Hasuko volvió de nuevo a vivir ese día.
Luces y colores brillantes decoraban el gran salón. En el aire flotaba una melodía tranquila, de música clásica. La gente disfrutaba de la velada con una bebida en la mano, y se repetían saludos y presentaciones.
A una Hasuko de 7 años, poco le importaban aquellos rituales de sociedad. Deambulaba sola entre la gente, murmurando "perdón" cada vez que chocaba contra alguna pierna. Por fin llegó a un extremo de la sala, donde no había tanta gente. Observó a la multitud con aire aburrido. Si hubiese sido 30 cm más alta, hubiera podido ver a sus padres charlando alegremente con la pareja anfitriona en la otra punta de la sala.
Fue entonces cuando descubrió a otro niño, sentado en un sillón. Un chico de más o menos su edad, de pelo muy oscuro, casi negro y ojos claros. Llevaba una chaqueta azul marino, de un solo botón, y bajo su cuello resaltaba una pajarita roja. Parecía ensimismado mirando a la gente, pero no se sobresaltó cuando Hasuko le habló.
-Hola -saludó ella-. ¿No te aburres?
-No. Estoy pensando -respondió. Siguió mirando a la gente en silencio. Tras medio minuto, Hasuko volvió a interrumpir.
-¿En que piensas? -preguntó curiosa. El chico soltó un largo suspiro y apoyó su cabeza en el brazo derecho.
-En todo -abarcó toda la sala con un gesto del brazo-. Soy un detective y deduzco cosas de todo.
-¿Un detective? ¿Tan pequeño? -comentó Hasuko, escéptica-. ¡Imposible! ¿Cuántos años tienes? ¿Siete?
-Tengo seis. Y sí que soy un detective. He resuelto ya muchos casos. ¿Quieres que te lo demuestre, acaso? -la niña asintió-. Vale. Tú tienes siete años, eres hija única, no te gustan las fiestas, ni el rosa y eres de Kansai.
-¡Boh! Para saber eso no hay que ser detective. Vaya rollo. Yo puedo hacer lo mismo contigo.
-¿Ah, si?
-Sí, mira. Tú también eres hijo único, las fiestas te aburren, eres un fan de los misterios, vives aquí y tienes un senpai detective. -inspiró. Luego sonrió-. ¿Qué te parece? ¿Acerté?
-Guau, eres buena. Te fijaste en que no estaba con ningún hermano y en mi forma de hablar.
-Y si te enfadas cuando dices que has resuelto muchos casos, es que hay alguien mejor que tú. Es muy fácil de adivinar...
-Tú también podrías ser detective. ¡Hasta podríamos formar un equipo para buscar la verdad! -dijo el niño, realmente emocionado.
-¿Buscar la verdad? Suena bien. ¡Me apunto! -Hasuko le tendió la mano. El chico le miró sorprendido, pero luego le estrechó la mano.
-¡Es una promesa! ¡Ahora los dos tendremos que buscar la verdad! -exclamó el niño. Miró a Hasuko con sus ojos brillantes y curiosos, y ella sintió que, a partir de entonces, sus ojos brillarían igual.
-Por cierto, ¿cómo te llamas? -el chico se había bajado del sillón y estaba ahora a su lado.
-Te lo diré, pero solo si no te ries.
-¿Y por qué iba a reirme?
-Porque tengo un nombre muy raro. -Hasuko se sonrojó. No le gustaba su nombre.
-¡Já! Apuesto a que mi nombre es más raro aún. -replicó el niño, para su sorpresa.
-Ah, ¿sí? Lo dudo.
-Vaale. Ya verás. ¿Cómo te llamas?
- ...Hasuko -admitió ella.- "Hasu" se escribe con el kanji de "loto". -añadió, con un suspiro.
-¿Con el kanji de loto? ¡Qué bonito! Podrías ser "Lotus Tantei". Sí, queda bi...
-Sí, sí, pero eso no quita que es un nombre extraño. -cortó Hasuko- Aunque lo de "Lotus Tantei" no queda mal. Detective Lotus...
-Pues lo siento, "Lotus-chan", pero mi nombre es aún más extraño. De hecho, no se escribe con kanji. -el chico sonrió- Mi nombre es...
¡Ring-ring-ring!
Hasuko levantó la cabeza de la almohada, aún medio dormida y estiró el brazo para apagar el despertador. Luego, dio media vuelta y se quedó mirando al techo. Recordó su sueño y cerró los ojos. Aún no sabía como, pero iba a ser un día importante.
"Cuando sueño con el pequeño detective, es que va a ser un día importante" pensó. Luego sonrió.
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Conocí a un chico con un nombre extraño. [DConan]
FanfictionMi nombre es Hasuko. Se escribe con los kanji de "loto" y "niño". Lo sé, un nombre extraño. Tengo 16 años, y soy una detective de secundaria. Yo nunca pensé en ser detective, pero hace tiempo le hice una promesa a un chico. Le prometí que usaría mi...