Doce

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Enero, nuevo año.

A veces me pregunto porqué siempre, pero sieeempre después de que todo pasa, y somos infelices, nos damos cuenta de la felicidad que vivimos; una vez tuve un mejor amigo que me dijo que no existía la felicidad, que sólo existían los momentos felices, y sí, mi compadre tenía razón.
Hoy pienso en mi felicidad y me siento miserable, estúpida, masacrada, molida y ahueoná ¿Cómo es que no fui capaz de darme cuenta en el momento que fui feliz, que lo era?

Quizás, si realmente la felicidad existiera, al recordar me volvería a sentir feliz y si mi vida fuese feliz estaría sonrojada, nerviosa, excitada y expectante siempre.
Mi vida es neutro o triste, no existe la opción felicidad, porque la felicidad ni siquiera la puedo reconocer en el momento, la reconozco después, cuando ya se fue y cuando me duele como la mierda el alma, porque ni siquiera el corazón me duele, es el alma; hoy reconozco que la vida se trata sólo de amar por segundos, querer para siempre y sufrir a chorros.

Estuve con Júpiter por un año y meses que ya ni recuerdo cuántos fueron, casi no recuerdo cuál fue la última vez que escribí en este diario.
Júpiter fue mi primera en todo. Ella fue mi primer sexo de noche buena, mi primer sexo de cumpleaños, mi primer sexo de año nuevo. Incluso una vez llegamos a tener sexo cinco veces en un día. Ella fue mis sexos después del colegio, mis sexos de fines de semana, de semanas santas, de días feriados, de tardes de funeral, de micro a las tres de la mañana, de parque por la mañana, de baño público, de bus y sobre muebles de hogar.

Luego de terminar con Júpiter a los dos meses conocí a Elizabeth (otra razón por la cuál olvidé este diario). Ella era delgada, tan blanca como la leche, con los labios como corazón y un maravilloso pelo color cobre.
Alice cada día desaparece más de mi corazón y mi vida, incluso, no sé porqué mierda la he nombrado...

Es extraño como la persona menos esperada e insignificante puede convertirse en alguien en quién piensas una vez al día, es extraño cómo la persona menos esperada puede llegar a ser alguien por quién tú, sin querer, rezas y pides que este bien, por sobre sus acciones frías y desinteresadas y su oscuro oscuro querer.

CONCHETUMARE | TelenovelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora