Capítulo 7

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Por fin habían encontrado la mesa que tanto habían estado buscando ¿entonces por qué no venían? Samuel comenzaba a molestarse por la ausencia de sus amigos, más porque se habían quedado parados con la mirada fija en un punto. ¿Tanto les llamaba la atención una estúpida risa? Por favor, ¡Si la de Frank era mil veces peor! Se dio la vuelta nuevamente y vio que esos dos seguían allí parados, Frank susurrando algo a Luzu y viceversa. Se acercó hasta ellos e hizo una pregunta. Ninguna respuesta. Volvió a preguntar, esta vez mirando hacia donde ellos parecían tener la mirada pegada... tal vez aquella había sido una de las peores ideas que había tenido en su vida.

–¿Guillermo? –ese nombre quemaba en su boca. ¿En verdad era él?

–¿Quién? ¿Él? –Frank habló apresurado. –Por favor, Samuel. –golpeó a Luzu en busca de ayuda y a cambio recibió una pequeña sonrisa y una negación por su parte. Suspiró.

Frank intentó empujar a Samuel hacia la mesa nuevamente pero ahora era él el que mantenía su vista fija en el lugar donde estaban esos chicos.

–Samuel, vamos a almorzar. –intentó convencerle. El pobre castaño aún estaba con la típica bandeja llena de comida y parecía no querer dejar de ver a ese grupo. –Samuel, se nos hará tarde. –Frank comenzaba a entrar en pánico y si no fuera porque estaban en un espacio público, ya hubiera desmayado a Samuel de un golpe con tal de sacarlo de allí. Sí, así de exagerado era él.

–Parece que quedó ahí plantado... –dijo Luzu esperando a que por fin reaccionara y, aunque sea, se dignara a ver si realmente era él.

–Luzu. –Frank ya estaba serio, realmente no quería que se armara un númerito en el maldito primer día de universidad.

Todo era un descontrol en la mente de Samuel, como era de esperarse, todo lo que había estado planeando se había ido a dar un paseo vaya a saber Dios donde, su mente estaba en blanco. No había nada. Nada más que la imagen de cierta persona que tenía sólo a unos metros de él, cierta persona que había extrañado, llorado, amado y odiado hasta el cansancio, que había estado deseando el día en que volviera a verlo millones de veces. Sus sentimientos eran un descontrol, su cuerpo parecía haberse quedado pegado al suelo por el puto miedo de que realmente fuera él, de que finalmente lo estuviera viendo y no sabe qué diablos hacer ¿Aparecerse como si nada? ¿Gritarle? ¿Abrazarlo? ¿Golpearlo? ¿Y por qué siempre una de sus opciones era golpearlo? ¡¿Qué diablos debería hacer?! Intentaba decirse a sí mismo que ese no era Guillermo, que sólo era alguien que se le parecía, como tantas veces Frank había querido hacerle creer cuando vio la imagen en su móvil, se inventó mil y un excusas para evitar ir hasta allí corriendo y que sea lo que Dios quiera, mil y un excusas para no sentirse de la forma que lo estaba haciendo ahora, dolido, traicionado, enfadado... alegre, emocionado y miles de sentimientos más que ahora rondaban en él logrando que su piel comenzara a quemarle. Mil y un excusas que quedaron flotando en la nada cuando esa persona se giró y por fin pudo verle el rostro... y esa persona a él, entonces todo el mundo dejó de existir por unos instantes.

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Diez Años Después.  [Wigetta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora