Capítulo 13

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Odiaba la UCI. Era solitaria, y además demasiado blanca. Esa blancura hacía que todo pareciera menos humano, menos real. 

Pero estaba en casa. Habían pasado unas semanas y, al fin, estaba en casa. Y Sísifo también. No paraba de correr en la rueda. A veces me ponía nerviosa, ya que no hacía otra cosa más que eso. 

Me llevó a pensar que quizá sea una metáfora de la vida: das vueltas y vueltas a base de correr, de gastar tu energía en algo que no la merece, para al final, sentirte fatigado y olvidarte de tus problemas, para distraerte, y eso dando vueltas a una rueda que, en realidad, es tu mente, tus problemas, y todo lo que quieres olvidar, y tú corres y corres, haciendo que la rueda dé más vueltas, haciendo que en vez de olvidar o resolver, como tú quieres, se hagan más grandes, hasta que acaben contigo y te desplomes. 

Era una metáfora tan deprimente que me dieron ganas de llorar; pero ya que lo había hecho muchas veces y sólo había hecho que mi madre se preocupara, decidí contenerme. 

                                                          ***

Meses después, mi madre conoció a un florista holandés, bastante adinerado, según decía. Se hicieron novios.

Ella se obsesionó con los tulipanes, tenía un jardín lleno de ellos. 

Siempre tenía que haber una hamartía. 

Pero una vez, en el instituto, cruzando el campo de fútbol, me caí. Y me di cuenta de lo maravilloso que era todo lo que nos rodeaba: la hierba, los insectos, el respirar, el cielo, la tierra. No me levanté en un rato. Seguía viva, y tenía la inmensa suerte de ello. 

                            ***

El Tulipán Holandés contemplaba la marea, que estaba subiendo.

–Ensambla, unifica, envenena, corrige, revela. Mira cómo sube y baja, y se lleva todo consigo.

–¿Qué es? –le pregunté.

–Agua –me contestó el holandés– Bueno, y tiempo.

Esas palabras me carcomían la mente. No paraba de pensar en ellas y en su absoluta veracidad. Lo que sentía era un dolor imperial cada vez que pensaba en lo del tiempo, y en lo que estaba llevándose consigo. 

Hay que sentir el dolor. 

                                                                                ***


Pasó el tiempo y empecé una dieta a base de pasto de trigo, los médicos habían dicho que estaba muy enferma, y que esa dieta podría ayudarme. 

Pienso que eso que dijo El Tulipán Holandés sobre el mar era cierto, sobre todo ahora que...









Un Dolor ImperialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora