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Joseph

Unos pequeños toques en la puerta me despiertan junto a una voz.

—Date una ducha, Joseph. Necesitan reunir a todos en el salón de la primer planta en una hora.

Me levanto con las pocas fuerzas que tengo. Tomo un short junto con una camisa.

...

Me coloco debajo de la regadera en la que siempre suelo estar. Todas las veces que vengo, está solo, y jamás recuerdo haber visto a Shawn o a alguien por aquí.

Pongo un chorro de jabón genérico en el cabello y lo tallo. Un poco de éste baja por mi frente hasta llegar a mis ojos. Arde...

Rápidamente, tomo un poco de agua entre mis manos y me intento quitar el jabón. Mis ojos me arden más y no veo nada.

Se escuchan unos pasos y me pongo nervioso. No sé quién es y no me agrada la idea de que me vea desnudo...

—Hola, Joseph —dice una voz obviamente familiar.

No respondo. Tal vez no es él; no veo nada. Sigo tallándome los ojos sin resultado alguno.

Unos brazos fornidos rodean mi cintura y sólo sonrío. Es él.

Lo intento tomar por la cintura pero no veo, ni siento nada frente a mí...

Mi vista se aclara. Miro alrededor, pero no hay nadie.

...

Con la ropa encima, tomo rumbo hacia mi cuarto pero me encuentro con la enfermera de ayer.

—¿Ya estás listo? Tenemos que ir a la primera planta —me apresura.

—Sí; vamos.

Ella me cae muy bien, espero que la otra enfermera no vuelva.

—Espero que la otra enfermera no vuelva —digo sin darme cuenta.

—¿Disculpa? —pregunta de inmediato.

Me muerdo la lengua y vuelvo a poner una nota mental en mi cerebro: no digas tus pensamientos en voz alta.

—Nada... ¿Tú serás mi nueva enfermera?

—Ajá... Tu anterior enfermera falleció.

¡Sí!

—Qué triste...

Asiente pero frunce el ceño.

—¿Te caía mal?

—Me arruinó la vida, en pocas palabras —suelto y su boca se convierte en una dura y fina línea.

...

Están todos los enfermos —incluyéndome— en el piso, pero no veo a Shawn. La enfermera me señala una silla. Me siento durante ella se va a una esquina.

Un doctor —director, o lo que sea— alto, de barba muy larga y gafas anticuadas, se pone al frente. Ahora que lo pienso: todos son iguales.

—Hola a todos —saluda a gritos y todos dejan lo que estaban haciendo—. Nuestros enfermeros y enfermeras nos han informado que en los últimos días, ha habido más depresión que la común en los pacientes.

Dígamelo a mí. Aunque con o sin él, siempre había estado deprimido.

—Después de semanas planeándolo y precisándolo, queremos explicarles nuestro nuevo sistema de cartas.

Comienzan todos a hablar en murmullos y La Reina De Inglaterra al lado de mí, exclama:

—¡Por fin podré follar con alguien mediante cartas!

—Basta de murmullos, por favor —pide el doctor.

Todos se vuelven a callar y lo miran fijamente.

—Con un programa aleatorio, a cada uno de ustedes les mandaremos una pequeña tabla con la información básica de la persona con quien hablarán. ¿Alguna duda?

Nadie dice nada pero por fin localizo a Shawn en una esquina. Me mira y sonríe muy feliz hasta que ve bien mi desfigurado rostro.

Pregunta con la mirada ¿qué pasó?; me encojo de hombros. Respingo y niego con la cabeza.

No quiero que sepas el cuándo, ni el cómo y mucho menos el porqué.

...

—Joseph, ten la información.

Me paro corriendo y abro la puerta. Me entrega un sobre tamaño carta. La miro sin entender.

—Con quien intercambiarás cartas —lee mi mente.

Cierra la puerta y abro el sobre. No, no es Shawn.

***

Nombre: Darrell R. Miranda

Edad: 20 años

Fecha de nacimiento: 8 de Abril

Lugar de nacimiento: Austin, TX.

Estado civil: Soltero.

Ocupación: Ex modelo

Por qué estoy aquí: T.D.A.H. avanzado

Gustos: Me gusta escribir, amo la música de Michael Jackson, me encantan los libros de terror.

Altura: 1.82

Peso: 65 kg

***

Con una foto adjunta, leo la información. Es guapo, fornido pero no creo que sea gay o algo así...

—¡Joseph! —grita La Reina De Inglaterra—. ¡Mueve tu culo hacia acá, yo no sé pasar por esa cosa!

Cojo la información para enseñársela y paso la ventilación. Me sonríe un poco y me saluda con la mano.

—¡Adivina! —Mantiene la mirada fija hacia mí.

—No, dime —contesto exasperado.

Voltea la información de su intercambiador y... es Shawn. ¿Pero qué...?

—¿Por qué demonios te tocó Shawn? —le grito sorprendido.

Sonríe maliciosamente pero no me responde. Es muy bonita viéndola desde cerca.

—Tengo una idea: te lo cambio por quien sea que te haya tocado —sugiere y me pongo más feliz.

—Me tocó un hombre guapo. Mira. —Le doy la carta y se emociona.

—¡Dios! Es súper guapo —grita.

—No grites, no quiero que a ti también te cambien —advierto—. ¿Cuándo empieza esto? —pregunto rápidamente.

—Mañana mismo. Tienes que hacer una carta presentándote... Aunque será un lío para explicarle al hombre este que se mensajeará conmigo.

—Sí, será todo un lío...

—Además, la reina necesita un rey. Y él es justo lo que me gusta.

¿Existe la felicidad?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora