El lugar estaba limpio, y entraba mucha luz a causa de las grandes ventanas abiertas.
- Señorita Greengrass, en una hora partirán a Hogsmeade. - le informó la señora Pomfrey.
- Gracias. - Contestó, mientras terminaba su desayuno.
Había dormido en la enfermería, y ahora se sentía mucho mejor, aunque su voz estaba muy ronca, y le dolía hablar.
Se levantó y organizó un poco su cabello. Debía darse una ducha y cambiarse. Aún traía la ropa del día anterior.
Tras agradecerle a la enfermera, salió de allí y se dirigió hacia su sala común en las mazmorras.
Las últimas semanas habían sido las mejores. Sus amigos le habían contado que jamás habían visto a Draco comportarse de esa manera con una chica antes. Y esa era una buena señal.
Él la hacia sentir de una manera diferente. No como su ex, Oliver Wood, que de tanto pensar en quidditch, terminó colmándole la paciencia.
Tras pasar el muro y entrar a la sala común, vio que no habia nadie. Esperaba encontrar a Draco allí.
Suspiró, y siguió su camino.
Tras una media hora, ya estaba lista para irse, haciendo fila junto a los demás, esperando que Filch, el "conserje", los revisara para poder irse.
Seguía sin ver a Draco.
- Hey Tori, ¿Porqué tan distraída? - Preguntó Harry, que estaba abrazando a la menor de los Weasleys por la cintura.
- Estoy preocupada por Draco. No lo veo... Pensaba que saldríamos juntos a beber algo en Las Tres Escobas o algo así. - Respondió, mientras veía por quinta vez su reloj.
La fila avanzaba, y no había ni rastro del rubio. Al parecer no iria. Le tocó el turno a Astoria.
Filch revisó el contenido de su bolsa de piel y le pidió que le enseñara sus bolsillos.
Tras una ligera inspección, la dejó seguir.
- Oye Ron, ¿Quieres ir a beber algo? - Hermione iba tomada de la mano de su novio, Ron.
- Claro, hoy es el último día que venimos a Hogsmeade. - Contestó él, con nostalgia.
La castaña se quedó atrás del grupo. Al parecer todos tenían ya pareja, excepto ella.
<<Lo más seguro es que Draco no quiera nada serio. Nunca ha tenido nada serio. ¿Porqué sería yo la excepción?>>
Iba a seguir lamentándose de ello cuando sintió unas manos cubriendo sus ojos.
Sonrió. Era él.
- ¿Quién soy?
- Un hurón mal teñido - Se burló Astoria.
- ¡Hey! Te he dicho que no me digas así. - Reprochó, soltándola y dándole la vuelta para proporcionarle un gran abrazo. - ¿Estás mejor?
Ella se sonrojó un poco.
- Bueno, apartando el hecho de que me estas contagiando tu pestilencia al abrazarme, si, estoy mejor. Aunque me duele un poco hablar. - Afirmó con voz ronca.
- Esa es una buena noticia. - Draco esbozó una sonrisa torcida. - Y hay otra buena noticia. Hay algo que quiero decirte.
Astoria se emocionó. ¿Por fin le pediría que fueran algo? Llevaban varios meses saliendo, y últimamente eso era lo que más deseaba.
Recordaba cómo tiempo atrás se había dicho a si misma que jamás caería en las manos de ese baboso mujeriego.
Y allí estaba.
Enamorada.
Había leído en El Profeta que él estaría cinco años en Azkaban. No soportaría saber que él fácilmente se dejaría contaminar por la oscuridad en aquel lugar. Necesitaba darle una razón para mantenerse vivo.
- ¿Dime? - Contestó, finjiendo desinterés.
El rubio sacó de su bolsillo una pequeña caja rectangular y se la entregó.
- ¿Quieres ser mi novia?
No pudo reprimir una sonrisa.
Abrió la cajita y encontró adentro un precioso collar antiguo, que representaba la unión del Sol y la Luna.
- C-claro que si, Draco Malfoy.
Él sonrió y luego desvió la mirada, sonrojado.
- Espero que te guste el regalo. Pensé que te gustaría ya que... A mi también me gusta, y me he dado cuenta de que tenemos casi los mismos gustos.
- Merlín Draco... Aún no me lo creo... Te estabas demorando, ¿eh?
- Ya cállate, tonta.
- Nunca.
Sin importar las personas que estaban a su alrededor, o la "reputación" que debían cuidar, pasó sus brazos alrededor del cuello del rubio y le besó, desahogando todo lo que se había guardado por tantos meses. Él le respondía.
En ese momento, fue feliz.
Parecía como si Draco tuviera el otro extremo de su hilo rojo*.
- Sabes que te quiero mucho, ¿verdad? - Susurró la castaña, aún sin despegar sus labios de los de Draco.
- Lo sé. ¿Cómo no quererme?
Rió y le propinó un buen golpe en el vientre.
- ¡Merlín! ¿Porqué fue eso? - Gruñó, sosteniéndose la panza y recuperando el aire.
- Por egocéntrico. ¿Me lo colocas? - Preguntó, pasándole el collar.
Él lo tomó y se lo puso, aunque se demoró unos minutos ya que sus manos temblaban.
- Listo. Te ves hermosa.
- Lo sé. - Sonrió con arrogancia.
El rubio le dio un pequeño empujoncito.
- ¿Y eso porqué fue? - Espetó, ofendida.
- Por egocéntrica.
Los dos rieron.Tras un corto camino hacia Las Tres Escobas, Astoria había convencido a Draco de que se sentara con ella y con sus amigos.
El rubio estaba en la esquina más alejada de la mesa, deseando que lo tragara la tierra.
A su derecha, estaba la castaña riendo calurosamente, seguida de la comadreja y su novia la sangre sucia. Al otro lado, estaban la comadreja menor y el cara rajada riendo a carcajadas por la manera de comer de Weasley.
Suspiró. Le molestaba estar allí.
En realidad, no los odiaba como parecía. Él creía que eran demasiado para él. Creía que no merecía su amistad, por como los había tratado en el pasado. Pero claro, el disfraz de odio siempre funcionaba.
- Malfoy, ¿Quieres una cerveza? - Ofreció Potter.
Él se limitó a negar con la cabeza mientras se hundía más en su asiento.
Harry se encogió de hombros y siguió conversando alegremente con los demás.
- Draco. - Reprochó Astoria. - Deberías hacer un mínimo esfuerzo por convivir. Ellos por lo menos lo intentan, ¿porqué tu no?
- Te lo pondré de esta manera, Astoria. Si yo te invitara a salir a beber con Blaise, Theodore, Pansy, dime, ¿irías?
- P-Pues no, pero es distinto.
El negó con la cabeza.
- No lo es en absoluto.
Ella suspiró y un dije de tristeza cubrió sus ojos.
- Vale. Puedes irte si quieres.
- No lo haré. - Afirmó, acercándose más y poniendo las manos en la mesa. - Quiero verte feliz. Y si esto lo hace, sufriré lo que sea necesario. Bueno, no lo que sea necesario, si no lo que alcance a soportar. No creas que puedes ir mandand...
Ella le calló con un beso.
- Ya entendí, hablas demasiado.
Sonrió.Eran las 7 P. M. Y ya de encontraban de regreso en el castillo. La tarde no había sido tan mala como pensaba.
Se la había pasado burlándose de Weasley y de San Potter, y no había mencionado una sola vez el adjetivo "sangre sucia".
- Creo que me divertí. - Comentó el rubio, tomando suavemente la mano de Astoria.
- ¿Ves? Sabía que ibas a hacerlo. Y bueno, debo de admitir que yo también me divertí. Eres muy agradable cuando te lo propones, Draco.
Él sonrió levemente y luego miró al cielo. Probablemente esa fuera una de las últimas noches en que vería a la Luna. Sus ojos se llenaron de lágrimas y rápidamente las secó, esperando que Astoria no lo viera.
- ¿Draco? ¿Pasa algo? - Preguntó, preocupada.
- No, no es nada.
Siguieron su camino, en silencio.
Al llegar a la sala común, Astoria se lanzo en un mueble. Estaba agotada y le dolían los pies de tanto caminar.
- Creo que me iré a dormir, Astoria.
- Vale.
Él se acercó a darle un beso y ésta lo esquivó.
- Draco, ¿No confías en mi?
Él fruncio el ceño, confundido.
- Claro que confío en ti. ¿Porqué?
- Estás mintiendo. - Advirtió.
- ¿Qué te pasa? - Dijo, mientras se sentaba a su lado y la miraba sin entender.
- Mirabas nostálgico la noche... Tus ojos se llenaron de lágrimas... Y luego me dijiste que no tenías nada. ¿No confías en mi? - Preguntó de nuevo, dolida.
- Si lo hago, es sólo que... Es demasiado personal...
- ¿Demasiado personal? Entiendo. Ahora vete.
Él suspiró y se mordió los labios.
No quería lastimarla, y menos quería que pensara que él no confiaba en ella. Pero le costaba mucho abrir su corazón a otra persona. Aún así lo haría, por ella.
- La verdad es que... Sé que esta es una de las últimas Lunas que veré. En Azkaban sólo hay oscuridad. No podré disfrutar de momentos así de nuevo.
Ella tomó entre sus manos una de las pálidas manos del rubio.
- Tan sólo son cinco años. Mantente fuerte, ¿si? Yo estaré aquí, esperándote.
- Espera, ¿Qué?
- Lo que dije. Te esperaré. Te quiero demasiado como para dejarte morir allí. Te esperaré, Draco.
Él se soltó.
- No lo hagas. No pienso atarte a mi destino. Esta bien que seas mi novia pero... Si me voy a Azkaban, todo esto habrá terminado. Yo no puedo quitarte tu vida de esa manera.
- No es como tu crees Dra...
No la dejó terminar. El rubio se levantó y se fue de allí.
Había cometido un gran error. Había sido débil. Se había dejado cegar por sus sentimientos. Pero sabía que no podía ligarla a él. Debía alejarse cuando antes.
Era un completo idiota.
Entró a su cuarto y se tiró en la cama, golpeando el colchón con fuerza. Ahora Astoria lo odiaría. Pero sería lo mejor.
Lo mejor para ella.*El hilo rojo es una leyenda japonesa que relata la historia de una mujer que tenía un hilo rojo en su meñique y se dedicó a seguirlo. Pasaron muchos años, y al llegar hasta el otro extremo, encontró el amor verdadero. Su pareja ideal.
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Invisible. (Drastoria) - Terminado
FanfikceLa menor de los Greengrass. El heredero Malfoy. Familias "Poderosas" Mismo "nivel" Después de la guerra, todos regresan a Hogwarts. Quizás diferentes. Un extrañamente vulnerable Draco y una confiada Astoria se cruzan. Sentimientos irreconocibles se...