Capítulo 11.

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Un rayo de sol fue el causante de que me despertara pero...¿dónde? 

Al notar que estaba despierta, pude sentir como un gran pinchazo constante y unos dolores en la cabeza que parecía que me la estaban taladrando. Me llevé una mano a la cabeza y decidí abrir los ojos poco a poco, primero empezando por el izquierdo y luego por el derecho. Con tan solo mirar al techo ya sabía dónde me encontraba en aquellos momentos.

Miré hacía un lado de la cama y no fallé: estaba en la cama de Blas, con él a mi lado y aún reunido con su amigo Morfeo. Mostré una sonrisa a la nada por las vistas que estaba contemplando y me puse a pensar en cómo este chico de encantadores ojos azul cielo me había cambiado tanto desde que llegó a mi vida. Estaba empezando a sentir un gran cariño hacía él y se estaba ganando un hueco en mi corazón pero que por desgracia yo no lo quería como él a mi me había confesado hace un par de días atrás, y eso no me agradaba. No quería lastimarle, ya que él merece algo mucho más a lo que aspirar. Además pertenecemos a mundos totalmente diferentes y que jamás serán compatibles lo mires por donde lo mires: Blas es un cantante de una de las boybands más famosas de este país hasta el momento, yo una simple fan y estudiante que pasará ahora a hacer Bachillerato. Blas tiene un poco más de los 20, yo aún no cumplí ni los 17 años. Blas era perfecto, con esa sonrisa que parecía recién sacada de un anuncio de Profident, esos ojazos que no pararé de repetir que son los más bonitos que he visto hasta ahora sobre la faz de la tierra, ese pelazo...para terminar antes, era precioso, ¿y yo? bueno, yo soy una más del montón. Blas era París y yo Chernóbil. 

Estaba tan perdida en mis pensamientos que ni me di cuenta de que Blas abrió un ojo y se quedó allí contemplándome como yo estaba haciendo con él.

- Buenos días, chica pensativa - dijo sacándome de mis casillas, sonriente y desperezándose.

- Buenos días, tontolava.

- ¿Cómo te encuentras después de lo de anoche?

- ¿Perdón?

Me incorporé en la cama con el corazón encerrado en un puño sin apartar la vista de él. Se me quedó mirándome un tanto extrañado, y más cuando quise mirar por debajo de las sábanas.

- ¿Pero en qué pensabas, _________? - puso su mano en las mías impidiéndome que mirara - Lo último que haría en la vida es aprovecharme de ti, y menos en las condiciones en las que te encontrabas anoche.

- Perdona Blas, perdona...es que lo has dicho en un tono que ha sonado a...

- ¿A que nos habíamos acostado? Pues ya te confirmo yo de antemano que no - dijo burlón - Sólo te llevé aquí después de haberte puesto de alcohol hasta arriba porque no quería que aparecieras así por tu casa, sólo eso.

- Siento haber puesto en duda tus buenas intenciones.... - agaché la cabeza - , y además gracias por ello.

- No te preocupes, pequeña, y no hay por qué darme las gracias, - cogió una de sus manos para cogerme a mi el mentón y subió mi cabeza - pero tengo que confesarte que eres una salvaje en la cama...

- IMBÉCIL - dije tirándole una almohada en la cara y explotando a carcajadas.

Él hizo exactamente lo mismo y estuvimos allí, sin preocuparnos del tiempo, solo disfrutando del momento mientras nos pegábamos con las almohadas y nos reíamos como dos niños pequeños, hasta que Blas cogió y soltó su almohada sin pensarlo dos veces para avalanzarse encima mía, sentándose sobre mi y empezar a hacerme cosquillas. No podía parar de reir, e incluso intenté quitármelo de encima pero falló el intento.

- Pídeme que pare.

- Para, por favor - dije aún entre risas.

- Vale, pararé pero si repites conmigo la siguiente frase: Blas es el mejor y no dudaré de él nunca más.

Corazón a oscuras (Blas Auryn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora