Recuerdo que era una noche fría. Además, estaba lloviendo demasiado.
Aun cuando llovía no quería cerrar la ventana, estaba a punto de darme hipotermia, pues el frio era aterrador, pero el olor de las rosas de la vecina entraban por mi ventana, así que decidí no cerrarla, aparte del brillo tenue de la luna, la única otra fuente de luz que tenía era la de mi computadora.
Escuchaba a Loqueando terminar de narrar la historia de El Suicidio de Calamardo, y estaba a punto de hacerle click al vídeo de Jef The Killer, mi creepy favorita, cuando escuche a alguien tocar la puerta.
Un miedo irracional estrujo mi pecho. -¿Q...Quién es?- Musité.
-Ale, cariño.- sentí un alivio profundo e interminable al oír la voz de mi madre. -Ya es tarde, vete a la cama o vendrá el Coco por ti.
Rodeé los ojos hacia la derecha. -Mama, tengo 16 años, no 4.
Levantó las manos en signo de paz. -Bueno yo no sé. Solía funcionar antes y aun lo hacía hace un par de años.- dijo con una voz buerlona.
Suspiré resignada y puse mi laptop en reposo. -Está bien. Buenas noches, Mama que descanses.
Cerró la puerta y yo me metí en la cama, lista para dormir profundamente y sin sueños. Como siempre dormía.
Y aun ahí, no cerré la ventana.
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¿Alguna vez has oído que si te despiertas en medio de la noche, es porque alguien te está observando? O que ¿ves demasiado hacia la obscuridad, ella te empezara a ver a ti?
Bueno, yo sentí eso. Sentí una mirada pesada, penetrante en mi cuerpo incluso. Abrí los ojos con lentitud, y jamás podré explicar exactamente lo que paso después, ni porque.
La malvada e invariante sonrisa de Jeff The Killer, estaba a unos pocos centímetros de mi rostro. Estuve a segundos de gritar, pero su pesada mano me cubrió la boca enseguida.
Puso su dedo índice donde estaba su sonrisa, -Shhh, linda no hay necesidad de eso.
Me quede petrificada al oír su voz. Era ronca, grave y autoritaria. Me quede mirando las enormes cuencas de sus ojos sin parpados, y un poco de ese líquido negro espeso cayó en mi frente. Oh dios, con que así será como moriré.
Una lágrima solitaria y llena de terror rodó por mi mejilla derecha y se detuvo en su mano. El la examino un momento.
-Quitare mi mano de tu boca. Grita, y te corto la yugular ¿Entiendes?.
Asentí y el quito su mano de mi boca. -¿Q...Que quieres de mi?- pregunte estremecida.
-Interesante pregunta.- Dijo divertido, -Creo que sabes exactamente porque estoy aquí.
-No, por favor.- Rogué, mi voz entrecortada por las lágrimas.
Levantó un poco mi camiseta, y paso su dedo en mi abdomen. Su tacto era frío, distante y me dieron ganas de temblar.
-Tienes una piel muy suave,- susurró, su dedo aun trazando círculos perezosos en ese mismo espacio de mi abdomen. -Me pregunto...
No completo su frase, pero se levantó un poco la cabellera y pude ver su sonrisa hecha de dientes afilados. Eran casi como los de un tiburón blanco. Se acercó con lentitud a mi abdomen y, tan extraño como suene, me lamió.
Esta vez, si temblé. Se me erizó la piel, y no sabía si era por un sentimiento placentero o de terror.
Dejó salir un sonido como si fuera a reír -Si, tan dulce como parece.
-S...Si vas a matarme, hazlo de una vez.- Susurré.
-Oh no, linda, yo no voy a matarte.- Sonrió como un lobo mirando a su presa. -Yo solo quiero algo tuyo.
Tragué con fuerza y vi que saco su cuchillo. -Oh, Dios..- Sollocé.
Cerré los ojos con fuerza. Pensé en su famosa frase, Go To Sleep. Ojalá estuviera dormida, así no sentiría agonía ni dolor.
-¡Maldita sea!- Lo oí decir, furioso, -No puedo hacerlo.
Abrí los ojos de golpe, pero no dije nada. Lanzó el cuchillo con furia, y se clavó a unos centímetros de mi cabeza. Tome toda mi fuerza para no gritar en ese momento.
Tomó mi barbilla con fuerza, estrujando mi mandíbula y mis mejillas. -Escúchame, cara bonita, esta no será la última vez que me veas.- dijo con tono amenazador, -Volveré por ti, y terminaremos esto.- Me hizo un pequeño corte en el pómulo, y yo apreté los dientes por el dolor, sintiendo como la sangre corría por mi mejilla.
Y entonces se esfumó, saltando por la ventana a la infinita oscuridad de la noche.
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La sonrisa del Amor.
Художественная прозаSeriamente, muchos creen que tras la sonrisa malévola de Jef The Killer no ay amor, sin embargo ay q entender que asta las Crepys tienen sentimientos.