Capítulo 1

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Aurora

Abril me observaba con gracia mientras cogía vestidos de mi armario de madera de ébano. ¿Qué le hacía tanta gracia?

- ¿Vas a mirarme de esa manera o vas a ayudarme a elegir el vestido? - Pregunté haciendo una mueca.

De pronto Abril dejó escapar su risa contagiosa. Me reí con ella.
Probé un vestido rojo, largo y con poco escote. Unos volantes blancos colgaban de mi cintura.

Es un vestido sencillo, me gusta.

- Estás muy guapa con ese vestido, te destaca la cintura - comentó Abril con alegría.

- Entonces ya no vale. ¡Qué desilusión! Con lo que me gustaba...

- Deja de decir tonterías. ¿Por qué no vale?

- Porque no quiero estar guapa para Fran - dije mientras me sentaba en mi cama.

- Venga, Aurora, no debe ser tan malo cenar con Fran, es amable... Un poco extresante pero se puede soportar.

- Abril, sabes que no lo quiero.

- Lo sé, pero tienes que casarte con él, no puedes negárselo a tus padres. Principalmente porque no aceptarían tu opinión.

- La cena va a ser un desastre, puede que hoy me proponga matrimonio y delante de mis padres no puedo decir que no.

- ¡Oh, por la Diosa, el desastre inminente se apresura! - se burló Abril entre risitas.

- Ja, Ja, Ja, muy graciosa... Pero no me hace ninguna gracia - gruñí mientras me dirigía al balcón.

- Yo tampoco quiero que te cases con ese abrazafarolas - hizo una mueca graciosa.

- ¿Abrazafarolas? - Repetí riéndome.

- Me lo he inventado, cosas de mejor amiga... Y ahí está una sonrisa - dice señalándome.

Sonreí, pero antes de que pudiera responder la puerta se abrió, y de ella asomó una cara conocida.

- ¡Aurora, amor mío! - exclamó Fran adentrándose en mi habitación.

- Y por ahí se va la sonrisa - murmuró Abril provocando que se me escapara una risa.

- Vaya, pero si está aquí la otra... - Fran dirigió su mirada a Abril que se reía detrás de mí. La fulminó con la mirada.

- Buenas noches, abrazafarolas - Abril caminó hasta detenerse justo delante de mí e hizo una reverencia exagerada.

- Pronto va a ser la cena, prepárate para bajar, Auro... - Sin poder terminar la palabra me miró descaradamente. - Vaya, ¿te has vestido así para mí? Oh, cada día me enamoro más de ti. Estás hermosa...

Abril pareció leer mis pensamientos y lo empujó hacia la puerta diciendo:

- ¡Venga, lárgate de aquí!

- Te espero, princesa de mis ojos ¡Grrrr! - Pudo gesticular Fran antes de que Abril le cerrara la puerta en las narices.

(...)

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