Un dolor insoportable atravesó toda mi espalda, lo que provocó que abriera mis ojos de golpe. Estaba tirado en el piso de mi habitación y Mateo sólo me miraba con la legua afuera, no entendía como mierda me había caído de la cama. Haciendo una mueca por el dolor hice lo que pude y me senté. Dudaba mucho que él fuese el culpable de la caída, por lo que busqué en mi habitación al culpable, hasta que mis ojos se posaron en los ojos de mi hermana.
-Lo siento, pero ya llegamos tarde por tu culpa, otra vez -Dijo con un vaso de leche en su mano -Apúrate, sino quieres que traiga agua fría -Me advirtió dejándome sólo con Mateo en mi habitación.
Me levanté del piso y me fui directo al baño. Mi hermana tenía la mala costumbre de despertarme de una manera muy extraña. Recuerdo que una vez me levantó con un balde de agua lleno de hielo, ese día recuerdo que la insulte tanto que no me hablo por toda una semana, desde ahí no me importaba lo que me hiciera, con tal que no atentara con mi vida, estaba bien.
Cuando salí del baño miré el reloj, el cual marcaban las seis y cincuenta ¿Cuál era el problema? El problema era que entrabamos a las siete y quince. No le di mucha vuelta al asunto y me empecé a cambiar a paso lento. Me encantaba hacer enfadar a mi hermana.
-Gabriel, apúrate. No puedo llegar tarde -Dijo dándole un golpe a la puerta con su pierna, o al menos eso pensé, ya que fue un gran golpe.
-Espera y me pongo el bóxer y el resto de las cosas -Sonreí mirando como Mateo empezaba a ladrar. Mi perro siempre apoyándome.
Cuando el reloj marcó las siete y quince salí de mi cuarto, no me peiné, ya que estaba acostumbrado a no hacerlo.
-Cuando mi papá me dé el pase, juro que me iré y lo aprovecharé -Dijo mi hermana cruzándose de brazos en el asiento del copiloto - ¿Por qué siempre te tienes que demorar? -Preguntó colocándose el cinturón.
-Tu y yo sabemos que papá aún no lo hará -Sonreí colocando en marcha el carro - ¿Por qué tú no me levantas temprano? -Contraataqué.
-Porque se supone que tú tienes que levantarte temprano -Gritó casi cogiéndose de los cabellos -Gabriel, si papá ve que siempre llegó tarde por tu culpa, si me va a dar el pase -Dijo guiñándome uno de sus ojos.
Tenía razón. Supongo que si llegaba tarde algunos días, no iba a ser tan malo.
-Vale tienes razón -Sonreí; mientras la veía cruzarse de brazos.
Después de aquello no dijo nada más, sabía que estaba enojada, pero aún así podía ver la sonrisa que trataba de ocultar. Esa niña era la única persona que quería, si alguien le hacía daño, era como firmar una sentencia de muerte.
Cuando llegamos al colegio Elsa salió disparada hacia adentro, ni siquiera espero a que parqueara el carro. Normal en ella.
La primera hora de clase ya había comenzado, por lo que en ocasiones no entraba a ellas. Además de que no me dejaban entrar en la mayoría de las veces.
Cuando entré fui directo a los casilleros, tenía que sacar los libros de la segunda clase, ya después vería donde iba a esperar, normalmente me sentaba en el jardín para fumar. Cuando llegué al casillero que tenía marcado el número ciento seis coloqué la clave y lo abrí. Me hubiese sorprendido ver un papel cayendo de éste, pero ya papelitos parecidos habían salido así semanas atrás, por lo que hice lo mismo que las demás veces. Lo bote. Realmente no me importaba lo que decía.
Con los libros de química en la mano me encaminé hacia el jardín y me senté debajo de uno de los árboles; mientras sacaba un cigarrillo de mi chaqueta. Enfrente de mi habían unos tulipanes de color rojo que estaban debajo de la ventana del aula de Física, del aula donde debería estar en este momento. Busqué con la mirada a Sebastián y a Jack lo cuales estaban hablando entre ellos, sin prestarle atención al profesor.
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Encontrarte es mi anhelo.
Teen FictionEl destino sabe como jugar, a veces es dulce, y otras veces nos tiene que dar duras lecciones. Siempre me gustó jugar, pero este juego era diferente, no era como los otros... Ella era el premio, tenía que encontrarla, pero lo que no sabia, era que e...