Capítulo 10

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– Ehh... nada, nada - me incorporé rápidamente. Y me ruboricé

– Es verdad, no ha pasado nada – dijo Justin poniéndose él también muy rojo.

– ¿Ha pasado algo? No, nada de nada. ¿Justin tú sabes si ha pasado algo? Porque yo creo que no ha pasado nada -comencé a decir muy rápido y un poco tartamudeando.

– Vale, vale... os creo... -nos dijo Usher un poco indeciso- Voy a llamar a Scooter -dijo cerrando la puerta al salir.

Justin me tiró el zapato, yo lo cogí al vuelo y me lo puse rápidamente. Luego, fui al ordenador e imprimí el contrato. Se lo di a Justin y el me miró muy extrañado.

– Toma, este es el contrato, haz lo que quieras con él... -le dije intentando que se fuera ya de mi vista.

En ese instante entraron Usher y Scooter.

– ¿Al final le vas a contratar o no? - preguntó Scooter.

– Ya le he dado el contrato. Y ahora fuera, que tengo muchas cosas que hacer. -les dije señalando con el dedo índice de la mano derecha la puerta.

– Bueno, venga vale, hasta la próxima. -me dijo Scooter para despedirse.

– ¿Tiene que haber una próxima? - dije expresando mi pesar y mirando a Justin para que supiera que hice la pregunta pensando en él.

– Eso espero... -me dijo Justin sonriendo y yo le fulminé con la mirada. Entonces se fueron, yo por educación les acompañé hasta la puerta y vi como se subían a un coche azul marino. Cuando el coche arrancó y desaparecieron hasta donde alcanzaba mi vista yo entré al estudio corriendo para recoger mis cosas e irme rápidamente a la casa de Manddy para contarle lo ocurrido.

De camino a casa de Manddy caí en la cuenta de que ella estaba en el instituto así que me di la vuelta y me dirigí allí.

Cuando estuve enfrente del edificio le mandé un mensaje para que saliera. Unos minutos después la puerta del instituto se abrió y apareció.

– ¿Qué pasa?¿Porqué me has echo salir del instituto? Tiene que ser muy importante para que hayas venido hasta aquí. -me dijo extrañada.

Yo la miré muy seria y a la vez un poco asustada por lo que había ocurrido.

– Me estás dando un poco de miedo Noa, nunca te había visto así... - me dijo con los ojos muy abiertos.

– Es sobre él... ha venido al estudio... - le dije paralizada.

– ¿Quién?

– Romeo...

Manddy me miró con la boca abierta y entonces le conté lo que había ocurrido.

– Me duele la boca de tenerla tanto tiempo abierta... -me dijo todavía sorprendida ante mi noticia.

– ¿Pero os besasteis?

– Más quisiera... Pfff... yo soy demasiado mujer para él.

– Pero... ¿tienes su teléfono? -me preguntó muy interesada - Por que si lo tienes y tú no te lo follas lo haré yo... que un tío como ese no se encuentra todos los días... -me dijo como si nada.

Yo la cogí por la camiseta y la puse contra la pared.

– Como se te ocurra hacer eso, date por muerta -le dije muy bajito cerca de su oreja.

– Así que...te gusta- me dijo Manddy sonriendo de oreja a oreja.

– ¿Qué? - le dije muy agudo y la solté de golpe. - Yo no he dicho eso. Además no es mi tipo... -le dije ruborizándome.

– Eso no se lo cree ni tu madre. ¿Entonces porqué te has puesto tan roja?

– Por nada en especial, es solo que hace mucha calor... Somos muy incompatibles, así que nunca ocurrirá nada entre nosotros.

– Ya claro... ¿tú sabías que los polos opuestos se atraen? -me dijo ella levantando una ceja.

– Eso no siempre es así, y si no mira Rebecca y yo.

– Esa es un caso aparte, no cuenta...

– Vale, pues entonces te puedo poner otro ejemplo... Tú y Carol...

– ¡A esa ni me la mientes! -me dijo muy alterada.

– ¿Entonces que pasa que Carol también es un caso aparte?

– Ehh... si – me dijo muy seca.

– No.

– Si.

–  No.

–  Si.

– No.

Tras varios segundos nos sostuvimos la mirada hasta que Manddy dejó de mirarme y yo sonreí de oreja a oreja muy satisfecha por haber ganado esta batalla. Me miró de nuevo y comenzamos a reírnos las dos al mismo tiempo.

– ¿Te vienes a mi casa? - le pregunté.

– No puedo tengo clases...

– Venga ya... si tu eres la primera que falta a las clases para ir al parque de skaters.

– Pues también es verdad... pero es que hay un chico muy mono en mi clase de matemáticas... es muy participativo, sale a la pizarra y las vistas de su culo son espectaculares -me dijo con cara de embobada.

– Manddy...

– Que... -me dijo volviendo de su sueño erótico.

– Recójete las bragas -le dije muy seria

Ella automáticamente miró hacia abajo. Luego volvió a mirarme y me dijo:

– Bonita ironía.

Yo como respuesta le hice un corazón con las manos.

– Venga vámonos a mi casa que tienes mucho que contarme sobre ese chico tan mono de tu clase.

Ella asintió y las dos comenzamos a caminar.

El fuego. Cálido y peligroso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora