Gato de la suerte.

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Si bien los días han pasado, el frío no sé a ido aún de la cuidad, sigue brotando cada mañana, enfriando los vidrios de las ventanas, dejando escarcha sobre las flores y dejando ver las respiraciones que vienen de parte de suspiros de distintas personas que sin querer revelan lo que piensan, ya sea que están cansados de esperar, que tienen mucho frío, o simplemente que están despreocupados. Así como el frío no desaparece, mi recuerdo de un Lunes que dejó de ser ordinario como cualquier otro sigue en mis pensamientos también. No desaparece y puedo creer que se ha ido y ha dejado de tener su importancia, vuelve a golpear mis sentidos. Brota, pone mi piel de gallina cuando llega de golpe, no me deja pensar en otra cosa, no me deja saber claramente lo que quiero tal como los suspiros en el aire de la mañana.

Si bien la escuela no es el mejor lugar en el que un adolescente pueda pensar libremente, los puntos muertos llamados "recesos" servían para pensar en una que otra cosa. Cuesta espantar todo el ruido que hay alrededor de uno pero no es imposible. ¿Qué es lo que quiero yo? ¿Tener otro Lunes inusual? ¿Sentirme feliz en la mañana? ¿Volver a sentir esa sensación cálida?

¿Volverlo a ver a él?

Si tuviera que decir que es lo que quiero en este momento sería...

Elena...Elena...Elena ¿estás allí? Háblame Elena...

Giró mi cabeza en busca de la voz que resuena en mi cabeza. Me encuentro con el rostro de una chica. Diana. Una chica delgada un poco más baja que yo, con cabello grueso, largo y liso. Sus ojos marrones me miraban con atención y su frente se arrugaba de vez en cuando. Era una chica un poco impaciente cuando no le hablaban pero mucho no podía hacer, era mi amiga y como amiga mía debía aguantar sus palabras y actitudes como ella las mías. Suspiré y sonreí.

-¿Qué?-pregunté sin saber.
-¿En serio preguntaras que?-sus cejas se levantaron- ¿Qué te sucede a ti? Haz estado pegada mirando el paisaje como si te fuera la vida en ello. ¿Te sientes bien?
-Claro, bueno no, ósea, si me siento bien, solo me quede pensando-estire mis brazos- ¿No quieres ir a comprar algo de comer?

Asintió de mala gana. Me la pase el resto del día pensando en que me pasaba, un día no podía afectarme tanto y sinceramente prefería pensar todo el tiempo en eso que escuchar a un profesor hablar sobre el teorema de Thales y las reglas generales de Pitágoras. La tarde llegó y con eso llegó la hora de salir de la escuela. Vi a Diana a la distancia y agite la mano despidiéndome, agito su mano y me lanzo algo por el aire. Como mis habilidades para atrapar cosas así de improvisadas son tan buenas, ese algo cayó a mis pies mientras junte las manos en el aire sin resultado alguno. Lo levante y sonreí. Chicles Trident. Frutilla + Citrus. Eso era lo mejor que podía pasarme en la tarde. Camine con un chicle en la boca, el clima estaba agradable para caminar a casa y no tener que ir de pie en el transporte. Me detuve en el paso peatonal, esperando que la luz verde se encendiera cuando en mis piernas cerca de mis pies algo refregándose. Baje la mirada, vi a un gato ronroneándome y pasándose entre mis piernas. Me agaché para acariciarlo, me miró a los ojos y camino cruzando la calle, cruce con él para que la gente no fuera capaz de atropellarlo si no lo veían. Se detuvo a mirarme, siguió caminando llamándome con su cola. Lo seguí sin preocupación, tiempo era lo que más tenía. El gato caminaba y caminaba sin detenerse y maullaba de vez en cuando. Iba a darme media vuelta para irme a mi casa que estaba a unas pocas calles, le di la espalda al gato, sentí un maullido fuerte.

-¿Qué es lo que quieres gato...

Choque con el torso de alguien, quede atontada y mareada. Cuando logre enfocar bien vi un rostro bien cincelado, unos ojos expectantes y una sonrisa dulce. Unas manos en mis brazos sosteniéndome fuertemente, cuando logre asimilarlo sentí la sangre subir a mis mejillas y el corazón bombearme en el pecho con una fuerza que dolía.

-Eres...el chico de...-dije entre balbuceos- Tu...
-¿El chico del auto?-sonrío divertido.

Asentí.

-Puede ser, encontraste a mi gato-miro a la criatura bajo nuestros pies.
-Solo lo seguí...es todo.
-Gracias...-hizo otra mueca.
-E-Elena-respondí mirando el suelo.

Me guiño un ojo, tomo al gato en brazos y se alejó caminando. Lo seguí con la mirada y mi corazón se aceleró aún más. Había entrado a una calle que estaba arriba de la que yo vivía. Significaba ¿Qué lo volvería a ver? Lo más importante era...

¿Querría yo volverlo a ver?

...

Gracias por todos los comentarios, gracias a la gente que lo ha leído y que le ha gustado. Perdón por no subir nada, estuve fuera de wattpad mucho tiempo pero gracias a una persona volví a escribir y terminare esta historia ✌🏻️😊

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