7. Superarla

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Junio, la misma semana, otro día.

Estábamos todas nosotras sentadas en la cancha del colegio, algunas esquivaban las pelotas de fútbol y otras estaban ni ahí. Yo estaba sentada al medio así que la pelota no tenía cómo llegarme.
–Bueno, yo debo confesar que en su tiempo, te quise mucho hueona, más que a mi Júpiter. Estuve a punto de mandarla a la mierda por ti... –me sinceré con Alice, una vez que todas nuestras compañeras se habían ido en manada al baño a sólo maquillarse o retocarse, no recuerdo.
–Casi –me respondió ella, sin expresión alguna en su rostro.– Yo no sé, creo que igual me daba lo mismo. Igual no éramos nada y llevábamos súper poco...
–Si, pero ya pasó –le dije con una sonrisa de oreja a oreja. Falsa.– Igual tú nunca me quisiste.
–No mucho –quiso hacerse la graciosa.
Igual me dolió lo que dijo Alice. Este día hablamos mucho sobre nosotras, ella me contó a pocos que estaba saliendo con otra niña y yo sólo me dediqué a hablar sobre Júpiter, porque era a quién tenía y por estos días, mi vida gira entorno a.
Cuando llegaron nuestras otras compañeras con concentramos en ellas y por fin, mi tormento amoroso terminó. De todos modos Alice no se llevaba muy bien con el resto de nuestro grupo, así que en un ratito se acomodó en las piernas de la Antonia, se puso sus audífonos y no presto atención a nadie. Tan ruda como siempre, como me gustaba.
Júpiter, Júpiter, Júpiter.
El nombre de mi novia me lo repetía cada cinco minutos en la cabeza para recordarme lo mucho que la quería y así dejar atrás a Alice, que estaba feliz de la vida por ahí y sin mi.

He querido llegar a odiar a Alice, porque pienso en el mes que estuvimos juntas y me siento tonta.
Considero que hice mucho por ella y le di mucho, y de su parte no recibí nada.

CONCHETUMARE | TelenovelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora