Capítulo 7.

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- Claro que tengo, anda, vamos para arriba y te lo doy...

Noté enseguida cómo vino acercándose más y más hacía donde estaba para poderme decir algo más. Odio cuando hace eso, me pone muy nerviosa y además casi me deja sin respiración y sin aliento, pero esa sensación que me provocaba me encanta.

No tuvo que hacer otra cosa mejor que pegar sus labios a mi oído para rematar el momento de nervios y susurrarme:

- Porque como no te de nada el que se va a poner malo soy yo pero contigo, pequeña. 

Y dicho esto Blas curvó la comisura de sus labios para dar paso a una impecable y gran sonrisa acompañada además de un guiño.

Un día de estos me mata.

Me quedé totalmente bloqueada y atónita, con los pies clavados en el suelo, y mientras mis ojos no podían apartarse de la tonificada figura de Blas, al que estaba haciéndole un escáner mientras fue alejándose dirección a su cuarto. No notó presencia alguna detrás de él, así que se quedó parado en el descansillo de las escaleras mientras se dió media vuelta para encontrarme con la mirada.

Arqueó una ceja, posó su mirada fijamente sobre la mía y se cruzó de brazos.

- ¿No vas a venir para que te de el pijama y te puedas cambiar, __________?

- Cla...claro, esperame que te sigo.

Sus órdenes fueron cumplidas. Fuí disparada hacía donde él se encontraba, y a causa de ésto casi me como la moqueta del suelo de su chalet, pero para mi suerte pude mantener el equilibrio y la compostura y seguir adelante, aunque Blas no pudo evitarse el soltar una risotada. ¡Maldita sea mi torpeza! 

Nos dirigimos hacía su habitación. Blas empezó a rebuscar por su armario para encontrar un pijama que me pudiera valer. Yo lo esperaba mientras apoyada de pie en el marco de la puerta con los brazos cruzados, aún con la manta envuelta sobre mi cuerpo que solo dejaba ver mi parte de mi de rodillas para abajo, y mientras me puse a contemplar a las musarañas.

Encontró un precioso pijama de un tono azulado, como el de sus preciosos y electrizantes ojos. Le di las gracias, dedicándole seguidamente una sonrisa y me planté en su cuarto de baño, cerrando la puerta tras de mi.

Mientras empecé a ponerme el pijama, algunas preguntas empezaron a rondar por mi cabeza. ¿Qué le pasaba a Blas? ¿Y qué me está haciendo a mi? Tantas preguntas que aún necesitan una respuesta, pero que sé que no la van a tener. Desde luego pienso que me es imposible que en momentos como éste estén floreciendo en mi interior sentimientos hacía Blas, pues estoy en plena crisis de pareja y en un futuro, pero no muy lejano, voy a pasar por un proceso de ruptura. En el fondo estoy afectada, triste, rota, desilusionada...pero todo eso se va y desaparece cuando Blas está junto a mi. A su lado las penas se convierten en alegrías, y las lágrimas de tristeza en lágrimas de felicidad. Se está comportando súper bien conmigo, y a su lado las risas nunca faltan. Se está convirtiendo en un gran amigo para mi. Si, es eso. Puede que sea muy pronto para decir amigo a una persona que conozco de hace unos días pero yo siento que puedo ya atribuírsela a él, desde luego no lo dudo.

Pero...¿y yo para él? ¿qué sería? Todo lo que estaba haciendo por mi, lo dedicado que es, atento, sensible, protector, etc. Por momentos se me pasó por la cabeza que podría estar un poco detrás mía, más que nada también por lo que pasó en sus aparcamientos, pero dejé atrás esa idea. Tal vez no sabía lo que estaba haciendo y no fue con las intenciones que yo pienso. 

Posiblemente para él yo también esté convirtiéndome en una buena amiga suya. ¿Por qué no? 

Dediqué una sonrisa a la nada pensando en la buena amistad que nos está empezando a unir a mi y a Blas. Estaba empezando a querer a Blas por cómo era y no por lo que es él en si. ¿Quién me iba a decir a mi que uno de mis ídolos acabaría convirtiéndose en mi amigo? Me lo llegan a decir antes y, una vez más, seguiría sin creermelo. 

Corazón a oscuras (Blas Auryn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora