Capítulo 35

26 3 0
                                    

                 

Íbamos de camino al hotel en una furgoneta negra. Sólo estábamos Justin y yo en la parte de atrás y Pattie, la madre de Justin, de copiloto.

Como quien no quiere la cosa, Justin acercó su mano a mi muslo y empezó a tocármelo de un lado a otro. La temperatura comenzaba a subir. Yo le miré y vi en su mirada que estaba deseando llegar.

–                                                                                                                                        ¿No hace un poco de calor aquí? - dije sin dejar de mirar a Justin a los ojos.

Él me susurró: la noche acaba de comenzar.

–                                                                                                                                        Es cierto, mamá por favor abre la ventana que entre un poco de aire.

Yo mire divertida a Justin.

Llegamos al hotel y andamos rápidamente hasta la habitación. La noche prometía. La temperatura subía por momentos. Solo pensaba en llegar y quitarle la camiseta. Nunca había tenido tantas ganas de hacer algo como lo que va a pasar ahora. Justin abrió la puerta con la tarjeta. Entramos con la mirada de Scooter y otros huéspedes puesta en nosotros, pero no nos importaba, lo que iba a pasar llevaba tiempo en nuestras mentes. No queríamos perder tiempo.

¡Ehh, ehh, ehh, ehh!. Sigue animándonos subconsciente. Has conseguido lo que querías. Lo que queríamos más bien. Tú también lo estabas deseando. Es cierto no puedo negarlo. Ahora dejame que disfrute del momento.

Justin me empujó contra la pared. Sus labios me buscaban y los mios también, desesperadamente. Sus manos a ambos lados de mi cabeza, no me dejaban huir, aunque tampoco lo hubiera intentado. Yo puse mis manos en su cuello para acercarlo más a mi. Todo estaba cobrando una dirección morbosa. Ambos seguíamos muy juntos después de minutos. Unos minutos increíbles, llenos de lujuria. Yo ya no podía más. Quería seguir avanzando. Baje mis labios por su cuello y cuando mire de reojo su cara, vi como disfrutaba. Suspiró desde lo más hondo de su ser. Le gustaba mis besos. Yo no paré, seguí ahí pegada a él. Entonces me levantó las piernas de repente y me las puso en su cadera. Estaba bastante cachonda, tengo que admitirlo. Este chico me ponía como nunca antes lo había hecho ningún otro. Justin empezó a besarme el cuello y entonces entendí porque tenía esa cara antes. Yo solo me quedé en el cuello, pero él empezó a bajar y le dije:

–                                                                                                                                        Aquí no. En la cama. -dije en un susurro entre suspiros de placer.

Él no dijo nada. Se limito a asentir con la cabeza y llevarme a la cama mientras me besaba en los labios. Me sentó y me quitó la camiseta. Y luego se la quitó él. Se tumbó encima de mí y bajo sus labios desde mi cuello hasta el centro de mi pecho. Me quitó el sujetador. Estábamos llevando las cosas a otro nivel. El gran momento se acercaba. Empezó a chuparme los pezones y yo disfruté como nunca.

Bueno, en realidad, fue de las mejores porque fue mi primera vez, pero con la vida sexual tan activa que tuvimos a partir de eso momento no se puede decir que sea ni por asomo la mejor. Los dos aprendimos muchas cosas después de este día.

Él me cogió por la cintura del pantalón para quitármelo.

–                                                                                                                                        Un segundo... ¿Dónde está nuestro amigo elástico?

El fuego. Cálido y peligroso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora