Capítulo 18

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— Qué mentirosillo eres — le guiñe un ojo mientras me puse de pie frente al espejo — Bueno, te escucho mientras. ¿Qué propones?

— No sé por qué soy un mentiroso ahora pero haber....

Vi desde el espejo lo que hacía y, de un momento a otro, lo tenía detrás de mi envolviéndome con sus fuertes brazos la cintura sin quitar la vista de mi reflejo. Y sonreí de la nada. Quisiera congelar esta escena y vivir en ella para siempre...

— Propongo irnos a pasar el día al centro de Madrid, con comida incluida en un buen restaurante, tu y yo..., solos...sin nadie más — susurró pícaramente a mi oído depositando después un beso en mi cuello. Fuerza de voluntad, ¿dónde estás cuando más te necesito conmigo...?

— Acepto — sonreí efusivamente mientras me apartaba para controlarme — Pero no hagas más esto.

— ¿El qué...? — dijo entrecordado siguiendo un rastro de besos de arriba abajo por todo mi cuello.

—  Esto mismo — reí empujándole hacía atrás — Me pones...de los nervios...

Blas sonrió más pícaro aún y, a continuación, me hizo un escáner completo y se relamió los labios. Fue acercándose otra vez hacía donde nos encontrábamos y me susurró nuevamente al oído.

— Eso es lo que pretendo, ¿no te das cuenta? 

O este semejante Blas alias perfecto dios Adonis esculpido con gusto paraba o yo perdería los papeles en cualquier momento....maldita sea.

— Eres malo — dije a escaso centímetros de su boca, sin poder parar de mirar a sus ojos...bueno, ojazos... — ¿Lo sabías eso?

— Me lo suelen decir — rió — Pero ya sabes que lo bueno se hace esperar...y que si aún no ha llegado es porque algo mejor habrá.

— Buena reflexión, y ahora...¿te apartas o me aparto?

Intenté quitarme de los brazos de Blas. No quería estar más tiempo así o si no acabaría cometiendo una locura. Aunque bendita locura si pasase...Pero Blas se resistió como pudo.

— ¿Y si no quiero? — susurró desafiante mirando mis labios, a lo que me apretó más contra él. Dios mio, esto yo no puedo aguantarlo más. ¿Qué va a pasar si no me quito a la de ya?

— Pues..., no sé... 

Tuve que mirar a otro lado e intentar apartarme poco a poco de él porque intimidaba...más bien era intimidante. Y siempre sabe lo que decir, dejándote a veces en un compromiso, como éste que tenemos.

— Pues yo si lo sé, no ruedes los ojos porque no te vas a librar tan fácilmente.

— Oh, señor propuestas, ¿qué quiere hacer ahora de mientras...? — dije retándole.

— ¿Que qué propondría...? Por mi en estos momentos nos iríamos a la ducha juntos, te empotraría contra la mampara, luego contra la pared, después acabaríamos por los suelos...y hasta que no gritaras mi nombre en voz alta no pararía. ¿Te parece?

Y ahora digo yo, ¿para qué pregunto nada ni reto a nadie? He acabado sin respirar apenas, noto algo raro encima de mis partes íntimas y para rematar me ha puesto a cien con todo eso que me ha contado en un minuto. La fiera tiene sed de una presa fácil, a la vista está.

— ¿Y ahora qué? No dices nada, ¿no? — dijo mientras me soltaba — Pues me tomaré eso como que te apetece también, pero...por ambas partes nos vamos a joder un poco — rió guiñándome de nuevo el ojo.

— Te odio y mucho, Blas Cantó Moreno — suspiré hondo desde mi sitio.

— Yo también te quiero — rió — Venga anda, vístete, que me conformaré con hacerte de desayunar de mientras.

Corazón a oscuras (Blas Auryn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora