<<Las mentiras se pillan antes que a un cojo.>>
El plan se había desestabilizado totalmente. Quería llorar, seamos sinceros; solo tenía 18 años, no podía con todo. Ahora que Aura sabía la verdad, y conociéndola, nos quedaba poco tiempo, y tendría que dejar todo sí o sí. Una traición de nivel mayor no me la perdonarían jamás.
-Por favor, Aura- le supliqué- entiéndeme. Le amo. Y no ha hecho nada malo.
-No se trata de lo que hace, sino de lo que es. ¿No te das cuenta? Ahora sabe todo de nosotros. Dónde vivimos. Lo que hacemos. Las armas que utilizamos. No sabes lo fácil que tendrían acabar con nosotros. No puede salir con vida de aquí, Lena.
-¡No!- se me quebró la voz un segundo de imaginarlo- No puedes. No puedes hacerme esto.- Ella se dio media vuelta, dispuesta a dejarme así, y yo la agarré del brazo- Dame tiempo. Por favor. Dame un tiempo y decides.
Aura tenía una mirada oscura y opaca. Nunca supe lo que escondían sus ojos, ni sus pensamientos. Por eso, solo pude confiar cuando me dijo:
-Está bien.
Vomité. Supuse que era del miedo, y así dejé el tema.
Aún así, fui corriendo por los pasillos en busca de Ithan. Lo busqué en todas las salas de la planta baja, hasta que me choqué con mi padre.
-¿Qué te pasa, cariño?
Sabía lo brillantes que estaban mis ojos. Mi padre me miró con preocupación, y yo le abracé fuerte, como si fuera la última vez. Quería pedirle perdón por todo, pero no había nada que realmente lamentara.
-Nada, papá, estaba buscando a Teo.
-Está con la novia- respondió, sorprendido (yo no era cariñosa)- y creo que Ithan y Mario estaban con ellos también- me guiñó el ojo, y yo sonreí forzada.
-¿Dónde están?
-En la salita en la que está la televisión.
Yo asentí y fui, intentando calmarme.
Allí estaban los cuatro, hablando y riendo, sentados en el sofá. Me senté al lado de Ithan y me acurruqué a él mientras él me tocaba el pelo.
-Pues no te creas- dijo Bea, siguiendo con su tema-, he tenido muchos novios antes. Y ninguno se ha quejado de mi "obsesión" con la ropa.
-Cariño, asume que gastas por gastar- respondió Teo con una sonrisa- pero tranquila, yo te quiero igual.- Luego cayó en la cuenta de la primera frase y puso mala cara- ¿Cómo que muchos novios?
-Tengo que hablar contigo-le susurré a Ithan. Él se giró, me miró y asintió.
-Bueno, es una forma de hablar, tonto...
-¿Qué pasa?- me preguntó saliendo por la puerta.
-Calla, aquí no. -miré hacia un lado y otro, pensando- Podemos ir a esa habitación pequeña de arriba.. la de las fregonas...
-Cuarto de la limpieza-me corrigió, y luego, con mirada pícara, me preguntó:- ¿Por qué quieres ir a un cuarto pequeño y oscuro?
-¡No seas malpensado ahora, tonto!
Él se rió de mí un rato, lo cogí de la mano y fuimos arriba.
Como era tonto, lo primero que hizo fue besarme. En un momento de debilidad, respondí a su beso y me acerqué a él. Sus manos bajaron por mi cintura, y las mías le rodearon el cuello. Sus labios eran lo más bonito del mundo, como tocar el cielo...
-No me desconcentres ahora-le susurré, y él sonrió.- En serio, esto no es una tontería...
-Sé que algo malo se avecina, pero quería olvidar todo eso.
-Lo sé... yo también estoy cansada de todo esto. Pero, literalmente, no podemos seguir así.- Bajé la mirada al suelo, aunque apenas veía nada en aquella habitación- Aura lo sabe.
Me había entendido perfectamente.
-¿Lo... lo sabe?
Asentí.
-Demonios... tenemos que largarnos de aquí...
-Pero he hablado con ella-intenté tranquilizarle- y en unos días decide lo que hacer.
-¿En serio te crees que va a dejar las cosas como están?
-Claro que no, Ithan. Pero mañana lo preparamos todo, y por la noche, nos vamos.
-¿Y hoy no dirá nada?
-No, no tiene tan mala idea.-le aseguré.
-Bueno, pues si hoy no podemos hacer nada por arreglar las cosas... solo decirte que pase lo que pase, te quiero.
-Te quiero.
Y le besé, y me besó, y nos dejamos llevar.
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Almas Blancas: Los orígenes.
FantasíaNos han preparado durante siglos a los Almas Blancas, ángeles en la tierra, para proteger a los humanos de los Oscuros, los roba almas, y llevo toda la vida esperando a que llegue mi momento. Pero no sabía que el amor se iba a interponer en mi misi...