Parte de su grupo.

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Luego de haber regresado a casa, almorzado y haber tomado una ducha, decidí mirar un poco de televisión para pasar el tiempo. 

Debía pensar y mucho. Mientras fingía ver un programa, del cuál no estaba enterada de que trataba ni de lo que sucedía en el, tenía un debate mental importante. Se trataba de la invitación que Harry me había echo: nos invitó a Elena, Leila y a mí a ir a la casa de Liam -uno de sus amigos-, dónde estarían todos para que nos conozcamos. El problema era más que uno, de hecho, solo se juntaban haciéndome un lío mas que grande.

Por empezar: la invitación. No era la convocatoria en sí, sino acerca de quién era el que nos invitaba. Sí, Harry. Después del "beso" que le había dado, ¿con qué cara aceptaría ir a conocer a sus amigos? Esa era la pregunta, ¿con qué cara lo vería ahora? Continuando, no conocía a sus amigos. ¿Y si no les caía yo bien? No estaría dispuesta a ir solamente para pasar un mal rato. Y terminando, estaría Niall. Eso no era malo, de hecho, era increíble, pero aún así no dejaba de ser un problema. Digo, yo era invisible para él y ya estaba seriamente pensando acerca de olvidarle; y definitivamente, ir a pasar la tarde con él y sus amigos no entraría dentro del término sobre olvidar a alguien. 

Sin saber qué hacer, invité a Leila y Elena a que vayan a mi casa y preguntarles, después de todo, ellas igual estaban invitadas. 

—Entonces, ¿nosotras igual estamos invitadas?— preguntó por segunda vez Leila, luego de que les haya contado acerca de la invitación del rulitos. 

—Sí, pero dudo en ir. Mejor nos quedamos aquí ¿no?— les propuse, con la esperanza de que aceptaran para ya tener una buena excusa para decirle a Harry por no haber ido aquella tarde.

—¡Claro que no!— se quejó Leila, y he aquí, mi excelente excusa desvaneciéndose. —Iremos, claro que sí. Sino, ¿que haríamos toda la tarde? 

—¿Tú que dices Elle?— le pregunté a Elena, quién había estado callada en todo momento, con la esperanza de que me siguiera la corriente. 

—¿De qué hablan?— preguntó, e inmediatamente la noté rara.

—Harry nos invitó esta tarde a conocer a sus amigos, ¡a todas! A Aria, a ti, a mi ¿qué dices?— le respondió Leila, sonriente. 

—Sí, me parece bien— ¿era yo, o era la primera vez que Elena había estado callada por tanto tiempo? 

Las dos habían aceptado, ya se me habían agotado las excusas y mi mente no tenía originalidad aquel día como para inventar mentiras siquiera. Luego de ponerme unos leggins, mis zapatillas Convers y una remera, partimos hacía la dirección que Harry me había escrito en un papel en la hora de detención aquel día. 

—No sé si fue muy buena idea venir— comenté en el camino. Cada vez nos acercábamos más. Leila solo rodó sus ojos, mientras que Elena continuó sumida en su silencio. No se que sucedía con ella, pero de algo estaba segura, no estaba de buen humor. Ni siquiera yo lo estaba. 

Al llegar a la dirección escrita en el pequeño y arrugado papel, Leila se apresuró a darle tres golpecitos a la puerta. La casa era una normal, solo que grande y con un bello jardín delantero. 

—¿Sí?— salió un joven. ¿Ese era uno de los amigos de Harry? Vaya que amigos tenía rulitos. Tenía unos lindos ojos azules, sus facciones eran finas y delicadas, tenía su cabello revuelto y de altura, era cómo Harry y Niall. —Oh esperen, ¿ustedes son las amigas de Harry?— yo solo continuaba examinándolo, me parecía bastante apuesto. Reaccioné ante la pregunta del joven, miré a Leila y Elena, que lo miraban de arriba hacía abajo, asique ya que mis amigas estaban hipnotizadas, yo era la que debía responder. Asentí unas cuantas veces. El solo se limitó a sonreír. —¡Harry, son tus amigas! Y les han comido la lengua los ratones, al parecer— gritó hacia adentro de la puerta. —Vengan, pasen.

Its Gotta Be YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora