13. Escena de un crimen

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La policía tardó poquísimo en llegar. Ni un minuto había pasado y ya estaban en la escena. Pillaron a Kudô hablando por teléfono, pero él colgó enseguida. Nos había pedido a todos nos quedásemos donde estábamos, y que nadie tocase nada.

Entró como una exhalación un hombre al que ya conocía: era el inspector del caso de hacía una semana. No menos de diez segundos después, entró la detective Kojima.

-Ah, buenos días, Takagi-keibu -saludó Kudô.

-¿Kudô-kun? ¿Fuiste tú el que llamaste?-preguntó el inspector.

-Oh, no. Eso fue uno de los testigos. Yo soy más bien, la víctima.-repuso con cara seria. Entonces miró a la detective-. Anda, pero si vino Ayumi-chan también. ¡Cuánto tiempo!

La detective saludó formalmente y miró a su alrededor, evitando el contacto visual con el escritor. Entonces me vio a mi.

Me saludó efusivamente y vino corriendo a mi lado. Me guiñó un ojo y susurró que Tantei-kid no iba a venir ese día. Hice lo posible por no sonreir ni sonrojarme.

Entonces me dí cuenta de que "debería" avisar a Conan. Después de todo, habían intentado matar a su padre. En público. De un disparo. Le mandé un mensaje rápido. Quedaba un poco raro debajo de un mensaje de "Buenos días! ❤", pero qué le iba a hacer.

Kudô-san les relataba lo sucedido a la policía. Se le veía serio, pero bastante tranquilo para haber estado a punto de morir.

No había mucho que investigar realmente, pero habían precintado la entrada. Sin embargo, no habían conseguido tapar los grandes escaparates de cristal. Un grupo de curiosos se había congregado afuera, y dos agentes se afanaban en no dejar pasar a nadie.

El primero que pasó, sin embargo, fue Okiya-san. Se acercó a Kudô y al inspector Takagi, y después de saludar, explicó que Conan le había avisado de lo sucedido, pero que el chico se había dejado su identificador en casa, y había vuelto a por él. Luego, procedió a examinar la bala incrustada en la pared, el agujero en el cristal e hizo multitud de preguntas (que me ahorró a mí). Ese tipo sabía lo que hacía.

Entonces descubrí con horror que había llegado un equipo de televisión que se disponía a filmar a través del cristal. Aún tenía el móvil en la mano cuando este empezó a vibrar, apenas unos segundos después de que empezasen a retransmitir. Con un suspiro, descolgué.

HATTORI HASUKO! -sonó la atronadora voz de mi padre. -¿Dónde estás ahora mismo?

-Ehh... ¿Muy, muy lejos de donde hoy mi autor favorito firmaba ejemplares de su nuevo libro? -probé. Mi padre resopló con desgana.

-Por favor, dime que no estabas ahí cuando lo del disparo.

-Bueno... Puede que... solo un poco.

-No pensarás investigarlo, ¿no? Sabes que puede ser peligroso. Kudô es un personaje famoso y...

-Sí, sí... Podrían intentarlo otra vez. Ya lo sé. Además, le van a poner protección oficial, la policía. No me voy a meter más de lo que ya estoy metida. -"Como si fuese poco" pensé.

-Bueno... ¿sabes? Mejor vuélvete. Ven a Osaka. Solo por si ac...

-¡NO VOY A VOLVER AHORA! ¡Quiero asegurarme de que todo esto sale bien!

-Pero...

-¡Pero nada! ¡¿Y quién cuida de los niños, si no?! ¡¿Eh?! -repliqué.

-¡Hasuko... ! -separé el móvil de la oreja. Mi padre siguió hablando al otro lado de la línea hasta que colgué. No volvió a llamar.

Entonces llegó Conan. Pasó por debajo de la cinta mientras se metía el identificador en el bolsillo de la chaqueta. Como alguien la reconociese como la tarjeta de Tantei-kid, la había liado. Se dirigió primero a mí (porque estaba más cerca, no por otra cosa), y me preguntó si estaba bien.

Cuando se fue hasta su padre, este estaba hablando por teléfono otra vez. Dejó la llamada en espera e intercambiaron unas cuantas palabras. Luego Kudô reanudó la llamada y Conan habló con la policía.

Intenté captar la conversación del escritor, solo por curiosidad. Sentí un escalofrío cuando oí que decía "Hattori". Pero no parecía tener intención alguna de pasarme el teléfono, así que me relajé.

No oí (ni entendí) toda la conversación, pero me pareció que hablaban del pasado. Kudô parecía algo cabreado. Tras decir "¡No pienso /no-se-qué/ volver a Conan!", colgó, tal y como yo había hecho apenas unos minutos antes.

Me quedé pensando en qué podría significar "volver a Conan". ¿Acaso Conan no era suyo? Eso es imposible. Se parecen demasiado. Tampoco es que hubiese un sitio llamado Conan.

Aún estaba pensando en eso cuando la policía decidió dejar ir a todos los que estábamos allí. Quitaron las cintas y salimos afuera. Una reportera se afanaba en hacer preguntas a los que salieron los primeros, pero Conan y yo logramos escabullirnos.

Okiya-san nos invitó a Conan y a mí a comer. Fuimos hasta su casa charlando sobre el caso y cuando llegamos allí, los niños ya nos esperaban. Los cuatro miembros del Himitsu Shonen Tantei Dan, pusieron alguna excusa que Okiya-san aceptó, y al final, su curry acabó repartido entre ocho personas: los niños, el propio Okiya, Conan, su madre y yo.

No sé si fue por mis sentimientos de entonces, o simplemente porque era así, pero me pareció un curry extremadamente delicioso.

Conocí a un chico con un nombre extraño. [DConan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora