Conocí a un chico con un nombre extraño. [DConan]

14. Un pequeño respiro

Pasamos también la mayor parte de la tarde en casa de Subaru-san. Todo el mundo le llamaba así, y no "Okiya-san", así yo también me uní.

Okiya-san y Kudô-san recogían la mesa, y yo me ofrecía a ayudar. Me fijé especialmente en ella, la madre de Conan, la esposa de Kudô Shinichi. Kudô Ran. Era una mujer preciosa, no cabía duda. Dulce y amable, pensé que era el tipo de persona que se preocupa por los demás. Como Conan.

Según Kudô, mi madre había querido llamarme Ran. Ahora entendía por qué. Estoy segura de que mi madre Kazuha y ella se habían llevado genial.

Después de limpiar, me dirigí a ver las fotos de los Kudô. La primera vez apenas había tenido tiempo de repasarlas y compararlas. Viendo mi interés, Conan se acercó.

-Ese de ahí es mi abuelo Yusaku, y este de aquí, mi abuelo Kogoro. -explicó, señalando en la primera foto. Yo pregunté por un hombre a su lado, que llevaba un gorro de lana, vete tú a saber por qué.

-Ese es hermano de Subaru-san... ¿Kunichi? ¿Shuichi? Alguna vez me lo comentó, pero no me acuerdo... -murmuró, cerrando los ojos.

-Bueno, da igual. -dije, sonriendo. -La segunda ya me la explicó Subaru-san. Kudô Shinichi, Hattori Heiji, Hakuba no-me-acuerdo-quién y Sera, que es una chica contra todo pronóstico.

-¡Pobre Sera-san! -Conan se rió.

-¡Bueno!-protesté.- Luego vienen los niños estos...

-Los shonen tantei originales.-señaló a la chica de pelo claro.- Esta es mi tía Ai. Quizá te suene, es actriz...

-Síi, mi madre es una gran fan suya... ¿Y quienes son el resto? Este niño se parece mucho a los Kudô, y la otra chica me suena bastante...

-Normal que te suene, la has visto hoy mismo. Es la detective Ayumi Kojima, la que va con el inspector Takagi. -comentó riendo.

-¿En serio? Guau, sí que ha crecido... Es decir, hace mucho que se tomó la foto.

-Sí, creo que más o menos 25 años. En cuanto al niño de gafas, se llamaba Edogawa Conan...

-Conan... ¿como tú? -entonces recordé, que Kudô-san también había mencionado un "Conan Edogawa". Había creído que se trataba de un personaje de novela, pero...

-Sí... Me pusieron su nombre. Era un niño muy inteligente que vivió hace muchos años en la casa de mi madre. Tanto ella como mi padre le tenían mucho cariño, pero murió antes de cumplir los ocho años. Según me han contado, se arriesgó demasiado para destruir una organización criminal, y acabó metido en una explosión. Sin embargo, gracias a sus acciones, se pudo detener completamente a esa banda que operaba a nivel internacional.

-Guau... y todo eso siendo solo un niño... -murmuré sorprendida, mirando con nuevos ojos esa imagen.

-Cuando era pequeño, y mi madre me contaba sus aventuras, yo soñaba con ser de mayor como él, el "detective Conan".-confesó él, sonrojándose.

-Pues yo de pequeña no aspiraba a ser detective. No sabía qué quería ser. -expliqué yo-. Bueno, hasta que me encontré con mi propio meitantei Conan, claro...

-Realmente te convenció el nombre "Meitantei Lotus", ¿eh? -comentó riendo. Yo me sonrojé, pero reí con él.

Me salté directamente nuestra foto, la de la cuarta generación, para mirar la quinta. Los Himitsu Shonen Tantei.

-Y... ¿quién es el Kudô de la quinta foto? -pregunté, intrigada. Apenas la había pegado un vistazo la vez anterior, y no lo había pensado.

-Depende cómo lo mires, hay tres. Pero con el apellido, solo está ella. -señaló a la niña menuda de pelo castaño oscuro y ojos azules.

-¿Irene?

-Mi hermana.

-¡¿Irene es tu hermana?! -recordé la primera vez que la había visto, antes siquiera de volver a ver a Conan. Había sentido algo familiar. Sí que se parecían un poco. Lo suficiente como para poder decir que eran hermanos, pero no más-. Bueno,puede... Os pareceis un poco...

-No tienes remedio, Lotus...

-¡¿Y a qué se supone que viene eso?! -exclamé. Él se rió, y yo me sonrojé. Murmuré "¡Hmpf!", y haciéndome la enfadada, me giré. Al final me pidió perdón, pero yo seguí fingiendo un rato.

Nos fuimos algo más tarde, cada uno para su lado. Yo volví con Akemi y Dai, que me contaron lo que habían hecho durante el día. Bueno, más bien, Akemi contaba y Dai asentía de vez en cuando. Llegamos a casa, vimos una peli ("El Santa Claus de verano") y cenamos. Luego, ellos se fueron a dormir, pero yo me quedé vagando por la casa, pensando en el suceso de hoy.

Hasta mi padre lo había dicho. Lo volverían a intentar, de una forma u otra. ¿Y si la policía no era suficiente? ¿Y si el padre de Conan... ? Me negué a pensar en lo peor. Se salvaría. Encontraríamos al criminal. Y yo haría lo que fuese necesario para ello.