Capítulo 13

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Aurora

Me desplomé sobre mi cama con una sonrisa y un suspiro de alivio. Por fin estaba en casa. De pronto la puerta se abrió y entró Abril. Yo la miré con el ceño fruncido y comenzó a pasearse de un lado a otro con las manos en sus caderas. Se detuvo para girarse y mirarme fijamente.

- Aurora, quiero la verdad - soltó cruzándose de brazos.

- Ya os lo he contado todo.

- Venga ya... ¿Y te esperas que me crea la milonga que le soltaste a papá y a mamá?

- Es la verdad.

- Aurora... Sé cuando mientes...

Solté un suspiro. Tenía razón. Sabía perfectamente cuándo mentía y cuándo decía la verdad. Era una tontería seguir mintiendo.

- Está bien...

Abril sonrió satisfecha y se sentó a mi lado.

- Haber cómo te lo explico... - Hice una pausa - Me secuestraron ellos.

- ¿¡Qué!? ¡Oh vamos Aurora, deja de mentir!

- ¡No miento! Escucha...

- Escucho.

- Son ninjas y los contrataron para secuestrarme. Ellos lo hicieron y me entregaron pero no sé... Al final me ayudaron a escapar.

- ¿Són solo ellos dos?

- No, hay cuatro más.

- ¿Y se puede saber quién es el capullo que ordenó tu secuestro?

- Eso es lo más raro... Según él, es mi tío.

- ¿Tu tío?

- Sí, mi tío. Y tengo la extraña sensación en que esto no va a acabar aquí...

La habitación se quedó en silencio unos segundos. Unos segundos de intenso e incómodo silencio.

- ¿Sólo te han ayudado Miles y Gonzalo? - Preguntó.

- Sí.

Suspiró y bajó la vista.

- Abril, prométeme que no contarás nada..

- Aurora, sería mejor si...

- Prométemelo - interrumpí.

- Está bien... No diré nada.

Sonreí y le di un abrazo.

- Una cosa mas... - Dije.

- ¿Qué pasa?

- Gonzalo y Miles están en peligro. Tenemos que ayudarles.

- Aurora no puedes meterte en medio, eso es problema de ellos.

- Me han salvado la vida Abril, ¿quieres que los deje tirados después de arriesgar la suya por salvarme a mí?

- Aurora...

- Abril. Han traicionado a alguien a quien les ha jurado lealtad. Tarde o temprano se va a dar cuenta, y va a ir a por ellos.

Suspiró y se quedó un minuto pensando antes de volver a hablar.

- ¡Si es que no podemos hacer nada!

- Algo tiene que haber.

***

Miles

Mi boca seguía abierta de par en par por el asombro. El nudo en mi garganta me impedía articular palabra. Miré a Gonzalo y luego mi mirada regresó a su posición inicial.

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