Capítulo 10.

686 54 3
                                    

¡Vaya! ¿Blas Cantó Moreno me acaba de decir eso? ¿Me va a esperar en serio? Cómo le quiero. Le quiero como la trucha al mero. Es el chico más increíble que haya podido conocer en años.

Estaba fuera de lugar pensando en lo impresionante que es Blas caminando con él hacía la Plaza Mayor cuando, de repente, mi subconsciente asomó la cabecita y me cortó todo el rollo:

- ¿Y tu mejor amiga Alejandra? ¿Es que acaso te olvidastes de ella?

Ni se me pasó por la cabeza hasta este instante que vino mi subconsciente a recordármelo. Por desgracia llevaba razón y rápidamente puse cara de pocos amigos y me paré en seco, pensando en qué iba a hacer. Blas es el chico que toda chica quisiera tener, ya lo dije, es el prototipo de hombre perfecto e ideal, pero claro...para mi antes está una amiga que cualquier chico, porque las amigas estarán ahí para siempre mientras que un chico no sabes hasta cuándo. 

Blas se quedó extrañado mirandome para ver qué hacía mientras venía hacía donde me había parado.

- ¿Te pasa algo, enana?

- No, tranquilo, es solo que...

No estaba segura de si decirle a Blas lo que pasaba o mejor dejarlo para otro momento, así que no continué hablando y me callé durante unos segundos para analizarlo bien. No quería cargarme el mejor momento de la noche, y menos después de haber pasado lo que había pasado hace poco en Sol.

- ¿Para hoy o para mañana? Ya sabes, para descansar mientras sentado aquí... - dijo Blas cruzándose de brazos y dirigiéndose a un banco que había cerca nuestra.

Me quedé mirándole al igual que él a mi durante un par de minutos hasta que me decidí soltarlo ya. No podía más. Estarás contento, maldito subconsciente.

- ¿Y qué pasa con Alejandra, Blas? Ella...ella es mi mejor amiga y...

- __________, se acabó - dijo Blas en tono seco levantándose de aquel banco -, no puedes ir toda la vida pensando siempre en los demás, a veces también tienes que pensar en ti misma un poco.

- No es tan fácil, ¿sabes? Porque ella no es los demás, ella es MI amiga - dije resaltando el 'mi'.

- ¿¡Pero por qué tanta preocupación!? Si tampoco esto es una cita...o...mierda, si que lo es.

Blas se llevó una mano a la cara y dejó soltar un gran suspiro. Fue llendo de un lado hacía otro. Yo me quedé mientras apartada observándole, sin nada qué decir, esperando a una respuesta o a algo.

- __________ haz lo que quieras - dijo Blas encogiéndose de hombros y parado frente a mi -, si tu no quieres que esto sea una cita tan solo debes de decírmelo, pero quiero que sepas antes de saber tu respuesta que a mi Alejandra no me gusta.

Me quedé perpleja. ¿Cómo no le iba a gustar Alejandra? Si es una chica que lo tiene todo, es la clase de chica que cualquier chico no dejaría escapar ni en su más sano juicio. 

Blas retomó sus andadas de un lado a otro, con la vista clavada al suelo y sin nada más que decir.

- ¿Cómo dices? Blas...no será por mi... - dije pensativa -...porque no lo será, ¿verdad?

- ¡Pues claro que es por ti, joder ________! ¿No te das cuenta? Me gustas, me encantas, me cautivas, me enamoras, me embrujas...todo eso y mucho más.

- No puede ser...

- Claro que puede ser, __________, claro que me estoy dando cuenta de que eres de las típicas chicas que no andarían detrás del chico con el que medianamente va detrás su amiga - dijo Blas en tono chuleante.

¿Pero cómo se atreve? Iba a soltarle algo cuando Blas me puso su dedo índice en la boca para que callara y él continuara hablando.

- Y déjame decirte algo más: deja de mirar siempre por los demás, que ya es hora. 

Dejándome con la palabra en la boca, Blas se dió media vuelta para poder irse de allí. Entonces sin pensarlo y sin yo quererlo tan siquiera grité su nombre mientras iba aligerando el paso para poder alcanzarlo. Al tercer llamamiento él se giró.

- ¿¡Qué quieres!?

En parte tenía razón pero por otra...yo que sé. Ya no sabía ni qué hacer después de sus palabras y de haberlas reflexionado un poco. Ya no sabía ni qué pensar tampoco. Lo único que sé es que a mi Blas también me está despertando pequeñas mariposas dentro del estómago que pensé que nunca lo harían. Es, a día de hoy, el único chico que realmente me está tratando de puta madre y que no me ve como los demás tíos: un juguete sexual de su beneficio propio. Y encontrar hoy en día chicos así es medianamente muy difícil, pero en este caso me he topado con esa clase de chico, esa clase de chico que no quiero dejar escapar por nada ni nadie de este mundo pero...mi mejor amiga...¿cómo voy a traicionarla con semejante cosa, por el amor de dios? 

Lo miré detenidamente, tal vez esperando a que le dijera algo.

- Está bien, hagamos el plan que teníamos pensado hacer: una cita.

- ¿Segura? 

- Muy segura, así que vayamos - dije seca y andando hacía donde él estaba.

Mientras íbamos caminando y charlando, mi mano rozó la suya y sentí un hormigueo muy agradable y muchas ganas de querer cogerle la mano, como hacían las parejas que pasaban a nuestro lado. No pude evitar más la tentación y lenta y suavemente me fuí acercando hacía su mano para poder entrelazarla con la mía. 

Blas, al darse cuenta de ello, miró hacía donde se encontraban nuestras manos cogidas con expresión de asombro y levantó la vista para mirarme con cara de '¿a qué viene esto?'. Yo solo me limité a soltarle una pequeña risa y guiñarle un ojo. Y Blas me devolvió su preciosa sonrisa que me hacía temblar tan solo contemplándola.

Llegamos a nuestro restaurante y nos sentamos en una mesa al aire libre. Estuvimos cenando entre charlas, risas, alguna que otra mirada complaciente y, como no, cogiéndonos de la mano en ocasiones. Aunque había veces en las que no faltaba alguna fan o persona que reconocía a Blas y le pedían una foto o firma, que él encantado le devolvía. Me hacía feliz el hecho de complacer a sus fans pese a estar ocupado.

El día estaba acabando bien y eso me alegraba mucho también, claro que habíamos bebido tanto vino que ya perdí hace bastante rato la cuenta de por cuál copa de vino iba tomándome ya. Entonces cuando me quise dar cuenta se me había subido el vino y decidí ir al baño. No me encontraba bien, en absoluto. Cuando llegué me sorprendí al ver que no me había caído por el camino al estar tan ebria, más de lo que pensaba. Decidí echarme un poco de agua en la cara para poder ser consciente de lo que hacía. Al salir, fuí hacía fuera para volver con Blas.

- ¿Te encuentras bien, _________?

- Si si si, es solo que no sé por qué me encuentro un poco mareada de repente...

- No me extraña - dijo Blas mirando la botella de vino vacía que había a un lado de la mesa y soltó una pequeña risa -, y encima si no estas acostumbrada pues...

- Eh, pero que yo no estoy borracha ni mucho menos.

- No, claro que no, y por eso casi te caes de bruces contra el suelo viniendo hacía aquí y tengo que ir a recoger tus dientes y a ti.

¿En serio casi me voy al suelo y ni me di cuenta? Pero...¿tan mal me encontraba? 

- Bueno vale, lo que digas... - dije como pude -, ¿y si nos vamos ya?

- Si, tal vez sea lo mejor.

Blas llamó al camarero para poder pedirle la cuenta y yo de mientras le daba un último sorbo a la copa de vino. Después de pagar, nos fuimos de allí y ya no recuerdo más nada de lo que ocurriera después, ya no era consciente de lo que estaba haciendo, tan solo me dejé llevar.

Corazón a oscuras (Blas Auryn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora