Un año y cuatro meses.
Un año y cuatro putos meses viviendo sola, matando muertos y vivos, sobreviviendo.
Un año y cuatro malditos meses desde aquel incendio. Desde que me separé de mi padre, de Rick, de Carl.
Nunca pensé que les necesitaría tanto. Nunca pensé que esto sería diferente. Nunca pensé en que me enamoraría de él.
Pero eso era pasado. Se fueron, me dejaron.
Me tomaron por muerta y siguieron sus vidas.Por un lado quería encontrarlos, pero por otro... ¡Joder, me abandonaron!
No había vuelto a estar con otro grupo desde mi separación. Tenía el temor de encontrarme con gente amable y llegar a quererles como lo hice con los otros, pero también podría encontrarme locos en plan Terminus, así que mejor sola.
Ahora, los recursos se van acabando poco a poco y eso se va notando. Mi cuerpo se debilita y estoy en los huesos.
He cambiado tanto física como psicológicamente. Soy más alta y mi figura ha mejorado a pesar de estar delgada. Mi cabello ha crecido y me llega más o menos por la cintura. ¿Os lo podéis creer?
Llevo sin tomar una ducha desde hace dos semanas. Tengo la ropa y la piel llena de mugre. Me doy asco a mí misma.
Iba caminando con mi amado machete. Mi arco se destrozó en el incendio, pero aún conservaba las flechas.
Lo que más me dolía de todo era estar sola. Era un infierno. Mi decimosexto cumpleaños lo pasé en soledad, comiendo un pequeño pastel que logré encontrar en una gasolinera.
No necesito a nadie para sobrevivir.
(...)
Encontré una pequeña cabaña de madera en medio del bosque.
Me recordó aquella vez en la que Daryl y yo nos conocimos.-Cómo pasa el tiempo... -suspiré.
Entré casi sin fuerzas, con la suerte de que ningún caminante se encontraba dentro.
Cerré tras de mí y me senté cansada en el suelo frío.Noté cómo un lágrima caía por mi mejilla y llegaba a mi boca. El sabor salado de ella hizo que apretara los dientes y puños.
-Se acabó el llorar por tonterías, ____. -me dije secando mi rostro.
La tarde ya caía y con ella la oscuridad. Sin bebida ni comida allí me encontraba.
Después de un rato trazando planes de viaje y un largo etcétera, me tumbé y solté un suspiro.
Otro día de mierda para la colección.
(...)
Los cantos de los pájaros me despertaron. Me desperecé y miré por una pequeña y sucia ventana en la pared.
Nada nuevo. ¿Qué más iba a ver? Muerte, muerte y más muerte.
Decidí seguir mi camino hacia Washington, así que me puse en marcha con las fuerzas repuestas.
Tatareaba una canción que me gustaba mientras esquivaba árboles.
-¡Maldición! -escuché a mi derecha.
Miré rápidamente y no divisé nada. La voz me recordó a la del chico de ojos azules.
Sacudí la cabeza y dejé mi mente en blanco.-¡Auxilio! -oí de nuevo.
Esto ya no era una alucinación. Había alguien que necesitaba ayuda así que me coloqué bien la mochila y salí corriendo con la esperanza de encontrarme con el vaquero.
Mis ilusiones se rompieron al ver cómo un chico intentaba deshacerse de unos cuantos podridos.
Cayó al suelo por culpa de una rama y gastó su última bala.
Me acerqué decidida y empecé a cortar cabezas. Aquel joven me miraba perplejo mientras acababa con la 'vida' del último monstruo.
Hice mi labor, le miré y me volví sobre mis pies para desaparecer.
-¡Espera! -gritó aquel chico.- ¿Te vas así como así? ¿M-me dejas?
Giré para encontrarme con su mirada de súplica. Muy parecida a la que me lanzó Ashely hace meses atrás.
-No te conozco. ¿Por qué tendría que llevarte conmigo? Ya te he ayudado bastante. -dije señalando con el machete a los cinco caminantes.
-¡P-pero estoy solo y no tengo balas! Por favor... -se levantó de repente.
-Pues toma. -de mi mochila saqué un cartucho entero.- Con esto te bastará. -se lo lancé.
-¡Por favor! No hay nadie más conmigo, lo juro. -se acercó a mí.
Alcé mi pistola y le apunté con ella. Levantó ambas manos.
-No te acerques o te mato. -me miró con los ojos muy abiertos.- Y lo digo en serio. No me es problema.
-N-no quiero hacerte daño. Mis padres fueron mordidos, los tuve que matar por mi supervivencia. Deambulo por el bosque, en busca de personas o comida. Es un milagro haberme encontrado contigo. -hizo una pequeña pausa.- ¿Tienes grupo?
-Aquí las preguntas las hago yo. -quité el seguro.
Asintió repetidas veces.
-¿Tu nombre?
-Alex White.
-¿Edad?
-Quince.
-Te voy a cachear, no bajes las manos.
-Claro.
Sin bajar el arma me puse en frente de él, a pocos centímetros. Con una mano urgué en sus bolsillos. Caramelos, emboltorios de chocolate y una navaja.
Terminé el trabajo y me separé. Nuestras miradas se cruzaron. Sus ojos marrones brillaban, transmitían miedo y tristeza.
Me recordó a mí cuando toda esta mierda empezó. Sentí compasión.
-De acuerdo, puedes venir conmigo. -una sonrisa se dibujó en su rostro.- Pero intenta algo, alguna estupidez, y estás muerto. ¿Queda claro?
-Por supuesto. Muchísimas gracias. -puso su mano en modo de saludo. Dudé un momento, pero la acepté.
-____ Ford. -guardé la pistola en la funda y saqué de nuevo el machete. Lo apoyé en mi hombro.- Me dirijo hacia Washington, ¿estás dispuesto a venir?
-No voy a quedarme solo de nuevo, claro que voy contigo. -se le veía entusiasmado.
Sonreí de lado y me puse en marcha. Se colocó a mi lado derecho.
-¿Cómo acabaste sola? -me preguntó curioso.
-Es una larga historia.
-Y este un largo viaje, así que hay tiempo de sobra. -no dejaba de sonreir.
-¿No te duele la mandíbula de tanta sonrisa? -alcé una ceja.
-Hay que ver el lado positivo, además, ¡ya no volveré a estar solo! -empezó a dar saltos.
Salimos del bosque y decidimos seguir el camino por la carretera.
Te encontraré, Carl Grimes. Lo haré, cueste lo que cueste.
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PRIMER CAPÍTULO DE LA SEGUNDA TEMPORADA!!
Siento mucho haberme demorado pero el instituto es lo que tiene.
Intentaré subir más seguido al igual que con la otra novela de Chandler.
Muchas gracias por el apoyo, ¡nos vemos muy pronto!
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Everything's going to be okay. II | Carl Grimes. |
Fanfic-Te amo. -dijo el castaño con lágrimas en los ojos.- Nunca dejé de hacerlo. ~Segunda entrega de Everything's going to be okay.~ ✍ Actualización lenta. NO COPIAS NI ADAPTACIONES.