11. Dont Ever Leave

1.2K 119 40
                                    

MAYA & MIAH

Hice a un lado los arbustos que me estorbaban, hasta que por fin llegué a la cabaña, nuestra cabaña, de Wayde y yo. Entré por la ventana con cuidado de no rasgarme la ropa o rasguñarme la piel. Su gata Mica estaba ronroneando cerca del "comedor". Donde Wayde estaba de espaldas, no sé si leyendo un libro pero algo estaba leyendo. Lo sorprendí abrazándolo por detrás, mis manos uniéndose en su estómago. Besé su hombro.

— ¿Cómo está mi chico favorito? —incline mi cabeza para ver su perfil. Wayde no esbozaba una sonrisa, estaba serio, justamente como el día en el que conocí. Lo solté lentamente, él sólo se giró— No te comunicaste conmigo por dos días Wayde, estaba más que preocupada.

Él no dijo nada. Me crucé de brazos.

—Conocí a mi papá —es lo único que dice, juguetea con sus dedos— él es diferente a cómo pensé que sería. Estos dos días he estado conviviendo con él.

— ¿Es diferente?

—Nah —se ríe, yo sonrío pues su risa es tan contagiosa— es como pensé que sería. No asistió al funeral de mi abuela, quiere hablar de todo en un instante, no lo entiendo. Si quería conocerme, ¿por qué espero diecisiete años para ello?

—Así que ¿él está viviendo contigo?

—Sí... los dos no sabemos cocinar muchas cosas así que salíamos a cenar o comer en otros lugares, odia el cereal así que lo que he desayunado estos dos días son waffles.

—Desayunar waffles es genial.

—Sí, pero no cuando nadie sabe qué decir más que "esto es demasiado bueno"

Tomo sus manos y las acaricio con mi pulgar, tratando de darle un poco de ánimos. Wayde está pasando por un momento difícil, su abuela/mamá acaba de fallecer y de la nada aparece su desaparecido padre para estar con él. Yo estaría confundida. Qué bueno que Rossie Fitch no siguió con el club del suicidio, si no, puedo estar segura de que también hubiese convencido a Wayde. De tan sólo pensarlo me da escalofríos. Lo abracé fuertemente.

—Creo que... me siento vacío sin mi abuela —dice cuando lo suelto— Al despertar ella no está ahí preparándome el desayuno. Mica siempre está buscándola en la casa, creo que está como yo. Aún no quiere entender que ya no está aquí —suspira.

Wayde habla en voz baja, como si tuviera miedo de alzar la voz.

—Y mi padre quiere que me vaya con él, quiere que me mude a Nueva Jersey.

Frunzo el ceño.

—Claro que no lo harás —titubeo un poco. Siento una presión en mi pecho.

—No quiero hacerlo Miah, no quiero mudarme con él.

Quiero sonreír aliviada, pero él carraspea un poco, lo que significa que quiere decir algo más.

—Sin embargo, es la única manera en la que puedo... mantener una buena relación con él Miah. Él quiere que yo conozca a su pareja, quiere que... entre a su negocio. Tiene su propia empresa, ¿Quién lo diría? —No quiero hablar, siento que lo que diga será algo incoherente o incluso algo hiriente— Miah esta es la única oportunidad que tengo para tener una buena relación con él. Así como tú con tu padre... —lo miro a los ojos, estos brillan con intensidad— No quiero estar solo.

Contengo las ganas de llorar.

—Wayde pero no estás solo... ¡me tienes a mí! ¿No te es suficiente?

—Tú eres lo único que me arrastra a quedarme aquí.

—Pero igual es Nueva Jersey, de New Haven allá son alrededor de tres horas... ¿nos seguiríamos viendo, no? Además ¿qué hay de Yale?

El club del suicidio IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora