Capítulo 14.

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Me dejé llevar por el momento y dejé la mente totalmente en blanco. Sólo pensaba en lo que estaba sucediendo y decidí disfrutar y darme una alegría por una vez en la vida. Creo que ya era hora de tener en cuenta eso de que tengo que pensar un poco más en mi que en el resto.

- Pídeme que siga... - musitó Blas con tono sexy y arrogante.

No podía contener por mucho tiempo más este ardor que poco a poco empezó a surgir de imprevisto en mi interior. Y aumentó incluso más con la súplica de Blas. Si no seguía sabía que iba a explotar como un paquete de palomitas en el microondas. ¿Le digo que si y seguimos? ¿Le digo que qué coj**** está haciendo o?...

- Por favor...

Blas levantó la mirada para encontrarse con la mía y automáticamente puso cara de cachorrito. ¿Cómo le iba a decir que no a semejante chico? Yo solo asentí con la cabeza mientras le sonreí. Él sonrió también y se acercó a mi para marcar de nuevo otro rastro de besos por el mismo sitio que lo había hecho antes, sólo que ésta vez fue de abajo hacía arriba, hasta llegar a mis labios. Cuando llegó, me empezó a besar como si de ello dependiera su vida. Su lengua y la mía peleaban y danzaban a un ritmo desenfrenado. Sus besos eran salvajes y muy sensuales, y sobre todo hacían que yo sólo tuviera ganas de más y más. 

Luego Blas puso sus manos a ambos lados de mi camiseta y, sin parar de besarnos, empezó a tirar de ella hacía arriba como pudo. Seguidamente repetimos el mismo proceso pero esta vez era yo la que le quité la camisa a él. Paré de besarle y me quedé bastante sorprendida con lo que me encontré. No esperaba a Blas tan...tan cuidado y tonificado.

- ¿Qué pasa __________? ¿es qué no has visto nunca en tu vida a un hombre sin camiseta? - rió.

- No es eso, imbécil - cogí el cojín más cercano para tirárselo a la cara - es que haber...no te esperaba tan así... - dije tartamudeando y como pude ruborizada.

- Tampoco es nada del otro mundo...en cambio tu si que eres de otro mundo, ¿lo sabías? - dijo Blas mientras me observaba de cintura para arriba y se relamía los labios.

- G...gra...gra...cias... - sonreí al mismo tiempo que me avalancé sobre él.

Me acaba de provocar. Esto fue ya el remate de los tomates.

Terminé al final sentada y enroscada encima de Blas, retomando de nuevo lo nuestro. Le busqué de nuevo con la mirada su preciosa boca y seguimos con nuestra batalla de besos, sin apartarnos ni un segundo el uno del otro. Y sin quererlo ni comerlo empecé a notar un gran bulto que asomaba por mi trasero. Desde luego este chico estaba hecho a medida porque por su palpable erección se podía notar que era grande. Considerablemente grande...y eso hacía que me muriera de ganas de comprobarlo.

Fue pensarlo y Blas empezó a quitarse los pantalones como pudo mientras yo seguía encima de él. Me llevé algún que otro golpe en la nariz y sólo supimos reirnos. Al terminar, él retomó a como estábamos al principio de todo esto. Me agarró por la cintura y empezó a tirar también de mis pantalones hacía abajo para quitármelos hasta que...

- Espera, espera... - me incorporé y me senté en el sofá.

- ¿Pasa algo esta vez? - dijo preocupado retirando las manos de mis pantalones.

- No es nada chiqui es sólo que...bueno...esto... no sé...

- Suéltalo pequeña. ¿Qué pasa?

Blas me miró entre preocupado y con cara dudosa mientras yo sólo empezaba a darle vueltas a la cabeza para encontrar las palabras a lo que tenía que decirle. Sé que para él no supondría ningún problema pero para mi...desde luego si que lo era.

Corazón a oscuras (Blas Auryn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora