Capítulo 2

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Era un chico de unos 15 años. Tenía la piel clara, el pelo rubio y liso en forma de casco, los ojos color miel, una nariz un poco respingona y una sonrisa perfecta. Llevaba puesta una camiseta blanca básica. Sólo le podía ver de cintura para arriba. Estaba acompañado de otro chico de piel clara y pelo corto y liso de color cobre en forma también de casco. Llevaba aparato y una camiseta negra con un logotipo.

Según su cuenta, ambos eran canadienses.

Manddy y yo nos quedamos con la boca abierta cuando vimos que los dos eran muy guapos. Ellos al verlos empezaron a reírse y nosotras nos contagiamos. Los primeros en hablar fueron ellos, que nos preguntaron cómo nos llamábamos, nosotras nos ruborizamos y tras esto les contestamos. Después le hicimos la misma pregunta y ellos contestaron que el chico de la camiseta blanca se llamaba Justin y el otro chico Bryan. Eran muy majos y divertidos. Estuvimos hablando durante mucho tiempo sobre tonterías, nada personal, y al final nos dimos los skypes y nos despedimos ya que nosotras nos teníamos que ir porque habíamos quedado con unos amigos.

Esa misma noche, ya en mi casa, sobre las nueve y media cogí el portátil que estaba encima de mi escritorio, para ver si tenía algún correo. Mi escritorio está bajo la única ventana de mi habitación, justo enfrente de la puerta. A la derecha de la puerta está mi cama pegada a la pared y mi mesita de noche a continuación. También tengo entre el escritorio y la mesita un puff con los colores de la bandera de Jamaica y una gran hoja de marihuana en el centro. A la izquierda de la puerta se encuentra mi armario. Al encender el ordenador vi que me habían enviado una petición por skype. La petición era de Justin. Tenía muchas ganas de volver a hablar con él, así que le di a aceptar. A los 10 minutos me invitaron a realizar una vídeo llamada, acepté sin saber quién era ya que no me importaba porque estaba muy aburrida. Minimicé la página para seguir revisando mis correos, hasta que me di cuenta de que alguien se estaba riendo. Al escuchar ese sonido, que me resultó familiar, mire hacia la esquina superior derecha de la pantalla de mi portátil y le vi. Era él.

Esta vez estaba solo y noté que acababa de salir de la ducha porque tenía otra ropa puesta y el pelo húmedo y despeinado. Ahora vestía con lo que podía ser su pijama. Estaba  muy guapo.

Yo también me reí pero mi motivo era otro, su aspecto. Él fue el primero en hablar.

–  Hola, me gusta mucho tu camiseta.

Inmediatamente bajé la cabeza para mirarla. Llevaba una camiseta blanca con la famosa muñeca Mrs. Little. Esta era Mrs. Little Shy, también llevaba unos pantalones cortos de Calvin Klein, y el pelo recogido en un roete.

Levanté la cabeza y le eché una mirada sarcástica. Él volvió a reír y me contagió.

– No te enfades mujer, es sólo una broma.

– Debería haberme puesto otra camiseta... - susurré.

– Te pongas la que te pongas, siempre vas a estar igual de guapa. -dijo él.

Me ruboricé de inmediato con su inesperado comentario y agaché la cabeza para que no me viera sonreír. Con el rabillo del ojo vi como él también sonreía. No podía soportar esta situación tan incómoda así que me despedí.

– Buenas noches, tengo que dejarte porque mañana me tengo que levantar temprano. Adiós. -le dije rápidamente.

Y me desconecté antes de que él pudiera articular palabra alguna. Tras esto me quedé embobada mirando el portátil, analizando lo que acababa de ocurrir. Cuando pasaron unos minutos, llegó mi hermana Sarah para comprobar si estaba durmiendo. Sarah tiene 22 años. Es de estatura media y delgada. Tiene el pelo oscuro, largo y liso, y los ojos claros. Y siempre tiene que tener la última palabra. Cuando vio que no era así me dijo:

– Noa, ¿por qué no estás durmiendo? Mañana tienes que ir al estudio temprano. ¡Apaga el ordenador y duérmete de una vez! - me gritó.

– Relájate, ahora me voy a la cama... -le dije en voz baja.

– Espero no tener que repetírtelo -me dijo muy seria.

Cuando salió de mi dormitorio apagué el portátil y me tumbé en la cama para intentar dormir, aunque fue en vano.

El fuego. Cálido y peligroso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora