Día de Suerte.

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 Ahora que recordaba la escena, comencé a reír exageradamente, lo cuál era total y exclusivo de mí. Reír así, como loca, era algo que me salía natural y de lo qué muchas veces me arrepentía de tener ese habito horrible, siempre espantaba a todos y ahora que me reía así, era momento de espantar a Harry. Esperando a que el pobre salga corriendo, el solo me miro atento pero con una gran sonrisa en su lindo rostro.

 —¿De qué te ríes?— preguntó mientras comenzaba a reírse de apoco.

 —Recordé— me límite a decir, no podía decir mucho más luego de que aquel ataque de risa se apoderara de mí, de seguro parecía endemoniada ya que mi cuerpo sufría de falta de aire por mi risa, y eso me hacía moverme por todos lados. Fue raro que no terminé rodando en el piso mientras apretaba mi panza por el dolor que sentía allí de tanto reír, supuse que fue por Harry por quién me comportaba tan bien. 

 —¿Qué recordaste? ¿Nuestro falso beso?— preguntó, todavía sonriendo. Yo solo asentí, mientras trataba de calmarme y recuperar la falta de aire notable en mis pulmones. 

 Una vez un poco más calmada, la escena volvió a mi mente. La directora entrando a su despacho y yo arrojándome encima de Harry y fingiendo besarle apasionadamente, aunque por el ángulo por el cual la directora nos observaba no podía ver mi mano que alejaba nuestros labios, Harry sólo se quedó inmóvil, y eso facilito todo. No sabía por qué lo había hecho, pero ya lo había hecho y había metido la pata bien al fondo, metiendo la pata de Harry por él también.  

Y así la directora nos castigó dos horas luego de clases por unos días, y como si fuera poco, la pobre mujer no sabía que hacer, charló con nosotros sobre aquello y concordamos no contarle sobre lo sucedido a nadie, ya que destruía la reputación del privilegiado colegio al que asistíamos,sería un escándalo y un problema para ella que los padres se enteraran sobre que dos alumnos de dieciséis años estaban en plena acción en su propia oficina, eso hablaría muy mal acerca de la seguridad y autoridad de ella en el instituto. Después de todo, me salió bastante bien el plan. Y ni siquiera había sido un verdadero beso, debía ser actriz, era una experta mintiendo.

 —Muy gracioso, por tu culpa terminé en detención— se quejó. 

 —Oh vamos Harry, ya te dije, si quieres voy y le digo la verdad.— le reproché.

 —No, no importa. Además, quizás sea divertido pasar dos horas luego de clases en detención ¿no?—pf, sí seguro. 

 —Claro, ¡será muy divertido, Harry!— trataba de ser positiva y negarme a entender su sarcasmo, porque siendo así, sentía que Harry no se enojaría conmigo. 

Un profesor se quedaba observándonos a Harry, a mí y a unos otros cinco chicos más que se habían metido en problemas. Los otros cinco, eran los mismos de siempre. Los que vivían cometiendo delitos en el colegio, los "chicos malos", nadie se metía con ellos. Y después, estaba yo. Yo que era un pan de Dios, la chica más buena que podría haber en aquel colegio, la que se porta bien, la que no insultaba, la querida de todos...bueno, quizás no sea tan buena, pero casi. Y por último, Harry Styles. El chico nuevo, el próximo chico más deseado del colegio y de toda la ciudad. El que gracias a mí se encontraba sentado a mi izquierda, en Detención. 

Ya que lo vuelvo a pensar, no estuvo tan mal lo que hice. ¿Qué si fue muy pronto para hacerlo pasar por algo así al pobre? Quizás, pero al menos así cuando el rulitos sea híper mega popular, diré que fue mi amigo sus primeros días aquí. 

—Bueno alumnos, ya ha terminado el castigo por hoy. Pueden regresar a sus casas— anunció el profesor calvo, quién no recuerdo su nombre, sacándome de mis raros pensamientos. Por fin ya era hora de irse, ¿tan rápido habían pasado dos horas?

Its Gotta Be YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora