*Looking For You.

Capítulo 12.

-Looking For You.

Poco a poco desamarró mis manos y me senté en la mesa, lo acomodé entre mis piernas y lo seguí besando, sus manos danzaban en mi espalda, bajo la cremallera de su pantalón y rozó sus partes contra mi feminidad.

-¿Quieres probar mi Kama Sutra?- Preguntó a mi oído y después lo mordió.

- Hazme todo lo que quieras, soy toda tuya.- Le mordí el labio.

Lo acerqué hacia mí y lo besé con lujuria, le saqué su remera de color negro y tomó mi cuello, empezó a hacerle presión, tomé sus manos pero era muy fuerte. De pronto su rostro cambió al rostro de mi padre, ¡Estaba ahorcándome! Le dí una patada y se alejó, se acercó y sacó una navaja...

-Te estoy vigilando...- Dijo mientras sonreía sínicamente.

En un abrir y cerrar de ojos pasó la navaja por mi cuello y vi como la sangre corría, cerré mis ojos y...

*Fin del sueño*

Desperté sobresaltada y estaba debajo del agua de la tina, salí rápidamente de esta y me senté en la tina, escurrí un poco mi cabello y contraje mis rodillas hacia mi pecho, dirigí la mirada hasta Dayanne y noté que seguía dormida. ¿Porqué tengo este tipo de sueños? Se supone que ya me libré de mi padre, ¿Y Andy? Ese tipo me tienta con solo tocarme, amo sus toques suaves que no pierden lo masculino, pero tengo que contenerme; no puedo entregarme así, está comprometido y no puedo hacer nada, pero sigo deseándolo; Me levanté con cuidado de no caerme y alcancé la toalla.

La amarré a mi cuerpo y Salí de la tina, me dirigí hacia la cocina y abrí el refri; tomé un tazón de la dispensa y agregué leche en este, tomé harina, vainilla y huevos... Haré Hotcakes*-*. Los hice y los comí, después de media hora alguien tocó la puerta, ajusté mi toalla y caminé hasta allá, al abrirla vi a un chico alto, blanco y con ojos azules que estaban dirigidos a mis pechos...

-Tengo la cara aquí.- Dije con un tono burlón apuntando a mi cara.

- ¿Y Dayanne?- ...

- Está arriba, ¿Quién eres?- Mamma mía!

- Eso no te interesa, pequeña.- Dijo arqueando una ceja.

- Entonces adiós.- Traté de cerrar la puerta pero el la contuvo con su pie.

- No, no.- Abrió la puerta de golpe y entró.

- ¡Sal de aquí, maldito!- Grité.

- Shh...- Puso su mano derecha en mi boca y la izquierda en mi cintura, me acorraló contra la pared y me besó.

- Maldito.- Me limpié la boca con mi brazo y lo escupí.