El invitado.

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Un sonido insistente golpeteaba en mi techo. Llovía y tan fuerte de modo que logró despertarme. Me sentía cansada por igual, el dolor en mi tobillo y cabeza había disminuido, peor no desaparecido. 

Claramente, el día no era el mejor. Para las personas, el día perfecto sería un día soleado y caluroso, dónde podrían disfrutar tomando un jugo o limonada en su piscina. En cambio, para mi, la rara de Aria; los días perfectos eran estos. Cuando llovía, todo se siente más vivo. Las rosas están mas rojas que nunca, las hojas de los árboles se mueven al golpearse con las gotas, y el césped brilla constantemente. 

Me levanto cuidadosamente de la cama, tratando de no apoyar todo mi peso en mi pie malo. Camino hasta acercarme a la ventana de mi habitación, y observo las gotas deslizarse por ella, empañando el vidrio ante mi respiración cercana. El cielo está gris, un gris con diferentes tonalidades, y me siento feliz, relajada y tranquila. El simple echo de escuchar las constantes gotas caer y chocar con los techos, autos e incluso el suelo, me relaja. Me hace recordar que estoy bien y que todo seguirá bien, que el cielo y las nubes siempre estarán ahí, y que la lluvia nunca se irá, pero tampoco el Sol. Supongo que la vida es así, las cosas van y vienen. 

Termino de hundirme en mis pensamientos acerca del clima, e imagino que estarán haciendo el colegio. Pienso en Leila, Elena, Harry, Niall, e incluso recuerdo a Zayn, Liam y Louis. También pienso en Melanie, la imagino con su larga melena rubia -naturalmente castaña-, y su chillona vocesita, yendo y viniendo detrás de los chicos, detrás de Niall. E incluso, la imagino detrás de Harry. Pero no me preocupa, no ahora que estaba en mi casa tratando de no tener un debate interno, tratando de no activar al punzante dolor en mi cabeza. No quería pensar mas, tomé un libro y comencé a leerlo. 

Las hojas del libro de Suzanne Collins, llamado Sinsajo, se adelantaban cada vez que avanzaba más mi lectura. Sumergida en esta, llegué a la ultima página. Me entristeció haber terminado, a la vista vez que me impresionó por haberlo hecho tan rápido. Sin embargo, me cuesta librarme de mis héroes literarios. Muchos no saben de esa parte de mí, el leer historias que me llevan a otro mundo, a otra realidad. Es como en los sueños, sólo que en los libros, tu historia ya está escrita y la sigues paso a paso. 

Inmediatamente, me pregunté como sería mi historia, mi libro. ¿Yo tendré la historia ya escrita? o, ¿yo la escribiré mediante mis decisiones? 

«Aria, te estás volviendo loca.» me advirtió la mente, como si no me conociera. Siempre me planteaba y me cuestionaba preguntas sin respuestas como estas, sólo en mis pensamientos, dónde nadie podría meterse a escuchar y notar lo profundo que suele ser mi razonamiento a veces.

—¿Puedo pasar?— preguntó mi madre, ya adentro de mi habitación. No entiendo porque pregunta eso, si ni siquiera golpea la puerta. Pero no tenía intenciones de discutir con ella, ni con nadie. —¿Cómo está tu tobillo?

—Bien, creo que está mejorando— le contesto. 

—Estaba pensando que para que no estés aburrida toda la tarde, invites alguna de tus amigas. Puedes invitarlas a dormir, esta noche tu padre y yo iremos a la cada de los abuelos a cenar.

—Las llamaré— le prometí convencida de que dirían que sí. Me comunicaría con ellas luego de que salgan del colegio. 

 Mi madre salió de la habitación luego de colocarme hielo sobre mi tobillo hinchado y adolorido durante unos quince minutos. Y ahí estaba yo, aburriéndome nuevamente. Si el día sería así, era mejor tomar una siesta, al menos hasta que Elena y Leila salieran del colegio. 

Me recosté en la cama luego de haber almorzado, me tapé con miles de mantas, encendí la televisión y busqué alguna película. The Notebook, recién comenzaba. La verdad es que nunca la vi completa, asique me decidí por ella. Aún llovía, y como sonido único de la lluvia de fondo, me concentré en la historia.

Its Gotta Be YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora