– Ehh... nada, nada - me incorporé rápidamente. Y me ruboricé
– Es verdad, no ha pasado nada – dijo Justin poniéndose él también muy rojo.
– ¿Ha pasado algo? No, nada de nada. ¿Justin tú sabes si ha pasado algo? Porque yo creo que no ha pasado nada -comencé a decir muy rápido y un poco tartamudeando.
– Vale, vale... os creo... -nos dijo Usher un poco indeciso- Voy a llamar a Scooter -dijo cerrando la puerta al salir.
Justin me tiró el zapato, yo lo cogí al vuelo y me lo puse rápidamente. Luego, fui al ordenador e imprimí el contrato. Se lo di a Justin y el me miró muy extrañado.
– Toma, este es el contrato, haz lo que quieras con él... -le dije intentando que se fuera ya de mi vista.
En ese instante entraron Usher y Scooter.
– ¿Al final le vas a contratar o no? - preguntó Scooter.
– Ya le he dado el contrato. Y ahora fuera, que tengo muchas cosas que hacer. -les dije señalando con el dedo índice de la mano derecha la puerta.
– Bueno, venga vale, hasta la próxima. -me dijo Scooter para despedirse.
– ¿Tiene que haber una próxima? - dije expresando mi pesar y mirando a Justin para que supiera que hice la pregunta pensando en él.
– Eso espero... -me dijo Justin sonriendo y yo le fulminé con la mirada. Entonces se fueron, yo por educación les acompañé hasta la puerta y vi como se subían a un coche azul marino. Cuando el coche arrancó y desaparecieron hasta donde alcanzaba mi vista yo entré al estudio corriendo para recoger mis cosas e irme rápidamente a la casa de Manddy para contarle lo ocurrido.
De camino a casa de Manddy caí en la cuenta de que ella estaba en el instituto así que me di la vuelta y me dirigí allí.
Cuando estuve enfrente del edificio le mandé un mensaje para que saliera. Unos minutos después la puerta del instituto se abrió y apareció.
– ¿Qué pasa?¿Porqué me has echo salir del instituto? Tiene que ser muy importante para que hayas venido hasta aquí. -me dijo extrañada.
Yo la miré muy seria y a la vez un poco asustada por lo que había ocurrido.
– Me estás dando un poco de miedo Noa, nunca te había visto así... - me dijo con los ojos muy abiertos.
– Es sobre él... ha venido al estudio... - le dije paralizada.
– ¿Quién?
– Romeo...
Manddy me miró con la boca abierta y entonces le conté lo que había ocurrido.
– Me duele la boca de tenerla tanto tiempo abierta... -me dijo todavía sorprendida ante mi noticia.
– ¿Pero os besasteis?
– Más quisiera... Pfff... yo soy demasiado mujer para él.
– Pero... ¿tienes su teléfono? -me preguntó muy interesada - Por que si lo tienes y tú no te lo follas lo haré yo... que un tío como ese no se encuentra todos los días... -me dijo como si nada.
Yo la cogí por la camiseta y la puse contra la pared.
– Como se te ocurra hacer eso, date por muerta -le dije muy bajito cerca de su oreja.
– Así que...te gusta- me dijo Manddy sonriendo de oreja a oreja.
– ¿Qué? - le dije muy agudo y la solté de golpe. - Yo no he dicho eso. Además no es mi tipo... -le dije ruborizándome.
– Eso no se lo cree ni tu madre. ¿Entonces porqué te has puesto tan roja?
– Por nada en especial, es solo que hace mucha calor... Somos muy incompatibles, así que nunca ocurrirá nada entre nosotros.
– Ya claro... ¿tú sabías que los polos opuestos se atraen? -me dijo ella levantando una ceja.
– Eso no siempre es así, y si no mira Rebecca y yo.
– Esa es un caso aparte, no cuenta...
– Vale, pues entonces te puedo poner otro ejemplo... Tú y Carol...
– ¡A esa ni me la mientes! -me dijo muy alterada.
– ¿Entonces que pasa que Carol también es un caso aparte?
– Ehh... si – me dijo muy seca.
– No.
– Si.
– No.
– Si.
– No.
Tras varios segundos nos sostuvimos la mirada hasta que Manddy dejó de mirarme y yo sonreí de oreja a oreja muy satisfecha por haber ganado esta batalla. Me miró de nuevo y comenzamos a reírnos las dos al mismo tiempo.
– ¿Te vienes a mi casa? - le pregunté.
– No puedo tengo clases...
– Venga ya... si tu eres la primera que falta a las clases para ir al parque de skaters.
– Pues también es verdad... pero es que hay un chico muy mono en mi clase de matemáticas... es muy participativo, sale a la pizarra y las vistas de su culo son espectaculares -me dijo con cara de embobada.
– Manddy...
– Que... -me dijo volviendo de su sueño erótico.
– Recójete las bragas -le dije muy seria
Ella automáticamente miró hacia abajo. Luego volvió a mirarme y me dijo:
– Bonita ironía.
Yo como respuesta le hice un corazón con las manos.
– Venga vámonos a mi casa que tienes mucho que contarme sobre ese chico tan mono de tu clase.
Ella asintió y las dos comenzamos a caminar.
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El fuego. Cálido y peligroso.
Hayran KurguMiré por el window, y ahí estaba él, bajo la lluvia, un día de invierno, sentado en el escalón de la puerta de mi casa, borracho como una cuba. En el fondo me da mucha pena, pero lo que me ha hecho es imperdonable. Las últimas semanas han sido incre...