SCARLETT
Esta tarde mi padre tuvo el deseo de llevarme sólo a mí a comer, según él el restaurante al que íbamos era mi favorito a los siete años y que solía comer de todo ahí. Creo que mi papá se quedó con esa visión de la Scarlett a los siete años. Ya tengo casi dieciocho y él tiene que darse cuenta de ello.
Pasamos un silencio incomodo hasta que, después de que la mesera pidió nuestras órdenes y hayan traído nuestras bebidas, carraspeó y colocó sus codos en la mesa, mirándome fijamente con esos característicos ojos azules que había heredado de él.
—Scarlett, ¿podrías contarme cómo es eso que estuviste asistiendo a psicología? ¿Por qué te herías? ¿Qué había de malo en tu vida?
Pongo los ojos en blanco, lleva unos días en Connecticut y ni siquiera me había preguntado o quizás interesado sobre ello.
—Creo que el hecho de que mi padre me haya abandonado —digo con tanta seriedad, siento que esta respuesta lo ha golpeado, ya que se acomoda incomodo en su asiento.
— ¿Por eso te herías? ¿Era por mí? —bebe de su café expreso.
—No todo era acerca de ti, pasaba por un mal momento en la escuela —Sí, yo era popular, sin embargo recibía tanta hipocresía y odio. Un ejemplo es Olive Connor, ella me dio la espalda— Y tuve un novio...
—Aquí vamos con esa historia —me interrumpe, suspirando— ¿Te engañó con tu mejor amiga? ¿Te humilló frente a sus amigos? Scarlett eso es estúpido, lastimarse por...
—Él se suicidó —lo interrumpo lo más pronto posible antes de que me de uno de sus sermones que ni siquiera tienen que ver con lo que yo pasé. La mesera llegó y nos entregó nuestros respectivos platillos, a mí entregándome sólo un sándwich con patatas. No tenía apetito.
— ¿Por qué sólo un sándwich? Scarlett tú amabas los raviolis, las alitas adobadas, todos esos platillos que tú decías que te hacían babear de sólo pensar en ellos —mi padre cambia automáticamente de tema, estoy segura de que no tiene nada que decir.
—Papá, mi novio se suicidó —le digo titubeando un poco— se suicidó, me dejó, ya no está aquí desde hace meses... ¿crees que no vivo con un puto vacío?
Él deja de comer y me ve con una expresión de enojo.
—No es la gran cosa Scarlett, de todos modos no se iban a quedar juntos toda la vida.
Eso fue la gota que derramó el vaso, no me importó que lleváramos menos de media hora en el restaurante, me levanté y fui directamente al estacionamiento. Escuché el llamado de mi padre pero lo ignoré. "No es la gran cosa Scarlett" él no sintió lo que yo sentí cuando perdí a alguien tan importante en mi vida. Me recargué en la camioneta, decidida enviarle un mensaje a Clarke.
"Creo que odio a mi papá"
A lo lejos veo a mi padre acercarse con dos bolsas en la mano, supongo que es nuestra comida, abre las puertas del auto y me meto sin articular una palabra. Mi padre no arranca el auto y se sienta a mi lado de igual forma.
Suelta un largo suspiro.
—No sé cómo reaccionar ante la pérdida del primer amor de mi hija —dice con lentitud— lo único que sé es que en Australia puedes... tú puedes olvidar todo lo sucedido aquí y rehacer tu vida allá —me ve.
Suelto una risa sarcástica.
— ¿Estás tratando de sobornarme? Papá, no es tan fácil olvidar con quien empecé amar —trato de mantenerme fuerte y hasta ahora creo que lo estoy logrando— Si lo he pensado papá. He pensado en irme contigo y fingir olvidar...
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El club del suicidio II
Teen Fiction"No me lo perdonaré jamás" Esta historia es completamente mía, queda prohibida su imitación y adaptación. © Segunda parte de El Club del Suicidio Para leer las partes de Maya y Miah, así como la de Scarlett es necesario leer esta temporada.