Si bien las palabras de Sebastián me habían calmado un poco la mente, no fueron suficientes como para evitar el hecho de que en la noche me torturaría por horas.
¿Qué es lo que debería hacer ahora? ¿Quedarme a vivir con Kevin? No, no podía ser una carga para ellos, aunque su madre me tendría en su casa encantada, era algo que no me podía dejar hacer. ¿Irme a vivir con Diana? Era una posibilidad, estuve más de un verano completo en su casa y sus padre nunca tuvieron mayores complicaciones conmigo... ¿Devolverme a casa?... Era algo que quería hacer, volver a casa, mi madre estaría feliz de tenerme de vuelta, pero no estaba segura de poder llevar encima las constantes discusiones o la tensión que tendría con mi padre dentro de la casa. No podía seguir atormentándome tanto tiempo por lo que estaba pasando, necesitaba hacer algo que me distrajera un rato, algo más que ir a la escuela, o a un café.
Kevin y yo nos levantamos temprano para ir a la escuela. Aquí es cuando vuelvo a odiar a los despertadores, por lo menos ya quedaba poco tiempo para la graduación de todo el curso. Nos pasamos el tiempo entero resolviendo problemas matemáticos, dar uno que otro examen o entregando un trabajo atrasado, en resumen, fue un día agotador. Normalmente no se me daban mal los días así de atareados, pero a Diana y a Kevin se les daba pésimo. Se turnaban para quejarse y yo tenía que soportarlos toda la tarde parloteando en mis oídos. Lo bueno del día era que pasaría unos días en casa de Diana, si, así le sacaba un peso de encima a Kevin por un tiempo y podía charlar de otras cosas con ella. Sus padres siempre me recibían con alguna sorpresa, algún regalo, alguna cosa rica para comer, alguna película de estreno para que viéramos o con un gran abrazo, una sonrisa y unos ojos llenos de emoción. Me instale en la habitación de Diana, tenía una cama de dos plazas para ella sola, las dos podíamos dormir allí y quedábamos aun así a una distancia considerable, lo cual era bueno ya que o ella se movía mucho o lo hacía yo.
-¿Qué tal vas con tu problema?
La pregunta salió tan repentina que me descoloco en un principio y luego de pensar unos segundos, logré saber a lo que se refería.
-Pues bien, le explique a Sebastián lo que pasaba-hice una mueca al tiempo que sacaba mi pijama- Es complicado saber que haré ahora.
-Chica necesitas distraerte, salir, un poco de descontrol-me guiño un ojo.
-No hablas de "eso" ¿cierto?-pregunte asustada.
-No ridícula-rodó sus ojos- Carly va a dar una fiesta en su casa en unos días, yo sé que no familiarizas con las fiestas y no quiero corromperte, pero podría hacerte bien.
Yo, en una fiesta, con alcohol... la tela de mi pijama pasó por mi cabeza y reveló una pequeña sonrisa en mi rostro. No sonaba mal, salir a algo que tuviera música alta, risas y más de alguna buena conversación y aunque fuera inexperta en las fiestas dudo de que pasara algo muy terrible además Diana cuidaría de mi o Kevin.
-Está bien, iré. Pero debo llamar a mi madre.
-Si quieres puedes llamarla ahora, no son más de las 7pm.
Tome mi celular y marque su número, respondió casi al quinto tono, su voz hizo que mi corazón se hinchara.
-Elena, ¿Cariño estas bien? ¿Sucede algo?
-Hola mamá ¿Qué tal todo por allá?
-Pues tranquilo, tu padre está preocupado por ti ¿Cuándo piensas volver?
-En unos días más, necesito pensar bien las cosas. Mamá, si yo...te pidiera permiso para ir a una fiesta ¿Me dejarías?
-Hija, tú no eres de esas cosas, además no quisiera que fueras sola.

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Palabras Prohibidas
Genç KurguElena, una chica completamente normal como cualquier otro adolescente, odia los lunes como todo el mundo, tiene una familia y amigos que la quieren y su vida es totalmente tranquila. Pero llegara un suceso, un alguien que comenzara a hacerla sentir...