando hasta casi llegar al patio. Ahí terminaba. Vacío.
Su mirada se posó en un bulto a su lado. Era el prefecto de Ravenclaw, que al parecer, dormitaba en un sillón.
Sonrió.
Cuando Astoria llegó a Hogwarts ese año, se sentía algo desorientada, ya que no recordaba demasiado. Él fue la primera persona en hablarle.
- Hey, ¿Necesitas ayuda? Soy Goldstein. Anthony Goldstein.
La castaña estrechó la mano del rubio. Era alto, delgado, muy guapo. Sus ojos eran azules. No pudo evitar sentirse atraída hacia él.
- Hola, yo soy Astoria Greengrass.
- Ya sé quien eres. ¿No me recuerdas?
Ella fruncio el ceño. Sabía que lo había visto antes, pero no podía reconocer cuando.
- L-Lo siento, no recuerdo.
El sonrió. Merlín, vaya que era muy atractivo.
- 11 años, Flourish&Botts, tu cabello enredado en mi capa... ¿Ya recuerdas?
Ahora todo era claro. Él había sido su mejor amigo en Hogwarts en primer año. Pero habían perdido contacto poco después de su huida del país.

Regresó al presente. El chico se había despertado y estaba limpiando un poco de baba de su barbilla.
- Hola, tony.
El chico pegó un salto.
- ¿Piensas matarme del susto? - Dijo, poniendo una mano en su pecho dramáticamente. - ¿Ya despertaste?
- No, no he despertado, bobo. Hablo dormida. - Ella rió mientras él se acercaba y le daba un beso en la frente.
- Estaba muy preocupado por ti, pero la señora Pomfrey dijo que no era nada. ¿Qué fue lo que pasó?
- P-Pues... - La chica miró a otro lado, resolviendo si contarle o no. Qué más daba.
Empezó a relatar lo que pasó. Cada que pensaba en estar en el aire, un dolor en el pecho la invadía y rompía en llanto. Después de un rato, Anthony ya estaba enterado de todo.
- Le partiré la cara a ese hurón mal teñido.
- No, no lo harás. Él no sabía que yo me pondría así.
- Pero le dijiste que le tenías temor a las alturas. Te lastimó. No lo soportaré.
- Tranquilo. ¿Bien? No es su culpa. - La castaña no sabía porqué lo defendía. Tony tenía razón.
- No le haré nada, pero sólo porque tu me lo pides. Ven, te llevaré a tu sala común.
- Gracias, Tony. - Se levantó con facilidad y abrazó al chico. Él la tomó por la cintura y olió su cabello. Olía a flores. No reconocía exactamente que flores le recordaba, pero tenía la sensación de que a eso olía. A flores.
Se apartó un poco y observó con ternura las hermosas facciones de la chica que tenía en frente.
- Astoria.
Ella levantó la mirada. Ese verde esmeralda le volvía loco.
- Anthony. - Contestó.
Se miraron unos instantes, y con un poco de temor, Anthony se abalanzó hacia ella, besándola en los labios.
Tras algunos segundos, ella le siguió el beso.
Era algo que jamás olvidaría.
Corrijo.
Era algo que jamás olvidarían.

Invisible. (Drastoria) - TerminadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora