Capítulo 35- Yo le conozco...

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-Señorita, ya hemos aterrizado- La azafata me zarandeaba sutilmente para que me despertase. Refunfuñé al verme obligada de tener que levantarme, el viaje fue corto, pero tuve tiempo para dormir un poco.

Aún no había recibido noticias de David, y por una parte, tampoco quería. Bajé por la escalerilla del avión y encontré a George en la pista delante de un coche sosteniendo un cartel en el que ponía mi nombre. Me acerqué a él para saludarle y meterme en el coche. Él sería la persona que me llevaría al hotel. Éste era un lugar que parecía tranquilo, era un hotel rural, de madera y estaba rodeado por un jardín con flores en las cuatro esquinas de la casa. Había una piscina con forma de una paleta de pintor, me gustó bastante aquel lugar, por lo menos mi padre había elegido un lugar bonito en el que podía desconectar mi mente por un tiempo. 

La ciudad estaba a cinco minutos en coche, por lo que no había problema. Aunque por fuera parecía un hotel humilde y acogedor, por dentro era como un hotel de ciudad, blanco y reluciente. El hotel tenía seis plantas, con muchas habitaciones en cada piso. La recepcionista era una chica rubia con ojos verdes, iba vestida con una camisa y una falda de tubo negra, su pelo estaba recogido en un moño perfecto, tenía un cuerpo delgado y no era muy alta, a pesar de que llevaba tacones. Me recibió con una sonrisa deslumbrante. Me dijo que había llegado un poco pronto y que aún estaban recogiendo la habitación, resulta que mi padre había reservado una de las mejores habitaciones. Para mi sorpresa había dos camas separadas. Pensé que la habitación era para mí sola. A los pocos minutos de familiarizarme con la casa y el ambiente y haber colocado mi ropa, vi por la ventana un coche gris con los cristales tintados. Abrí la ventana y me acerqué al balcón para ver de quién se trataba. David salió del coche con aire despreocupado peinándose el pelo que le daba pequeños golpes en la frente debido a la ligera brisa que corría. Había ganado musculatura y le había crecido el pelo, le quedaba muy bien. Le vi entrando a la recepción y de inmediato cerré el balcón y corrí las persianas para que no sospechase nada. Abrí la puerta del armario para aparentar que estaba ocupada haciendo algo. Escuché el pitido que emitía la tarjeta indicando que la puerta se había abierto.

David pasó a mi lado indiferente y en silencio se puso a meter su ropa en el armario que estaba al lado del mío. De vez en cuando le miraba de reojo, me sentía incómoda con él. Sabía que tarde o temprano tenía que hablar con él y tendríamos que revolver aquel tema que tanto me asustaba.

Empecé a digerir mis sentimientos y también a aceptarlos. Me gusta David, no podía negarlo, era una cosa natural, como me han gustado otras personas. En aquel momento me vino a la cabeza una persona a la que yo idolatraba. Se llamaba Cole(*). Yo tenía dieciséis años y fue la relación más seria que tuve en los dieciséis años que llevaba con vida. Él tenía dieciocho años y estaba en mi colegio.

Le recordaba muy bien, era guapísimo y alto. Era el capitán del equipo de fútbol que tenía nuestro colegio. A mí me atraía bastante y resulta que yo también le atraía a él, nuestro noviazgo duró un año, lo tuvimos que dejar porque le ofrecieron una beca en una universidad de Alemania para estudiar ingeniería de coches, siempre fue su pasión. La última información que escuché de él fue que tuvo que dejarlo por problemas personales y que ahora tenía un trabajo mucho más corriente.

Aún le sigo recordando con cariño, pero no puedo partir mi corazón en dos para que me gusten los dos. Digamos que David tiene un 55% de mi corazón y Cole un 45%.

-Voy a la piscina ¿Quieres venir?- Dijo David sacándome de mis pensamientos, me olvidé totalmente de él.

-Eh...No gracias me quedaré aquí, si no te importa.

-No hay problema, adiós.

Cogió una toalla de playa que había al lado de la puerta y bajó a la piscina.

Decidí pedir algo para comer, no había desayunado ni tampoco cenado nada el día anterior. Me decanté por la carne, necesitaba reponer fuerzas.

A los diez minutos llaman a la puerta.

-Servicio de habitaciones- Dijeron detrás de la puerta. Salté corriendo de la cama tirando el móvil y fui hacia la puerta arreglándome un poco el pelo. Un chico de unos veinte años con unos penetrantes ojos verdes me recibió con el carro de la comida. Lo miré extrañada. Un momento le conozco...

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*El nombre de Cole se pronuncia (Coul) hahaha. Es una sugerencia, por si alguien lo pronuncia como se lee y piensa que no tiene sentido y tal.*

Hola, hola. ¿Que tal todo?Ya he vuelto de mis vacaciones en Portugal, y estoy mu contenta de poder subir capítulo, se que ha sido mucho tiempo. Ya tengo muchas ideas, no se si hacer maratón, ya veré. Pero tengo muchas ganas de que veáis las ideas para los nuevos capítulos.  

Besotes: Pili

Corazones destinadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora