Escondite

40 3 3
                                    

La hora terminó y Matt no regresó, aquel día no volví a verlo.

-Kathe deberías olvidarlo, por lo menos es lo que yo haría- me aconsejaba Pier mientras devoraba rápidamente su almuerzo.

-Es que al ser hombre no me entiendes. Para nosotras no es tan fácil. Él era mi novio, y continúa siendo muy importante para mí, no puedo dejar de pensar en él, porque nada terminó bien, el me busca, yo lo quiero.

-¿Y entonces que es lo que no les permite estar juntos?

-No lo sé - me quedo pensativa, es una buena pregunta. ¿Por qué no podemos seguir juntos? No hay nadie impidiéndonoslo. El problema de Emilia que me causó cierto enojo, no es absolutamente nada, o eso creo.

Una llamada irrumpió mis pensamientos. Era un número desconocido.

Atender o no hacerlo. Decidí atender.

-¿Quién es? - no tenía muchos ánimos, por lo que hablé fría.

-Danny. Kathe, mi vida ¿cómo estás? Espero que recuerdes a tu antiguo amigo.

-No me jodas, Danny por Dios, no sabes cuánto te necesito en estos momentos - me puse eufórica en pocos segundos.

-¿Qué te sucede? -

Y le conté cada detalle de mi nueva vida, todo, exactamente todo, hasta que me cansé de hablar...

-Ahora te toca a ti contarme sobre tu vida.

-No es nada divertida sin ti. Mis notas siguen igual de buenas, pero tuve que hacerme amigo de los chicos, hago todo con ellos, no digo que me aburra, pero... - hizo una pausa y escuché como tomaba aire de forma desganada - en verdad no me divierto, ni un poco. Los acompaño a los bares, tomo algo con ellos, tengo que hacer que me siento genial, pero no es real, me engaño a mí mismo, ni siquiera son reales amigos entre ellos. En fin, todo es extraño ¿sabes? Ahora todos son amigos de todos, cuando hace un tiempo se odiaban mutuamente.

-Deberías venir, no te das una idea lo diferente que es aquí, buenas compañías encuentras seguro-

Danny tardó en contestar, lo cual me pareció extraño.

-¿Cuándo podemos vernos?

-mm... - titubeé- ¿Por qué estás cambiándome de tema? No lo sé, los fines de semana me permiten salir, tengo mi propio auto, pero estamos a muchos kilómetros.

-Busquemos un lugar al que a ambos nos quede a media distancia. ¿Te parece la semana próxima?

-Okay, pero te noto raro... ¿puedes hablarme normal y decirme que te sucede?

-Debo irme Kathe, te quiero-

Decir que lo había notado algo raro es poco. Desde que le mencioné la idea de estudiar aquí se puso algo nervioso.

Un mensaje llegó a mi celular.

Matt 16:30 hs. :

Te enojas, ahí estoy. Tienes un problema, ahí estoy. Me ignoras, ahí estoy.

Kathe 16:31 hs. :

Bien, nadie te pidió que lo hicieras.

Estuve intentando ignorar sus llamadas, sus miradas y aquello que provenga de él, no por nosotros, las ganas de estar a su lado me consumían, sino por el director, la última vez había llamado nuestra atención, y no me arriesgaría a que volviera a suceder. No me gustan los escondites.

Sólo quiero que sepa cuánto lo ayudé y cuánto me costó hacerlo.

***

Hoy en clase de deporte nos tocaba correr media hora, y no sé cuánto podría aguantar abajo del sol. Antes me dirijo a mi cuarto para cambiar mi atuendo. Con tan solo dar unos pasos caigo en cuenta de que el director está siguiéndome, y no le sale muy bien hacerlo disimuladamente. Sólo llegó hasta la esquina del pasillo que comunicaba con nuestros cuartos, se giró sobre sus talones y caminó hacia su oficina silbando.

Tan solo abrí la puerta de mi habitación que alguien entró junto a mí y me tapo la boca con su mano, por lo que quise gritar, no pude.

-Shh... Tranquila.

-¿Qué quieres? No es necesario que actúes como un secuestrador - grito enfadada.

-Por favor no grites, hablemos.

- No tengo ganas de discutir, por favor andate - me alejo y abro la puerta.

Pero él se acerca y la cierra, posando su mano por encima de mi cabeza, dejándome acorralada entre ambos. - Vi el video. No sabes cuánto lo siento, todo lo que pude haberte dicho, por favor necesito que me perdones.

-Vete a la mierda Matt, no puedes valorar lo que los demás hacen por ti, y escuchas a las personas que jamás te han ayudado en nada.

Creí que iba a contestarme pero lo único que hizo fue besarme.

-Mi boca se mueve más rápido que mi cerebro. Puedes perdonarme.

-Sólo intenta no volver a lastimarme.

***

La semana pasó rápido y no hubo más que exámenes y encuentros secretos con Matt, en los que nos dirigíamos al lago a pasar las tardes, pero debíamos ser muy cuidadosos.

Bastaba que me mirara para saber que estábamos pensando o sintiendo lo mismo.

El director no me perdía de vista. Cada vez que me iba a trabajar; por cierto, conseguí trabajo gracias a los tíos de Skyler que tienen una cadena de tiendas de ropa deportiva, y uno nos pertenece a nosotras, por lo que nos turnamos en los horarios; volviendo... cada vez que salgo del Instituto me interroga en mi destino, no recuerda que tengo un trabajo con el que por fin puedo sentirme más independiente.

***
Estacioné frente a Friday's donde acordamos vernos con Danny. Tan solo verlo ahí sentado mirando el servilletero con mucha concentración, me dieron ganas de abrazarlo y no soltarlo.

Y así lo hice, lo abrace con mucha fuerza.

Pedimos nuestra merienda y comenzamos a charlar.

De mi cabeza no salía el tema de venir al Instituto, que tanto trató de evitarme, me causaba curiosidad y se lo planteé.

-Quiero saber por qué me cortaste la llamada y no respondiste a mis preguntas - dije con un tono de superioridad levantando mi ceja derecha.

Danny tomó con ambas manos su café y comenzó a beberlo rápidamente.

-¡Ah! Mierda me quemé - me dijo nervioso y simulando enojo - pediré un vaso de agua -

Pero antes de que lo hiciera, me levanté de mi asiento - Basta, no soy tonta, y soy tu amiga, no merezco que me andes escondiendo cosas.

-Bueno, pero toma asiento y no grites, no quiero escucharte histérica - sin dejarme decir nada continuó hablando y volví a tomar asiento. - Verás, en tu Instituto los preparan muy bien para la Universidad - sólo me limité a asentir - no es cualquiera...

-¿Cómo? no entiendo a qué te refieres.

- Que... bueno... La universidad a la que van es en Argentina, para ser más específico en Buenos Aires, muy cerca de donde viviste.

-¿Qué? ¿Y cómo lo sabes? Nunca me han dicho nada.

-Lo sé, porque no hubieras querido estudiar en Elfman, pero los mandan para prepararlos como los mejores médicos, o ingenieros, según lo que te interese.

-Entonces... ¿volveré a donde nací para dejar todo por el estudio? - respiré hondo para tranquilizarme un poco.

-Hasta donde sé, tienen todo pago, y van todos juntos -

Me enfada el hecho de pensar que mis padres no habían mencionado nada, ni siquiera mis amigos, ni Matt.



----------------


El principio del fin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora