Ya voy camino a la escuela. El día está helado y sacarme de la cama por la mañana ha sido todo un parto. Mi madre, cansada, luego de sus inválidos intentos; dio vuelta mi colchón y caí de cara a la alfombra. Creo que si no hubiera sido por la espumosa y abundante alfombra que tengo, me rompía la cara. Y otra vez más, mi madre demostrando lo tan desconsiderada y bruta que es.
Desde que me senté en el asiento trasero, me acurruqué y he estado dormitando todo el viaje. Me gustaría quedarme así para siempre, pero recuerdo que si no puedo moverme ahora, luego tendré que rendir los miles de exámenes y hacer toda la tarea pendiente luego. Y eso...eso es algo que me niego profundamente a hacer en mi vida.
Y también debo moverme. Porque aunque mi madre es la que se encarga de devolverme a la vida por las mañanas, mi padre no tendría ningún problema en arrancar el espejo retrovisor del auto y dármelo en la cabeza tan solo para despertarme e ir al colegio. Tengo entendido desde el jardín de infantes que a ellos no les gusta que falte a clases.
Camino a un kilómetro por hora entre la oleada del alumnado y mientras mi mente divaga, coloco mis auriculares y enciendo el iPod. Escuchando las melodías mas dulces, que parecen ser canciones de cuna tratando de desmallarme, no soy consiente de que seguro camino como un zombie jorobado, a punto de perder el equilibrio porque muero de sueño. Y por esa misma razón, tropiezo con alguien.
El choque me viene como un balde de agua fría, y me sobresalto al mismo tiempo que caigo —por segunda vez en el día— de cara al piso. Ni siquiera logro posicionar bien mis manos y evitar no darme de lleno al suelo.
Tardo entre dos o tres minutos en despertar por completo. Hasta creo que me desmayé. Cuando comprendo que caí de la peor manera delante de todo el colegio y logro escuchar las, para nada disimuladas, risas de mis compañeros, trato de levantarme. Pero me cuesta horrores, un punzante y reconocido dolor vuelve a golpear sobre mi oreja izquierda. Dónde me he golpeado el día maravilloso que me caí de la ducha. Me cubro con toda la palma de la mano en esa zona. Duele bastante y el siseo y las risas tontas de la gente no alivia la molestia para nada.
—¿Pueden callarse?—oigo. Y me sorprendo porque es justo lo que quiero decir, pero precisamente no fui yo quién lo dijo. Levanto la mirada y la felicidad me salpica desde el fondo del alma. Elena está aparatando a todos y trata de ahuyentar las miradas con la mano, cómo si los idiotas estos fueran perros.
De pronto, alguien por detrás, me toma con una gran mano de un brazo y con la otra por la espalda y de un solo esfuerzo, estoy de pie. Cuándo me sueltan, giro sobre mis talones y allí está Niall, con una media sonrisa en una de sus rosadas mejillas.
Aún con la mano en mi cabeza, giro y veo el desastre de hojas en el suelo. Observo mi mochila y está cerrada, con las carpetas y cuadernos dentro de ella. Me pregunto con quién he chocado y quién habrá derramado todas esas hojas, pero no hace falta mucha investigación, porque apenas puedo levantar la vista la tengo a Melanie Sparks asesinándome con una de las peores miradas que me ha dedicado en la vida.
He chocado con ella. Su bolso Gucci de cientos de dolares está abierto y vacío colgando de su mano derecha, mientras que una última hoja se descuelga del bolso. Vuelvo a observarla a los ojos, está inmóvil, aún con esas flamantes esferas cafés amenazando con curtir mi cuerpo.
—Tú— dice y se abalanza hacia mi. Esto parece una película de guerra, dónde ella es el malvado con un ejercito armado (y todo el ejercito es ella sola) con la artillería mas pesada, y yo precisamente no soy Tom Cruise.
Estira sus garras con la manicura fresca hacía mis hombros y da el primer empujón. Me tambaleo en mis pies, casi perdiendo el equilibrio y por terminar en el suelo por tercera vez consecutiva en el día. Preparándose para un segundo ataque, Niall habla:
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Its Gotta Be You
FanfictionAria Hastings, una adolescente de dieciséis años, mejor amiga de Elena y Leila, enemiga natural de Melanie, divertida, simpática, y perdidamente enamorada desde hace años de Niall Horan, no sabe que a partir de ahora, su vida tomará un giro inespera...