A la mañana siguiente, cuando nos vimos en la sala de descanso de la oficina, nadie dijo ni una sola palabra. Nadie se atrevía a hacerlo. Solo tomamos café y nos quedamos en silencio. Cada uno de nosotros tenía una expresión sombría, apenas habíamos tenido un par de horas de sueño, pero era lo que habíamos presenciado lo que más nos trastornaba. La sensación que habíamos tenido, técnicamente, estaba prohibida para nosotros. Nosotros éramos los salvadores, los defensores, no podíamos sentarnos y disfrutar del dolor de otra persona, que era justamente lo que habíamos hecho. Era confuso. Habíamos perdido el camino de nuestra propia cordura. Y todo en una simple noche.
– Uh... Lucy me mando por ustedes, dijo que podrían estar aquí –Kyle menciono desde el marco de la puerta. Lo miramos y solo asentimos, nos levantamos y lo seguimos como ovejas a su pastor.
– ¿Dónde está? –le pregunto Ed cuando todos nos subimos al elevador.
– No ha llegado, pero dijo que lo haría. Al menos eso decía el mensaje que me envió.
Ed asintió y bajo la mirada. Nos dirigimos hacia el gimnasio y nos sentamos en las gradas, y si bien, estábamos sentados en la misma zona, nos encontrábamos sentados apartados los unos de los otros. Los demás nos observaban extrañados. Ya ambos equipos estábamos aquí, la mayoría sentado en los niveles más altos de las gradas o jugueteando-examinando la nueva maquinaria. Las puertas principales del gimnasio se abrieron, dejando pasar a quienes estábamos esperando.
El primero fue Adam. Quien tenía el brazo en un cabestrillo y sostenía la puerta con la mano libre para los demás. Ryan fue el siguiente, quien camino a paso lento con un soporte para las costillas en su torso y sostenía de la mano a Caleb quien caminaba a su lado. Y entonces fue Lucy, quien andaba en muletas y usaba un inmovilizador completo en la rodilla izquierda. Cuando ella termino de pasar Adam dejo ir la puerta, hizo una mueca de dolor y se acomodó mejor el cabestrillo. A medida que se acercaban más, miramos bien los estragos en sus rostros. Cuando no tenían los pómulos inflamados o los labios, e incluso la nariz, tenían cortes que estaban cubiertos por los típicos moños de cinta blanca, Lucy tenía marcas moradas en los ojos y en el puente de la nariz pero no tenía el ojo completamente morado como lo tenía Ryan o como el de Adam, que aún estaba bastante inflamado.
Todos contuvieron la respiración o exhalaron al verlos, comenzando a susurrar los posibles hechos. Al parecer solo nosotros conocíamos la verdad.
Se colocaron enfrente de nosotros, mirando a cada persona en las bancas mientras que Caleb se removía incomodo junto a Ryan. Lucy le miro.
– Key, detente –sentencio ella. Caleb se detuvo y la miro mal, se removió más y se zafo de la mano Ryan, quien le dijo a ella 'no puedo sostenerlo más' con una mueca, Lucy negó señalándole que estaba bien. Caleb se cruzó de brazos, frunció el ceño y los labios mirando a su madre con enojo. –No me mires así.
– Quieno estar arribaaa –dijo él alargado la última letra acentuando su ceño refunfuñando.
– Ya te dije que no podías, ninguno de nosotros puede subir –Caleb le saco la lengua. Lucy resoplo enfadada y después dejo escapar una pequeña risa. – ¡Detesto que te parezcas a tu padre! Ve, anda –Caleb la miro en comprobación, ella hizo un movimiento de cabeza y él comenzó a irse en dirección a las escaleras que daban a la parte superior. – ¡Pero cuando te llamemos tienes que regresar! –añadió.
– Mmm-hmm –se escuchó del niño. Lucy se esperó hasta que desapareció para volver a hablar.
– Realmente detesto que se parezca tanto a su padre –suspiro con tormento cerrando los ojos.
– Hey, está bien, él solo está enojado –la reconforto Adam.
– Sera mejor que se le pase rápido.
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Fixed Up (Serie Broken Pieces #2)
ActionHan pasado dos años desde que Alex Ivashkov vio por ultima vez a Lucy Valentine, de la que creyó que estaba enamorado. Ahora como un oficial en cubierto del FBI, Alex tiene todo, desde un futuro prometedor como uno de los mejores en el país hasta un...