El fuego. Cálido y peligroso.

Capítulo 27

Cuando llegamos a la cafetería más cercana nos pusimos en la cola. Solo estuvimos esperando unos segundo. Nos atendió un chico moreno muy mono. Me miraba con sus ojos claros y yo me derretía por dentro. Al principio no me di cuenta de que Justin me estaba mirando con cara de estar un poco celoso. Eso me hacía sonreír aún más y él ponía cara de pocos amigos. Cuando el chico se fue a preparar mi frappuccino con caramelo por encima y el frappuccino de vainilla de Justin le dije:

– Creo que le voy a dar mi número, ¿tú que piensas?

– Seguro que tiene novia...

– No lo creo, no para de mirarme. ¿Le preguntamos y así salimos de dudas?

– ¿Preguntamos?... No cielo, yo no voy a preguntar nada. Prefiero seguir pensando que tiene pareja para no pensar en la posibilidad de que salgas con él.

– ¿Cielo?... ¿Cuántos nombre me vas a poner en el día de hoy?

– Todos los que sean necesarios para distraerte y que no pienses en ese tio...

Le miré irónicamente para hacerle ver que hiciera lo que hiciera iba a seguir mirando al chico de los ojos claros. Entonces volvió y nos dio nuestros fappuccinos y la cuenta. No me dio tiempo a sacar el monedero para pagar cuando Justin ya tenía el dinero en la mano con una buena propina.

– Yo pago lo mio.

– No, hoy invito yo.

– No hace falta que me pagues. Tengo mi propio sueldo y no dependo de nadie así que no es necesario que lo hagas.

– Ya se que no dependes de nadie y no voy a ser yo quien cambie eso.

– Tampoco me gusta deberle nada a nadie.

– Lo he hecho precisamente para eso. Así tengo una excusa por la que obligarte a salir conmigo otra vez.

– A mi nadie me obliga a nada. Además por ahora no va mal la cosa, así que no haría falta obligarme.

– Seguimos en la cola Chucky, así que muévete que la gente empieza a impacientarse.