ROSSIE
La noche fue para mí horrenda. No podía dejar de pensar en Eric y en qué hubiese sido de él si siguiera vivo, si siguiera aquí conmigo. Creo que terminé llorando toda la noche, era la única manera en que podía desahogarme. El frío rozaba mi cuerpo provocándome temblar, me acurruqué en el lugar donde estaba, hasta que sentí una mano en mi hombro sacudiéndome sin cuidado. Abrí mis ojos para encontrarme con un cielo limpio de nubes y una mujer de cabello castaño, usando un suéter grisáceo. Fruncí el ceño y ella repitió mi misma acción.
— ¿Estás bien? ¿Qué haces durmiendo aquí?
Me levanté y observé en donde estaba.
Dormí sobre la tumba de Eric.
— ¿Quién es usted? —pregunto alzando la voz, no sé por qué de repente me ha entrado miedo. Mi labio inferior tiembla y trato de levantarme, pero mis piernas flaquean y vuelvo a caer.
La mujer hace una expresión de enojo y se cruza de brazos.
—Yo debería estar haciendo esa pregunta, ¿por qué demonios estás durmiendo en la tumba de mi hijo?
El miedo se fue y el coraje entro a mí ser. Me levanto y trato de enfrentar a esa mujer. Si recuerdo algo que Eric me dijo fue su nombre, y se llama Nina.
— ¡¿Y por qué hasta ahora te dignas en aparecer maldita?! ¡Tu hijo se suicidó! —grito. Debo estar montando un espectáculo— ¡Y esté consciente de que si lo hizo fue por su puta culpa! —Quiero que se sienta culpable, que se arrepiente de no haber estado ahí para Eric. Además en parte también fue su culpa, Eric colapsó al saber que su madre tenía otra pareja.
— Tú debes ser su novia ¿no? —ella pregunta mirándome sin expresión alguna.
—No, no lo soy —contesto de manera brusca. Ojala y fuese así pero no— Su novia es una tonta chica pálida de nombre Scarlett... yo sólo fui una gran amiga suya —Que lo incitó a suicidarse. Trago saliva ante ese pensamiento.
—Debiste haberlo amado mucho —se moja los labios, su voz sonó temblorosa. ¡Lo que menos quiero es una señora cuarentona, llorando en estos instantes!
—Lo amé —digo firme— Eso no me impidió asistir a su funeral.
La señora mira hacia otro lado, había escuchado un rumor de que ella no asistió al funeral de su propio hijo. Yo tampoco asistí, porque sabía que no iba a ser bien recibida.
—Tuve mis razones —se acomoda un mechón de cabello. Eric se parecía a su madre.
— ¿Qué clase de madre abandona a su hijo por su pareja? ¿Qué clase de madre no asiste al funeral de su hijo? —alzo la voz.
—No voy a permitir que una niñata me esté reclamando —dice ofendida— Sé que cometí errores pero no me voy a sentir mal porque una niña me los diga.
—Es una estúpida
—No voy a permitir que me hables así
— ¿Qué? ¿No te gusta que te digan la verdad? —En un abrir y cerrar de ojos siento un ardor en mi mejilla. Observo con odio a Nina Thompson y le escupo.
Me voy echa una rabieta, con los puños cerrados y probablemente pareciendo una niña pequeña como la madre de Eric me lo dijo. Me detuve tratando de tranquilizarme, arreglando mi cabello. De pronto y sorpresivamente, me encuentro con mi primo Clarke. Así que la rabia crece aún peor en mí.
— ¿Rossie? —él pregunta. Yo frunzo el ceño. Él comienza a acercarse a mí.
—Ni se te ocurra —suelto. Él se detiene y yo sólo emprendo mi camino hasta la entrada del cementerio.
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El club del suicidio II
Teen Fiction"No me lo perdonaré jamás" Esta historia es completamente mía, queda prohibida su imitación y adaptación. © Segunda parte de El Club del Suicidio Para leer las partes de Maya y Miah, así como la de Scarlett es necesario leer esta temporada.