09. Broken

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Capítulo especialmente narrado por Wayde.


Wayde

Cerré la puerta, lanzando mi mochila al suelo. Escuchaba los maullidos de Mica desde la sala de estar, planeaba pasar el rato recostado y dormir un poco. No tenía hambre, además de que no olía a comida. Siempre que llegaba de la escuela la comida ya estaba lista, sin embargo hoy no. En la sala de estar mi abuela dormía en el sofá. Con Mica maullando a un lado de ella, paseándose por su regazo. Fruncí el ceño.

—Abuela, estoy en casa —me acerqué lentamente a ella. Quizá estaba en un sueño muy profundo. Me senté a su lado y Mica en seguida se acercó a mí, maullando de vuelta— Abuela... —voltee a verla. Me acerqué a ella y me di cuenta de que no estaba respirando. La preocupación llegó a mí— Abuela... —la sacudí, quizá sólo se desmayó— ¡Abuela!

Me levanté buscando mi teléfono y llamando al 911. La ambulancia estaría ahí en un rato. Corrí con mi vecina Jenna a pedirle ayuda, pues me sentía muy asustado.

—Sólo llegué de la escuela y ella estaba así —le digo con las manos temblorosas— Ni siquiera me dejó comida y Mica maullaba mucho. Jenna estoy muy asustado —comienzo a sentir el nudo formándose en mi garganta. Jenna simplemente me abrazó.

***************

Perder a una persona importante en tu vida es lo peor que te pueda suceder. Te haces creer que todo irá bien, que la vida seguirá normal sin embargo en mi caso no es así. Mi abuela era como mi madre, protegiéndome, cuidándome, amándome. Ella fue la única que me crio. A ella fue la única que le importe. Teniendo cuatro años yo solía llamarle mamá en vez de abuela. No tenerla a mi lado todos los días va a ser jodidamente difícil. Mi mundo se derrumbó, me sentía tan mal que ni siquiera podía levantarme del asiento en el hospital. Jenna acariciaba mi hombro mientras yo lloraba en la sala de estar, llamando la atención de todos. Trataba de tomar aire pero no podía, esta noticia no podía procesarla. Ya no tengo a nadie.

—Iré a comprarte algo de comer ¿sí?

—No tengo apetito —sorbí con la nariz, pasando mis manos por mi cabello.

—Aún así te traeré algo.

Jenna desapareció por el pasillo, mientras yo sólo permanecí en la sala de espera. Había enviado 5 mensajes a Miah para que estuviera aquí conmigo. Sentía que si me levantaba mis piernas me iban a fallar. Realmente no me sentía muy bien.

—Wayde

Reconocí esa voz al instante, me levanté y Miah envolvió sus brazos alrededor de mí. Volví a llorar como nunca en sus brazos. Ella acariciaba mi cabello, susurrando que todo estaría bien. Los hombres también necesitan consuelo de sus chicas.

Al siguiente día tuve que prepararme mentalmente para dar el último adiós a la abuela. A eso de las cinco de la tarde, nos encontrábamos en el cementerio, el sacerdote decía unas cuantas palabras de aliento.

Había menos de veinte personas en el lugar, ya que mi abuela no tuvo muchos hijos. Sólo mi tío Ethan que apenas conocí ahí, triste ¿no? Y también mi padre, pero él no se apareció por aquí. Pensé que si llegaba a enterarse de que su madre falleció, aprovecharía para venir por mí pero no es así. No podía enfocarme en las palabras del sacerdote, me sentía muy desconcentrado y mis únicos pensamientos eran sobre mi abuela... en qué sería de mí sin ella. ¿Con quién viviré? ¿Con quién jugaré cada viernes? ¿Quién me aconsejará? ¿Quién me hará esa sopa que sólo ella sabe hacer? La mano de Miah apretaba la mía con fuerza, cerré mis ojos y dejé que unas lágrimas cayeran. El ataúd donde el cuerpo de mi abuela yacía bajaba poco a poco. No quería ver esa escena, ahí estaba Miah agarrándome fuerte.

El club del suicidio IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora