Adiós sueño profundo

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Mi humor dependía de mi novio, y no poder verlo digamos que, fue la gota que rebalsó el vaso.

No tenía ganas ni de armar un bolso con algo de ropa, por lo que Skyler lo hizo por mí.

Papá llegó temprano y no pudimos desayunar. Necesitaba un café.

Ingresé al auto por la parte trasera y saludé a mi padre con la mano, tendría que abrazarlo pero estaba algo cansada y malhumorada, y así de seca soy yo.

Sky se sentó en el asiento del copiloto, insistió en que quería caerle bien a papá, y desde que se presentó no dejó de hablar. Aunque no era algo necesario, a mi padre era raro que alguien le cayera mal. Pero aquello me permitió descansar todo el viaje, ya que en la noche no había pegado un ojo.

A mitad de viaje desayunamos en una linda y espaciosa cafetería de la ruta, pedimos tres cafés con tres huevos revueltos, el típico desayuno para papá.

Y luego no recuerdo más porque continué durmiendo en el viaje, hasta que desperté con mi amiga sacudiendo mi brazo emocionada.

Hasta la noche no hicimos más que recorrer la ciudad y comprarnos algo de ropa, extrañaba salir de compras. Y charlar junto a mi amiga en mi habitación.

-¿Les cuento a mis padres sobre Matt?- pregunté dándole una calada a mi cigarrillo.

-Yo creo que deberías.

-Lo sé, pero no puedo imaginar su reacción al saber que él es mi profesor.

-Eso no tendrías que mencionarlo, diles que lo conociste en el Instituto, y es un alumno como nosotras- dijo Sky tranquilamente observando por la ventana los hogares de mis antiguos vecinos.

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Para la cena mi madre preparó una cazuela de mariscos. Decidí que era el momento para contarles acerca de Matt, sea cual sea su reacción.

Tomé una raba de mi plato con mi tenedor y la meti en mi boca rápidamente y al mismo tiempo comencé a hablar.

-Les tengo que comentar algo.

-Bueno, pero primero traga, no me gusta que hablen mientras mastican- respondió mi madre de forma autoritaria mirándonos a papá y a mí; cuando era más chica solíamos contar chistes con la boca llena de comida y estallar de la risa.

-Tengo...- comencé y apoyé los cubiertos sobre la mesa. - Tengo novio.

Mi madre, que se encontraba sentada en una de las cabeceras de la mesa sonrió de manera nada disimulada mirando fijamente a mi padre, quien por cierto estaba enfrentado a mamá, y asimilaba aquello que había confesado mientras bebía todo el agua de su vaso. Hasta que se dignó a hablar.

-¿Cómo se conocieron?

-En el Instituto, él es alumno del último grado, su nombre es Matt. Ahora esta...

Me ahogué en el intento de terminar mi frase. Tomé un sorbo de agua y continué.

-Él está en el hospital, para ser más exacta está en coma. Sufrió un accidente- dije por fin mirando hacia mi comida, al levantar la mirada supe que los tres me miraban fijamente y con compasión.

-Oh cariño, las cosas nunca salen como uno se lo espera, pero todo estará bien. ¿Lo has visitado?

-Todos los días.

Para liberar la tensión, mi madre trajo el postre.

Cuatro mousses de chocolate con crema y una cajita adornada con un moño en la tapa que dejo junto a mi mousse.

Frente a mis ojos estaba la tan ansiada sorpresa.

No esperé y la abrí rápidamente. Unas llaves con un logo. Los miré confundida y nos dirigimos hacia el garaje. Y allí estaba el auto de mi padre, y uno nuevo. Mi auto.

Grité eufórica y abracé a ambos.

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Por la noche me encontraba desvelada, no podía dormir. Sky estaba dormida, así que baje a la cocina por un chocolate. Me encontré a mi padre bebiendo un vaso de leche y tomé asiento a su lado.

-¿Te sientes bien?

-Sí, solo se me complica dormir, debe ser por haber dormido tanto en el viaje.

-Ten- me dijo mientras me daba unos billetes- son para que tengas y puedas pagar la gasolina de tu nuevo auto cuando vayas a ver a tu novio.

Era lo mejor que me podría haber dicho.

-Pero sé que no te alcanzará, y no puedo estar dándote todos los meses, es duro decirlo... pero necesito que consigas un trabajo hija, ya estás grande y a tu madre y a mí se nos está complicando un poco pagar el Instituto.

-Está bien papá, lo conseguiré lo antes posible. Gracias - me acerqué a su lado y me dirigí hacia sus brazos.

- Aunque hayas crecido y ya tengas un novio, jamás dejaste de ser la pequeña niña que necesitaba que la protegieran.

-Te quiero mucho papá.

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Después del almuerzo nos despedimos junto a Sky y volvimos al Instituto en mi nuevo auto.

-Amiga, ¿Me dejas pasar por el hospital que queda de pasada?

-Claro, pero déjame bajar contigo y verlo.

Durante el largo viaje no paramos un momento de charlar, hasta podría decir que me di cuenta de unas cuantas cosas...

-Kathe, ¿no crees que Juana está muy cerca de ti? La vi repetidas veces cerca de tu cuarto, y...

-Sí, lo sé - interrumpí - también lo creo. La he visto cerca de mi auto cuando iba a ver a Matt, es algo raro. También el director ha estado pendiente de mis movimientos, pero siempre le dije que me iba a trabajar, pronto será cierto.

-¿Conseguirás trabajo?

-Sí, así puedo pagarte por haberme prestado tu auto, y cubrir mis propios gastos, a mis padres se les está complicando un poco.

-Por mi auto no te hagas ningún problema, no lo hice para que me devolvieras el favor ni nada de eso, lo hice porque te quiero y eres una gran amiga.

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Al llegar al hospital estacioné en el único lugar libre, había una gran cantidad de autos.

Bajé apurada junto a mi amiga, nos registramos y la enfermera que me había atendido nos acompañó hasta el piso muy sonriente.

-¿Por qué sonríe así?

-No lo s...- Y no logré terminar de hablar, porque la puerta de la habitación estaba abierta, mi novio estaba despierto y hablando con ella, sentada a su lado.

El principio del fin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora