Apreté mi mandíbula con fuerza y dejé ir el aire que había estado reteniendo. Mi hermana me estaba contando un par de cosas de sus amigas, no es que no quisiera prestarle atención, sino que aquel recuerdo no había salido de mi mente desde que volví a la habitación del hospital. Además, estaba seguro que ya había escuchado hablar de su amiga Nina.
Estaba tirado en el suelo, ya que era al parecer la única cosa que no podía traspasar, mi hermana no dejaba de hablar, por lo que agradecía demasiado que no estuviera consiente, en ocasiones parecía un loro.
-Tengo que decirte algo, aunque papá dijo que igual te iba a decir -Dijo tocando mi mano.
¿Ahora que pasó?
-Mi padre tiene novia y al parecer es serio -Dijo haciendo una mueca con la cara -No me lo imagino con una mujer, hasta ya la llevó a la casa -Resopló quitándose un mechón de cabello de la cara.
Eso si que era una noticia que valía la pena contar ¿Por qué no me lo había dicho antes? Me levanté del suelo y me coloqué a su lado, aunque sabía que no me sentiría no me importaba, realmente la necesitaba.
-La abuela dice que no haga nada malo, creo que le agrada -Comentó encogiéndose de hombros -Al menos no se ve como una puta, pero eso no quiere decir que no lo sea por dentro -Dijo frunciendo el ceño.
Aún no conocía a aquella mujer, y ya le daba mi más sincero pésame, sabía que cuando a mi hermana no le caía bien una persona, podía llegar a ser muy fría y hasta hacer lo que fuera para que no se entrometiera en su vida. Ojalá no haya hecho nada malo.
Cuando me acercó un poco más a ella puedo notar que está un poco pálida, siempre se colocaba así cuando dejaba de comer, y odiaba eso. Sabía que la estaba pasando mal, aquello se podía ver claramente en su rostro, me preguntaba si había siempre peleado con Sebastián o si estaban juntos, supongo que mi hermana me habría comentado algo si éste hubiese hecho algo malo.
-No quiero que papá olvidé a mamá -Sollozó limpiándose una lágrima que se escapaba de sus ojos -¿Por qué mierda no te despiertas? -Preguntó dándole un golpe a la camilla -Deja de ser tan jodidamente flojo -Gritó mientras se tapaba la cara con manos.
Sabía que si hubiese estado despierto ya hubiese estado llorando, me sentía muy mal por ella. No sabía por qué no me había despertado aún, llevaba prácticamente un mes en ese pésimo estado.
-¿Elsa que pasó? -Preguntó Sebastián entrando a la habitación. Supongo que su grito se había escuchado desde afuera. No se me hacía raro -No llores, mejor vamos a casa y descansas un poco -Sugirió tocando sus hombros.
-Mejor me siento afuera y dejo que los demás entren -Dijo levantándose de la silla con ayuda de Sebastián.
-Vale.
Elsa salió de la habitación dejando a Sebastián en ella, luego entró Peter y Alex. Los tres no tenían buena cara. Siempre nos habíamos preocupado por nosotros y habíamos estado juntos en todas las situaciones difíciles que habíamos teníamos.
Caminé hasta Peter y paré cuando estuve en frente de él, ya que éste tenía un gran morado en su ojo izquierdo ¿En qué mierda se había metido este tipo?
-No le digan a nadie que dije esto, pero no sabes cuando lo extraño -Dijo Peter haciendo una mueca con su boca.
-No eres el único -Comentó Peter acercándose a la cama -A la próxima podemos traer una peluca rosa -Dijo sentándose en la silla.
-No seas idiota -Dijeron Alex y Sebastián al unísono.
Reí ante lo ocurrido, solo Peter podría decir algo así en una situación como esta.
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Encontrarte es mi anhelo.
Teen FictionEl destino sabe como jugar, a veces es dulce, y otras veces nos tiene que dar duras lecciones. Siempre me gustó jugar, pero este juego era diferente, no era como los otros... Ella era el premio, tenía que encontrarla, pero lo que no sabia, era que e...