Capitulo. 10

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Lee hasta el final, hasta la ultima palabra <3
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Ahí me encuentro buscando ropa adecuada para montar a caballo, al final me decidí por unos vaqueros, playera corta a cuadros, y mis hermosas botas altas prada, deje mi rubio cabello suelto, y baje. Por suerte encontré a la abuela.

-Abuela saldré un rato regreso mas tarde- antes de salir la abuela me interrumpió.

-Alice debes pedir permiso no avisar- de cierta manera me corrigió.

Suspire en mi interior.

-Esta bien- ascendí dándome la vuelta .

-Otra cosa- me volvió a detener así que puse los ojos en blanco sin voltear a verla -Tenemos que hablar.

Puse los ojos en blanco y salí. Lo mas seguro es que quiera hablar sobre la llamada de ayer con mi madre.

Podría haber iniciado una discusión con la abuela pero eso hará que llegue tarde a donde William y yo nos quedamos de ver. Camine tranquilamente hasta fijar mi vista en el, va vestido muy parecido a mi a excepción de que sus botas no son altas y lleva un hermoso sombrero café, así como aquel día en que lo conocí, vestido así se ve mas varonil. Esta parado tranquilamente con su vista fija a la nada.

-Hola- murmure llegando hasta el.

Enseguida dirigió su vista hacia mi.

Lo asuste.

-Lo siento- solté una pequeña risilla.

-Oh, esta bien- dijo calmando su respiración.

-Bueno de hecho no lo siento- dije divertida.

Negó con la cabeza mientras una sonrisa de dibujo en su rostro.

Guardamos silencio unos minutos.

-¿Ya?- preguntó desamarrando el nudo del árbol donde mantenía en su lugar al caballo.

Ascendí.

Subió a su caballo, estando arriba me extendió la mano para que subiera y así lo hice.

Extrañamente cuando subo con alguien mas no me da temor, lo malo es cuando tengo que subir yo sola, ahí es cuando recuerdo la terrible caída que tuve de pequeña.

Me miro de reojo dándome a entender que me faltaba algo.

Cierto, sujetarme de el.

Rodee con mis manos su cintura.

Estuvo cabalgando hasta llegar a su rancho en el cual me encontraba la otra vez, es muy parecido al del abuelo, de hecho no están TAN alejados unos de otros, llegamos a un campo algo vacío donde solo se encuentra el establo y un gran campo.

-Ven, escogerás el caballo que montaras- tomo de mi mano y me llevo hasta los caballos.

Me puse rígida unos momentos por su tacto, al darse cuenta de su acción tan repentina miro nuestras manos juntas, estuvo a punto de separarlas hasta que apreté su mano en señal de que no pasaba nada, así que siguió caminando hasta los caballos.

Mi lección [Cancelada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora