Mis ojos se abrieron luego de luchar internamente unos cinco minutos sobre si valía la pena o no levantarme. Ya era domingo, y solo pensar que mañana sería lunes para mí era un suplicio; prefería quedarme en mi cama hecha bolita o en calidad de bulto. La dulce voz de mi madre me llamó para tomar desayuno, aunque ya era casi medio día. Yang comenzaba a estirarse encima de mi cama, se sacudió un poco y salió de mi habitación moviendo su cola.
- Sé que no te agrada levantarte tampoco-dije siguiendo sus movimientos con mis ojos.
Saqué unos jeans y una blusa negra pegada al cuerpo, mis zapatillas de todos los días; estaba a punto de ir a saltitos a la cocina cuando sonó mi celular, era un mensaje. Mentiría al decir que me senté calmandamente a leer el mensaje, porque fue todo lo contrario.
- ¿Quieres salir? Digo, mañana es lunes y ya en la semana casi no te veré por la escuela.
Sebastián.
- ¿Y si dejo de ir a la escuela?
- ¿Bromeas? Es tu último año antes de la Universidad, ni en broma. Aún asi, salgamos hoy.
Sebastián.
- Aguafiestas, te espero en mi casa a las 3pm.
Dejé mi celular en mi mueble, ahora sí me fui a la cocina con ganas de ver el desayuno que me tocaría hoy. Había un olor exquisito, mi madre cantaba en la cocina y dejaba cosas servidas.
- ¿Por qué tan feliz?-pregunté de inmediato.
Vi como mi madre saltó sutilmente.
- ¿Qué? ¿Tu madre no puede estar feliz porque sí?
- No, es raro oirte cantar tan temprano-sonreí.
- Solo comete tu desayuno, nosotras tenemos que hablar.
¿Han sentido que su vida esta al borde de la muerte? Pues con esas palabras experimente adrenalina pura.
Caminamos al comedor en silencio, dejamos nuestras cosas en nuestros respectivos puestos, me senté a su lado y me percaté de la cabecera vacía de la mesa.
- ¿Y papá?
- Trabajando-soltó un suspiro.
- Me gustaría que estuviera en casa más seguido o que dejara de acaparar tanto trabajo.
- Es lo que lamentablemente el más ama hacer-aclaró su garganta- Ahora ¿Cuándo vas a contarme?
Levanté una ceja en señal de que no entendía nada, así como cuando estoy en clases de matemáticas con cara de: ¿Qué?
- Anoche llegaste, vi por la ventana de la habitación que llegaste y también vi, no creo que mis ojos me engañen, un beso...
Solo por escuchar la palabra beso, comencé a toser de una manera impresionante. Mi madre en vez de ayudarme solo sonreía y me miraba con ojos expectantes, con cara de "Te atrape"
- ¿De que hablas? Yo no he besado a nadie...¡Auch!
Recibí un golpe en el brazo.
- No le mientas a tu madre. Yo sé todo de ti.
- Mamá-tomé aire profundamente- Sí, con Sebastián nos besamos, anoche. No quiero que le cuentes a papá, se pondrá furioso y...
En ese momento sentí la mano de mi madre que envolvía la mía, sus ojos se tornaron llenos de amor, dulzura y un poco llorosos.
- Hija mía, yo no tengo que contarle nada, eso tienes que hacerlo tú y sabrás cuando sea el momento indicado-sonrío dulcemente- por ahora solo sé feliz en lo que estés haciendo y con él.
ESTÁS LEYENDO
Palabras Prohibidas
Teen FictionElena, una chica completamente normal como cualquier otro adolescente, odia los lunes como todo el mundo, tiene una familia y amigos que la quieren y su vida es totalmente tranquila. Pero llegara un suceso, un alguien que comenzara a hacerla sentir...