Invisible. (Drastoria) - Terminado

Epílogo

Ha pasado un año desde la muerte de Draco, o como yo lo llamo, el día que me quedé sin días.
La noche en que me enteré de la noticia, no podía creerlo. No me cabía en la cabeza. Draco se había suicidado, y según sus padres, era mi culpa. Oliver acudió rápidamente a mi casa, intentando consolarme. Lloré amargamente por muchas horas. Aún lo hago.
Cuando supe que estaba embarazada, no quise decírselo a nadie ya que tenía miedo. Mucho miedo. Ese tiempo, sólo Oliver, mi ex-novio, me apoyó.
Pero yo no le necesitaba a él.
Yo necesitaba a Draco.
Aún sigo sin saber como Rita Skeeter se enteró. A las pocas semanas, yo aparecía en primera plana. Decidí ir a hablar con los padres de Draco, pero no me lo permitieron. Según ellos no me merecía nada. Sufrí en silencio. Con ayuda de Hermione, registre a mi bebé en el ministerio. Era sangre pura.
En este momento, estoy arrodillada frente a la lápida del que debió ser mi esposo. Del que debió estar conmigo. Y que no estaba.
- Jodete, Draco Malfoy. Jodete por dejarme sola. ¿Qué no pudiste esperar un poco más? Aún así, sé que no es tu culpa. Azkaban fue demasiado para ti. - Las lágrimas caen a borbotones por mi rostro. - ¿Porqué diablos me dejaste? - Susurro, mientras dejo un ramo de amapolas sobre la superficie de la tumba.

Draco Malfoy
5 de Junio de 1980 - 01 de Noviembre de 2004
"Tu canción terminó, pero la melodía continúa."

Hay nieve a mi alrededor. Le da
un aire de purificación al lugar.
Todos los días vengo aquí, y le cuento lo que me pasa. Sé que puede escucharme. Muchas veces puedo sentir su presencia, y una tenue voz flota por el ambiente diciendo "te quise".
El día del funeral, asistí. Lucius y Narcissa Malfoy nunca se habían visto peor. Yo llegué un poco atemorizada, mientras sostenía la manito de mi pequeño. Ellos me miraron confundidos. Caminé y incline mi cabeza, en señal de reverencia. Narcissa miró con dolor al niño.
- No me digas, Astoria. - Se lamentó.
Yo asenti, al tiempo que cuatro brazos me cubrieron a mi y a mi hijo. Lloramos unánimes. Inconscientemente, todos teníamos un poco de culpa en lo que había pasado. Las cosas no habían salido de la mejor manera.
Aguarde hasta que todos habían dado sus ultimas palabras, y fui hacia el ataúd. Le vi.
- Abre los ojos, Draco. Dime que esto no es más que una de tus bromas... - Solloze. Se veía tan vivo... Su cara era pálida como siempre, y su cabello estaba pulcramente peinado. Nunca comprendí cuanto le amaba hasta ese momento. Quise tocarle. Quise besarle. Quise hablarle y decirle que todo estaría bien. Pero, ¿de qué serviría?
Poco después de eso, Oliver anunció su matrimonio con una francesa. Me alegré mucho por él. Fui a su boda, la cual estuvo maravillosa. Yo debí estar ahí con Draco.
Escucho una voz, al tiempo que unos brazitos me abrazan.
- Mamá, haz llorado demasiado por hoy. No lo hagas. No me gusta verte llorar.
Sonrío tristemente. Draco me decía exactamente lo mismo. Me giro hacia él y le acomodo la bufanda. Él me sonríe. Paso una mano por su cabello rubio pálido y se lo acomodo, ya que el viento hace que le caiga rebelde en la frente.
- Tan pronto tienes seis años, me haces sentir vieja, cariño. - le digo, mientras me levanto y le doy una última mirada al panteón. Estiro lentamente mis pies, fatigados por pasar cada día arrodillados sobre la nieve.
- Mamá, estoy seguro de que papá esta orgulloso de nosotros. - Afirma, mientras deposita una manzana fresca sobre las flores. - No estés más triste. Ayer soñé con él y me encargó protegerte. Y así lo haré.
Suelto un suspiro y tomo de la mano a mi hijo. Mis mejillas están rojas por el frío.
- Gracias. Te amo. - Susurro, y empiezo a caminar.
Al final, todo no era tan malo.
Draco no me había dejado sola como pensaba.
Él siempre estaría ahí, conmigo.
Siempre tendría una parte de él a mi lado.

Scorpius Hyperion Malfoy Greengrass era la prueba.