24. Farewell

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SCARLETT

—Ya está todo retirado —me dice mi padre, refiriéndose a los cargos que teníamos contra Rossie— ¿Te llevo a la escuela? —niego.

—Gracias papá —me acerco a él algo incómoda para poder darle un abrazo. Él besa mi cabeza.

—No tienes la culpa de nada —susurra y lo único que hago es asentir— El vuelo es en unos días, deberías comenzar a empacar lo necesario.

—Claro, ya estaba empezando —señalo la maleta que está en la esquina de mi recamara. Mi papá me sonríe y sale de mi habitación. Así como sale yo me acomodo el suéter (no es porque estuviese haciendo frío, sino para ocultar mis heridas... si Nikki se entera seria lo peor) Cierro la puerta con llave y salgo por la ventana con cuidado.

Tenía que ir a despedirme de Eric. Caminé hasta el cementerio y busqué su tumba. Me senté en el césped, frente a su lápida, En ese momento me sentí tan necesitada de un abrazo de él, de su preciosa voz susurrando cosas en mi oído, de sus labios acoplándose a la perfección con los míos. Necesitaba a Eric y a su amor.

—No puedo seguir aquí —susurré viendo la foto un poco descuidada de Eric— No puedo seguir aquí sin tenerte conmigo... por eso me tengo que ir. Vine a despedirme —mojo mis labios y veo hacia el césped, para no llorar tomo montones de césped en mis manos y juego con ellos— Sé que en un tiempo, nos volveremos a ver. Quizás no sea hoy ni mañana, pero nos volveremos a ver. Estaremos juntos para siempre, Eric.

Ms mejillas ya se habían empapado sin que me diera cuenta, me encontraba tan triste. El suicidio de Rossie me tenía aún en shock, así que realmente necesitaba irme de Connecticut. Ya que ni siquiera tenía a Clarke conmigo.

—Sólo quiero decirte que estoy encantada de haberte conocido.

Me levanté con dificultad y mucho dolor de dejar su tumba. Retrocedí lentamente, diciéndole adiós a todo recuerdo de Eric. Me iba a ser difícil olvidar cada recuerdo de él, yéndome a otro país, a otro continente sería la única manera de lograrlo. Al menos eso era lo que yo creía.

Levanté la mirada y reconocí una figura varonil a unos cuantos metros de distancia. Clarke estaba ayudando a su abuelo a dar mantenimiento a una sección. Yo lo observé fijamente, estaba sucio con una pala en sus manos, bufando y secando sudor de su garganta. Lo miré con nostalgia, perdí al ser más amoroso del mundo, todo por mi culpa. Me mantuve cabizbaja todo el recorrido, Clarke no me había reconocido.

Estando en mí casa decidí deshacerme de cosas que me recordarían a Eric o incluso a Rossie, por ejemplo: la carta de Eric. Con un encendedor le prendí fuego y poco a poco fue consumiéndose. Me dolió mucho deshacerme de algo que había hecho Eric antes de irse, sin embargo tenía que hacerlo. La parte más dolorosa fue cuando tomé las pocas fotos de nosotros y las rompí en pedacitos, incendié cada parte de ellas. Solté lágrimas.

Afortunadamente solo sería la graduación y después, Scarlett dejaría de existir en Connecticut.

—Scar —escuché a mi hermana Anna llamarme, me levanté del suelo acomodándome el camisón y secando las lágrimas restantes.

—Adelante —carraspeo y veo a Anna entrar. Me siento en la cama mientras ella cierra la puerta.

—No te vayas —dice y me abraza con fuerza— Sé que es difícil para ti, por Eric y todo lo que ha pasado pero ¿en serio huirás? ¿No crees que sería mejor demostrar que eres fuerte y que puedes superar, dejar ir?

Sus ojos claros me miran, cristalizados. Anna ha estado insistente y es que ella quiere mucho a papá, pero no quiere irse a otro país y dejar su hogar. Y no quiere que yo me vaya.

El club del suicidio IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora