Capítulo 11

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Guillermo ya se encontraba en su casa luego del no tan amistoso cruce de palabras con Frank. Al entrar agradeció enormemente el que su madre no se encontrara en ella, por lo que pudo entrar en ese estado sin ser bombardeado con preguntas estúpidas a las cuales él no quería responder ni en ese momento, ni nunca. Entró en su cuarto y se tiró en su cama.

Al parecer el techo se había vuelto la puta cosa más divertida del mundo, ya que se había pasado más de media hora mirándolo, pensando en lo que le había dicho Lana ¿en serio sonreía al hablar de Samuel? Porque él no había notado haber hecho algún gesto que se asemejara a una sonrisa, o tal vez era el hecho de que tenía la cara tan entumecida por los golpes que ni siquiera podía sentir lo que él mismo hacía.

Sin saber cómo o cuándo lo había cogido, se encontraba fumando como un maldito desesperado, como esperando a que eso le sacara todas las ansias y los nervios que traía encima. Como si eso fuera posible. Aquello no había sido más que el comienzo de lo que, él creía, sería el peor año de su vida. Incluso peor que los diez anteriores, porque en ese entonces tenía a Samuel lejos, sí, era una puta miseria, pero ahora el poder tenerle cerca y saber que por su puto orgullo ya nada pasaría... eso era muchísimo peor. A él realmente le encantaría olvidar todo lo que tuviera que ver con Samuel, pero sentía que algo había quedado pendiente y eso era una forma de no olvidarlo jamás, y por eso cada vez se sentía más estúpido. ¡Pero si él había sido quien le gritó en la cara que lo olvide! ¿Por qué él no podía hacer lo mismo y ya? Por supuesto que siempre es más fácil decir las cosas que hacerlas, pero ahora estaba más que decidido a olvidarlo. A partir de hoy le pondría fin a algo que, intentaba convencerse, nunca comenzó.

 A partir de hoy le pondría fin a algo que, intentaba convencerse, nunca comenzó

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La universidad por fin había acabado y Rubén, Mangel y Alex estaban prácticamente corriendo por la calles intentando llegar lo más rápido posible a casa del pelinegro, rogando porque se encontrara allí y porque no estuviera haciendo nada estúpido, como era costumbre en él cuando estaba triste o enojado. Y no, no es que Guillermo tuviera los típicos problemas de depresión en los cuales una persona se corta, dejara de comer del todo, se drogara o algo por el estilo, él simplemente se cerraba a todo el mundo, vivía su vida en solitario, y sí, tomaba muchas malas decisiones en el proceso, un claro ejemplo es cuando empezó a fumar y a tomar como un alma en pena. Ellos sólo podían esperar a que él no cayera nuevamente en ello, no sólo porque era dañino para su salud, sino porque les dolía ver que Guillermo intentara estar solo en un momento en el cual necesitaba a alguien más que a nada en ese mundo. Pero claro, si alguien intentaba decírselo... madre mía el drama que armaba el pelinegro... digno de un premio, "Es mi vida y hago lo que se me de la real gana con ella", "Como si realmente fuera importante lo que me pase", "No te metas donde no te llaman" y muchas otras frases que Rubén y Mangel ya conocían hasta el cansancio y, en poca cantidad, Alex también lo hacía. Aunque quizás, esta vez todo tomara un rumbo muy distinto, distintas situaciones, distintas reacciones dicen.

Diez Años Después.  [Wigetta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora