Álvaro
Al ver a Abril bajar las escaleras del castillo sonriendo, no pude evitar correr hacia ella para abrazarla. Posiblemente se captara mi alegría al verla, pero no podía remediarlo.
- ¡Qué alegría verte de nuevo! - Exclamé soltándola.
- Yo también me alegro de volver a verte - noté su rubor en las mejillas e hizo que en mi se dibujara una sonrisa de oreja a oreja.
- Estás preciosa... - observé su precioso vestido.
- Muchas gracias - dijo mientras sonreía como sólo ella podía hacerlo.
- ¿Nos vamos?
Le ofrecí mi brazo y Abril lo aceptó. Salimos del castillo y comenzamos a caminar lentamente por el camino que llevaba a la ciudadela. Cogí una rosa y se la entregué sonriendo de lado.
- Eres terriblemente adorable.
- Sólo cuando estoy contigo - murmuré.
Repetí mis palabras mentalmente y recé por que Abril no me hubiera oído.
- ¿Qué?
- Eh... Nada - me rasqué la nuca avergonzado.
Se paró en seco y frunció el ceño.
- ¿Qué ocurre? - Pregunté extrañado.
- Nada, es que de pronto tengo un mal presentimiento.
- ¿Cuál?
- No lo sé. Siento pena y preocupación al mismo tiempo. Pero no sé el motivo.
- No te preocupes, seguro que no es nada - la abracé en un intento de tranquilizarla.
Alcé la vista y sonreí.
- Mira, ya hemos llegado.
- Lo dices como si lleváramos un día caminando - se rió.
Reí también y nos adentramos en la ciudadela.
(...)
Observamos detenidamente la enorme fuente de piedra que había en la plaza principal.
- ¿Te apetece dar un paseo por la feria para ver que puestos hay este año?
Me dedicó su dulce sonrisa y asintió.
Le cogí la mano para no perderla entre la muchedumbre. De repente un chico de unos 20 años aproximadamente se acercó. Era moreno de piel, ojos marrón chocolate, de cabellos negros y labios carnosos.
Me tensé en cuanto vi que ese chico extraño miraba a Abril con una sonrisa pícara.- ¡Abril!
- Dan... - Puso los ojos en blanco.
- Me alegro mucho de verte - hizo una pausa para mirarme. - ¿Quién es este zoquete? - Preguntó entre risas.
Lo miré molesto y di un paso adelante con rabia. No tenía ningún derecho a insultarme. ¡Sin conocerme, aún por encima!
De pronto sentí la delicada mano de Abril acariciándome con suavidad, con gesto de tranquilizarme. Retrocedí.- Se llama Álvaro, y no es ningún zoquete.
- Ya... Pero tú me sigues amando y lo sabes, nadie puede olvidarse de esto - se señaló a sí mismo de arriba a abajo.
Abril y yo alzamos las cejas a la vez.
Este chico tiene un problema... Grave.
- Déjame en paz. ¡Lárgate! - Le gritó ella. Su cara volvió a ser la de antes, enfadada.
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Unión
DiversosEn un reino perdido, las fortalezas luchan por conquistar territorios sin tener en cuenta lo que pueda suceder, pensando solamente en el poder. Aurora, princesa legítima de Warwick, debe casarse con Francisco, príncipe heredero de Ashword, pero algu...