Cuando Fer regresó, el animal disponía de un lugar de honor junto a la chimenea de la cocina y de la atención absoluta de cuatro mujeres hermosas.Sandy: Esperen a que Sara y los niños vuelvan a casa. Les encantará. Tía Coco, por lo que veo le gusta tu paté de hígado.
Lila: Es evidente que se trata de un gastrónomo entre perros -apoyada sobre manos y rodillas, acercó la nariz al hocico del animal- ¿Verdad que sí, precioso?
Coco: Creo que debería comer algo más suave - también se hallaba en el suelo, cautivada-. Con el cuidado adecuado, será muy guapo.
El cachorro, sorprendido por su buena suerte, corrió en círculos. Al ver a Fer, fue hacia él, tropezando con sus propias patas. Las mujeres se levantaron y le hicieron preguntas al unísono.
Fer: Un momento -dejó la bolsa de la compra sobre la mesa y luego se agachó para acariciar la barriga del cachorro- No sé de dónde viene. Lo encontré cuando daba un paseo por los riscos. Estaba escondido. ¿Verdad, amigo?
Coco: Supongo que deberíamos preguntar por aquí, para ver si alguien lo ha perdido -comenzó, luego alzó una mano cuando sus sobrinas manifestaron unánime desacuerdo- Es lo justo. Pero depende de Fernando, ya que es él quien lo ha encontrado.
Fer: Creo que deberían hacer lo que les parezca mejor -se levantó para sacar la leche de la bolsa-. Sin duda le gustaría un poco.
Sandra ya había sacado un plato y discutía con Lila sobre la cantidad adecuada para el nuevo invitado.
Lu: ¿Qué más has traído? -señaló la bolsa.
Fer: Unas pocas cosas -se encogió de hombros y se rindió- Pensé que tendría que llevar un collar -sacó un collar rojo con remaches plateados.
Lu: Muy a la moda -no pudo contener la sonrisa.
Fer: Y una correa -también la depositó en la mesa-. Comida para cachorro.
Lu: Mmm... -se puso a revisar la bolsa- Y un manjar: un hueso.
Fer: Querrá mordisquear algo -informó.
Lu: Claro que sí. Una pelota y un ratón de goma -riendo, apretó el juguete.
Fer: Debería tener algo con lo que jugar -no quiso añadir que había buscado una casa y un cojín para perros, pero sin poder encontrarlos.
Lu: No sabía que fueras un blando.
Fer: Yo tampoco -bajó la vista al cachorro saltarín y feliz.
Lila: ¿Cómo se llama? Tú lo encontraste, así que serás tú quien lo bautice.
Sandy: Date prisa -aconsejó- Antes de que Lila lo esclavice con algo como Griswold.
Fer: Fred -dijo impulsivamente-. A mí me parece un Fred.
En absoluto impresionado por el nombre recibido, Fred se echó con una oreja en el plato con leche y se puso a dormir.
Sandy: Bueno, arreglado -acarició al cachorro una última vez antes de ponerse de pie- Vamos, Lila, es tu turno.
Coco: Les echaré una mano -con el instinto a flor de piel, se llevó a sus dos sobrinas fuera de la habitación para dejarlos a solas.
Lu: Será mejor que yo también me vaya -se dirigió hacia la puerta.
Fer: Espera -la detuvo con una mano en el brazo.
Lu: ¿Para qué?
Fer: Para... espera.
Lu: Espero -se quedó allí, conteniendo el dolor.
Fer: Yo... ¿cómo tienes la mano?
Lu: Bien.
Fer: Estupendo -se sentía como un *******-. Es estupendo.
Lu: Si eso es todo...
Fer: No. Quería decirte... noté un traqueteo en el coche al ir a la ciudad.
Lu: ¿Un traqueteo? -frunció los labios-. ¿Qué clase de traqueteo?
Uno imaginario, pensó Fer, pero se encogió de hombros.
Fer: Simplemente un traqueteo. Esperaba que pudieras echarle un vistazo.
Lu: De acuerdo. Llévalo mañana al taller.
Fer: ¿Mañana?
Lu: Tengo las herramientas allí. ¿Querías algo más?
Fer: Al pasear, no dejé de desear que estuvieras a mi lado.
Lu apartó la vista hasta que tuvo la certeza de que había reconstruido la brecha en su muralla defensiva.
Lu: Queremos cosas diferentes, Fer. Dejémoslo así -se volvió hacia la puerta- Trata de llevarme el coche temprano -añadió sin darse la vuelta- Mañana he de cambiar un tubo de escape.