Me había acostumbrado a la idea de que mis padres siempre despertaran después de mi y eso era tener que esperarlos a que se levantaran, vistieran y arreglaran...significaba que llegaría tarde a cualquier lado. Prefería salir antes, caminar y en algun punto unirme a la gente que esperaba transporte.
En estas mañanas tan heladas todos estaban abrigados, incluyendome. Bufanda de lana, chaqueta, guantes, dos pares de calcetines y eso podía llegar a ser poco. Ahora comprendía lo que sentía toda esa gente, no era nada bonito. La mejor sensación era cuando a lo lejos se lograba ver que venía la gran máquina de transporte. Subía por las escaleras de metal cuando el autobús se dignaba a abrir sus puertas, pagaba el valor de mi pasaje a mala gana, los conductores te miran con mala cara y nadie se merece eso por la mañana. Me senté al lado de la ventana, saque mis enredados audífonos de mi bolsillo. Suspire. Los había arreglado antes de salir de casa y ya estaban hechos nudos. Cuando pude soltarlos, los conecte y shhhh... el mundo en silencio, la música en mi cabeza... el cielo estaba aún oscuro.
07.34
No había mucha gente en las calles, sonreí. Sentí compañía a mi lado, pero no le dí mayor importancia, ni quise girar a ver si era alguien mayor o era de mi edad, ni si era hombre o mujer. Sentí un gran sonido, el autobús freno fuerte, casi me di un golpe enorme contra la ventana. Frunci mi frente mire por la ventana enojada, un auto quedó a nuestro costado, sentí una mirada penetrante, era una molestia y era un chico. ¿Como lo sabia? Si hubiese sido una chica, habría sentido al menos una mirada con un poco de odio y algo altiva, esta sólo era incómoda. El chico del auto me miraba fijamente a los ojos, no se si quería competir, si sólo quería mirarme mientras esperábamos a que la luz roja cambiará, o sólo era diversión.
Mire el semáforo, mire sus ojos de nuevo pero algo tenía diferente, tenía una mueca graciosa, solté una pequeña risa, el chico sonrió y dejó de mirarme. Ambos, el autobús como el auto comenzaron a avanzar, fuimos perdiendo de vista el uno al otro. Era raro, tal vez difícil, hacerme sonreír tan temprano, tampoco es que fuera una amargada, pero levantarme temprano era una tortura. No por nada "Lunes" al revés es "Senul"
¿Que es eso? ¡Pues significa tortura! ¡Y tienen razon!
-Permiso...
Dije para salir de mi asiento y bajar del autobús. Escuche el sonido del timbre de la escuela, solté un bostezo y camine puertas adentro. Saludé al inspector que siempre estaba en la puerta, subí escaleras arriba hasta el segundo piso. A lo lejos vi la puerta cerrarse de apoco, corrí por el pasillo. No podía llegar tarde. Abrí la puerta como una desquiciada, entre y estaban todos mis compañeros dentro, pero ningún profesor. Una de mis amigas soltó una risa que se mezcló con las que vinieron después. Camine hasta mi asiento, deje mis cosas en la mesa y me senté riendo.
-¿Y a ti que te pasa?-pregunto mi compañero de puesto.
Negué con una sonrisa. Este día era distinto.
Lo inusual...es que me gustó la sensación...
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Palabras Prohibidas
Teen FictionElena, una chica completamente normal como cualquier otro adolescente, odia los lunes como todo el mundo, tiene una familia y amigos que la quieren y su vida es totalmente tranquila. Pero llegara un suceso, un alguien que comenzara a hacerla sentir...