5 años después (Parte dos)

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Eran las 2 de la tarde y Draco estaba en su habitación, acompañado por Blaise Zabini y Theodore Nott.
- Ya ha pasado una semana, chicos. Ni siquiera vino a mi fiesta de bienvenida. - Se quejó Draco, lanzando fuertemente un cojín a la cabeza de Nott.
- Viejo, ¿no crees que quizás esté ocupada? - La excusó el moreno, mirando por la ventana como el día cada vez se tornaba más opaco.
Draco pensó en refutar pero no tenía ánimos. Ahora todos eran prácticamente adultos, cada uno había hecho su vida, y le dolía mucho ver como todos habían continuado y él no.
- No lo sé... Por lo menos una carta, ¿no crees?
Y aún habiendo salido de Azkaban, seguía sin sentirse vivo. Por más que intentará sonreír, no lo había logrado ni una vez.
- Malfoy, creo que debería irme. - Comentó Nott, levantándose y tomando su chaqueta de cuero. - Mi esposa me espera en casa, y bueno, sabes como son de gruñonas las Gryffindor.
Era cierto, su mejor amigo se había casado con Parvati Patil.
Se levantó del lugar donde estaba sentado y estrechó su mano, en señal de despedida.
Notaba como todos le miraban con lástima, así creyeran que él no se daba cuenta.
Pasada una hora, Zabini también se despidió y se fue.
Salió al mirador y apreció el deprimente panorama. El cielo estaba teñido de gris, y al parecer, una gran tormenta se avecinaba. Los arboles crujían por el viento azotador que les golpeaba.
El pálido cabello cayó en sus ojos y la delgada camiseta que llevaba hacía que el aire le diera de lleno.
Pansy se había casado con Anthony, su antigua competencia, y Crabbe era ahora un abierto homosexual. Cinco años parecían haber sido una eternidad. Nada era como lo recordaba.
- Señor, una mujer solicita su presencia.
Dante, el nuevo elfo, había llegado, sacándole de sus pensamientos.
¿Sería Astoria? ¿Por fin la vería?
Sus manos empezaron a temblar, ansiosas. Era lo que tanto había esperado.
Bajó a la sala de estar casi corriendo, tirando todo lo que se cruzara en su camino.
Al llegar, la decepción fue grande. No era Astoria pero, extrañamente, tenía sus mismos ojos esmeralda.
- ¿Draco Malfoy? Soy la madre de Astoria, Scarlett.
Él levantó una ceja, arrogante.
Necesitaba ocultar el hecho de que se sentía muy preocupado.
- Si, soy yo. ¿Necesita algo? - Preguntó secamente.
La mujer se acomodó un mechón de cabello tras la oreja. Tal y como Astoria siempre hacía al ponerse nerviosa.
- He venido porque...
Antes de que pudiera decir algo más, Narcissa apareció por las escaleras, mirándola despectivamente.
- ¿Qué haces aquí? - Cuestionó la rubia.
- Tu hijo necesita saber que...
- Él no necesita nada, ¿bien? Ahora vete, no queremos escoria en nuestra casa. Ja, después de todo lo que tu hija hizo y quieres que Draco la reciba con los brazos abiertos. Debes estar loca.
La castaña abrió la boca unos pocos centímetros, ofendida.
- ¿M-Mi hija? - Dijo, retrocediendo.
Él no sabía que pensar. ¿Porqué se hablaban así?
Muchas preguntas empezaron a invadir su mente, impidiéndole entender el resto de la conversación entre las dos mujeres.
Scarlett tenía las mejillas rojas. Intercambió unas cuantas palabras más con su madre y rápidamente se fue, muy herida.
- Madre... - fue lo único que logró articular.
Narcissa estaba alterada. Caminó hacia las escaleras y subió.
El chico se quedo desconcertado. No entendía que había pasado, y su mente ya había empezado a especular miles de conclusiones.
Rápidamente su madre regresó, ofreciéndole un ejemplar viejo de El Profeta. Él lo tomó y leyó la portada.
- Unos meses después de que te fueras a Azkaban, hijo, nos llegó la noticia de que Astoria estaba embarazada de un tal Oliver Wood. No quisimos saber más al respecto.
Draco se quedó paralizado.
En primera plana, aparecía Astoria tomada de la mano con un chico. Al parecer la foto había sido capturada sin que ellos se dieran cuenta.
Sus ojos no daban crédito a lo que veían. Unas gotas de sudor frío empezaron a bajar por sus mejillas. Su pecho quemaba.
- ¿Hijo?
- Estoy bien, mamá. Necesito tiempo solo. ¿Vale?
- Está bien. Entiendo. Sé que no era el momento apropiado para contartelo, pero jamás pensé que esa descarada podría aparecerse por acá. De tal palo tal astilla. Nunca debiste fijarte en esas víboras.- Contestó ella, abrazándole y dándole un beso en la frente.
Acto seguido, se retiró a su trabajo en el jardín.
Draco no lo creía posible.
¿Astoria?
¿Como podría haber hecho eso? Ella, la mujer a la que le había confiado todo, su vida, su intimidad, sus pensamientos, sus secretos... ¿le había traicionado? ¿Y de tal manera?
En ese momento, se sintió más solo que nunca.
Ya no había nada que le motivara a seguir adelante.
Sabía que no debía confiar en nadie. Su mente se lo había dicho años atrás.
Pero lo había ignorado.
Ahora veía las consecuencias.
Una histérica agonía empezaba a devorar su mente.
Se abrazó a si mismo con fuerza y enterró sus uñas en su costado con tanta intensidad, que rompieron su camisa y le hicieron sangrar.
Sintió como muchos insectos recorrían su cuerpo.
No lo soportaba. No quería más estar en ese cuerpo. No quería ser él. Nunca lo quiso.
Escuchó muchas voces. Escuchó a Astoria decir que le amaba. Escuchó a sus padres hablar de lo decepcionados que estaban de él. Escuchó las voces de un jurado declarándolo culpable. No podía más con ello.
De un momento a otro, todo fue silencio.
Empezó a caminar. Ya no importaba nada.
Astoria Greengrass...
Su madre tenia razón. Nunca debió de enamorarse de una víbora.
Muchos recuerdos empezaron a dibujarse en el aire. ¿Todo eso había sido mentira?
El dolor y la angustia lo dominaban. No pensaba en nada más.
Astoria, su única razón de vivir, por la cual había soportado torturas, malos tratos, encierros, y demás castigos, le había dado un golpe por la espalda.
Un golpe mortal.
Apretó la mandíbula con fuerza, reprimiendo un grito.
Se detuvo. Había llegado a los límites del terreno de la mansión. Un precipicio.
Miró hacia abajo.
Un sólo paso y sería libre.
Un paso y todo terminaría.
Sus ojos se posaron en una flor a su lado. Era una amapola, tirada y pisoteada en el suelo. Justo como se encontraba él.
- Te quise. - susurró.
Un segundo después, todo fue oscuridad.

Draco Malfoy había dejado de existir.

Invisible. (Drastoria) - TerminadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora